Saturday, February 24, 2007

La verdad, cuando al régimen le conviene

La verdad, cuando al régimen le conviene

Oscar Sánchez Madan

Bitácora Cubana, 23 de febrero de 2007, Matanzas, Cuba

El régimen militar castrista, como todos los sistemas represivos
totalitarios, se fundamenta en la mentira.

No obstante, para justificar sus escandalosos embustes, como ese de
pretender "edificar la sociedad más justa y humana del mundo" imponiendo
una férrea dictadura, utiliza una vieja táctica estalinista, que
consiste en llamar públicamente a sus dirigentes y funcionarios,
incluidos algunos de los más reconocidos testaferros de la prensa
oficial, a erigirse ante los ojos de la población y del mundo en
frenéticos defensores de la "verdad".

En los últimos meses, estos urgentes y estrepitosos llamados se han
incrementado en asambleas, actos políticos y en la prensa estatal.

Pero como resulta más fácil atrapar a un mentiroso que a un cojo, como
bien lo expresa el refrán popular, ya a los cubanos y a nuestros aliados
en el mundo democrático, no nos timan tan fácilmente.

Hemos aprendido a conocer y a enfrentar con la palabra y la pluma, el
poder distorsionador de la grosera propaganda comunista.

Uno de los sucios métodos, entre muchos otros, que por medio de esta
emplea la dictadura bolchevique en su turbia labor desinformativa, lo
constituye la omisión mal intencionada, con fines politiqueros, de los
hechos o la semi anulación de los mismos.

Por ejemplo, cuando en Irak los terroristas asesinan cobardemente, con
el empleo de un carro-bomba, a decenas de civiles inocentes, la prensa
castrista, por lo general, no menciona a los autores de tan abominable
crimen, más bien responsabiliza por dicha acción a las tropas de Estados
Unidos.

Es decir, que mientras por una parte, los comisarios castro-comunistas
llaman a sus partidarios a decir y defender a ultranza la verdad, por la
otra, mienten descaradamente tergiversándola y ocultándole a la opinión
pública acontecimientos completos o importantes detalles de sucesos que
esta tiene derecho a conocer.

Con ese fin mantienen desde hace casi medio siglo el monopolio de la
información en la isla y prohíben, incluso, el libre acceso de los
ciudadanos a la Internet.

Un hecho que confirman las ideas antes expuesta es el siguiente: Durante
la mañana del pasado 5 de enero, en pleno corazón de la Ciudad de
Matanzas, un ciudadano de alrededor de 60 años, el cual no pudo ser
identificado, fue salvajemente golpeado, derribado al suelo y pateado
por un policía uniformado.

A este policía acompañaban dos presuntos agentes del Ministerio del
Interior, vestidos de civil, los cuales no sólo no detuvieron al
agresor, sino que impidieron, mediante amenazas, que una decena de
indignados ciudadanos, que presenciaban el reprobable suceso,
intercedieran en favor de la inocente e indefensa víctima. Así lo
denunciaron a este periodista varias fuentes dignas de crédito.

Según dichas fuentes, la acción se produjo en la calle América, a unos
escasos metros de un Banco Popular de Ahorro. A menos de un kilómetro de
allí se encuentran la emisora de radio y la televisora local y a sólo
400 metros está la sede del gobierno provincial.

De acuerdo con las mencionadas fuentes, los testigos presénciales de la
brutal acción le gritaban, a todo pulmón, al policía y a sus dos
escoltas, frases como: "¡Abusadores! ¡Déjenlo, déjenlo ya!, ¿No ven que
es una persona mayor? ¡Asesinos!", al tiempo que numerosas personas se
iban sumando a la sonada protesta ciudadana.

Las mismas fuentes aseguraron que el policía identificado como José A.
Rodríguez, alias pepe chanchullo, no permitió que una muchacha y varias
trabajadoras del banco le entregaran al anciano un dispositivo con una
solución antiasmática para aliviar su severa afectación crónica,
estimulada por los salvajes golpes y empujones del militar.

Las fuentes indicaron que el penoso incidente se debió a viejas
rencillas personales entre el agresor y el agredido y a la actitud
provocadora y arrogante del policía, quien se llevó detenido a la unidad
municipal en un carro patrullero a su víctima y lo recluyó en un
pestilente calabozo en el que lo mantuvieron sangrando por la nariz y
por la boca hasta pasada la media noche, momento en que lo pusieron en
libertad sin ofrecerle la más mínima disculpa.

Sobre este espeluznante, y hasta la fecha impune crimen, ningún medio
oficial de prensa publicó una sola palabra. A pesar de haber sido este
un bochornoso incidente de conocimiento público. Por lo general, a un
acontecimiento como este no lo cubre el silencio en un sistema democrático.

Nada, que en la Cuba marxista-leninista, totalitaria y estalinista, los
comisarios bolcheviques y su grupúsculo de testaferros de la prensa
oficial, a quienes todos conocemos muy bien –aclaro que en Cuba hay
muchos periodistas del gobierno honestos–, sólo dicen la verdad cuando a
la dictadura le conviene. ¡Qué pena!

http://www.bitacoracubana.com/desdecuba/portada2.php?id=4079

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