2007-02-09
Dr. Marcelo J. Castro Corbat
Hay fundamentalistas occidentales que expresan que el conflicto
existente entre occidente y el islamismo tiene una raíz religiosa, con
visiones incompatibles, ya que los occidentales priorizan la libertad de
pensamiento, incluso antirreligioso, y el Islam no lo permite.
Algunos personajes designados como intelectuales adhieren a este
destemplado y violento concepto ignorando la natural evolución del ser
humano, islámico o no.
Salvo excesos tribales, la lapidación de la adúltera practicada hace
dos mil años, no es norma en los países islámicos, como tampoco la
mutilación sexual de la mujer; la teocracia o una poderosa fuerza
religiosa es aceptada en algunos países occidentales o islámicos, pero
no en todos los islámicos; la libertad de expresión y la intervención de
la mujer en la vida pública, crece en los islamitas. Es la lenta
evolución de las sociedades, más compleja para los islámicos, que hasta
hace pocos años estuvieron dominados por países occidentales, que les
dejaron un hondo resentimiento.
Los islámicos, que fueron luces en los avances de la civilización, en
las artes, en la literatura y en la poesía, son como nosotros, los
occidentales. No hay diferencias humanas.
Si no se comprende y acepta esta realidad, el camino está abierto
para los fundamentalistas occidentales.
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