En los altos de una Cadeca
Shelyn Rojas
LA HABANA, Cuba - Abril (www.cubanet.org) - En Ciudad de La Habana
existen decenas de Casas de Cambio (Cadecas). Una de ellas fue instalada
en un local deshabitado en la calle Belascoaín entre San Miguel y San
Rafael, en Centro Habana. A partir de ese momento, para la familia de
los altos todo cambió.
La familia se convirtió en un peligro para el negocio de cambio de
divisas. Podrían adelantarse a cambiar el dinero que las personas traen
a la Cadeca antes que abra. Si el dinero no llega a su destino oficial,
se molesta al negocio del estado. Yury Martínez, Belkis Felicia Jarín y
su esposo José Castelván viven acosados por las autoridades.
Cuenta Yury, portador del VIH/SIDA, que ha sido detenido en varias
ocasiones al salir de su hogar. Y que ha cumplido dos sanciones, una de
dos años y otra de uno, por el supuesto delito de peligrosidad.
En el año 2003, en un acto de rebeldía, tatuó su frente con la palabra
USA. Eso empeoró la situación. Lo esposaron y llevaron para la unidad de
la policía sin razón alguna. Varias veces ha sido esposado, y sufrido
lesiones en las muñecas. Yury se preocupa por la persona que sea
esposada después que él porque las heridas pueden infestarse.
A Belkis y José les tienen prohibido andar cerca de la casa de cambio
hasta pasadas las siete de la noche, hora que cierra la Cadeca. José
trabaja en la acera de enfrente como empleado en un comedor para
ancianos. Allí limpia el local y hace lo que sea necesario. Tiene
prohibido pararse en la acera.
La única solución que se les ocurre es mudarse del lugar. Tarea no
fácil. Para ello tendrían que permutar con alguien y nadie quiere
heredar la persecución de las autoridades. No es saludable vivir en los
altos de una Cadeca.
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