Un Consejo poco fiable
Oscar Mario González
LA HABANA, Cuba - Abril (www.cubanet.org) - Sobre los restos de la
difunta Comisión de Derechos Humanos de la ONU emerge el Consejo de
igual denominación. La CDH murió sin que se derramara una lágrima en el
velorio, y sin que nadie despidiera el duelo durante el entierro.
Y es que en vida la occisa no dejó buenos recuerdos. Tan es así, que
pocas veces este mundo polémico y contradictorio logra unanimidad de
criterios, como en el caso de la crítica generalizada a la extinta Comisión.
Lo más curioso es que todos los maledicientes -gobiernos dictatoriales y
democráticos- alegan la misma razón de inconformidad, aunque desde
ángulos completamente diferentes.
Para las tiranías, dictaduras, satrapías, sultanatos y sus anexos, la
extinta Comisión fue desastrosa, débil, parcializada, bochornosa, y
demás epítetos ofensivos. En sus alegatos llegan a afirmar que el
cónclave representaba una conspiración del mundo desarrollado contra los
países pobres; del Norte contra el Sur. Que las críticas y condenas
siempre iban de los poderosos a los débiles por la hegemonía que
ejercían los primeros; que aquellos nunca salían condenados.
Para los estados libres y democráticos, la Comisión fue inefectiva por
su incapacidad para cuestionar y condenar a los países transgresores.
Sobre todo a esos donde estas violaciones están institucionalizadas por
el poder político, y cuya notoriedad es evidente y reconocida por
organizaciones internacionales de acreditado prestigio. Para estos
países, la causa de tales anomalías y despropósitos era la presencia, en
calidad de miembros, de países donde las violaciones a los derechos
humanos son sistemáticas y flagrantes.
Con relación a los argumentos que plantean los gobiernos enemigos de la
democracia, hay serias objeciones. Sus presupuestos suscitan grandes
interrogantes.
¿Acaso la pobreza de una nación la hace inmune a la violación de los
derechos humanos? ¿Exime de culpa a los gobiernos de países
subdesarrollados quebrantadores el simple hecho de gobernar sobre
comunidades pobres?
En todos los países hay violaciones. Es cierto. De ahí la importancia de
los grupos de la sociedad civil encargados de velar por su cumplimiento.
Un buen gobierno empeñado en respetar y velar por su ejecución aplaude,
reconoce y estimula a los defensores de los derechos humanos. Las
dictaduras, por el contrario, los miran como enemigos. Pero aún en el
caso extremo de que quienes condenaran o criticaran a un país fueran
también violadores y, aún más flagrantes transgresores, no lo exoneran
de culpa ni los libran del deber de respetar y hacer cumplir esos derechos.
Estoy convencido de que las razones que motivaron el fracaso de la
anterior Comisión son las mismas que harán naufragar al actual Consejo:
la ausencia de selectividad; el hecho de sentar en la misma sala y con
iguales derechos a unos y otros. A los que de verdad se empeñan en
respetar y velar por los derechos de sus pueblos, como deber y como
vocación, y a los que acuden a su violación para eternizarse en el poder.
El actual Consejo está llamado al fracaso. Las vecinas de una localidad
que se asocian en un club de mujeres decentes, no tienen por qué admitir
a las de vivir licencioso y disipado. Cada oveja con su pareja. Que el
Consejo se libere de guajacones y gusarapos si es que quiere ser buen
consejero. Porque tener a esos bicharracos de miembros, es como poner el
queso al cuidado del ratón, o al gato como centinela del pescado.
No comments:
Post a Comment