Thursday, January 04, 2007

En compas de espera

Política
En compás de espera

¿Podrán los sucesores del castrismo consensuar —sin fracturarse— las
dificilísimas decisiones que tienen por delante?

Marifeli Pérez-Stable, Washington

jueves 4 de enero de 2007 6:00:00

En Cuba, el año 2006 empezó antes de tiempo. Los meses previos a la
proclama del 31 de julio, que le pasó el mando interino a Raúl Castro,
ahora adquieren otro relieve. En noviembre de 2005, Fidel Castro
pronunció un larguísimo discurso en el Aula Magna de la Universidad de
La Habana que quedaría como su testamento político.

La denominada "batalla de ideas", la ética revolucionaria y un
socialismo construido con instrumentos propios son los móviles de su
legado. Según Castro, "la revolución sólo sería reversible de cometer
errores estratégicos; el imperialismo por sí solo jamás podrá
destruirla". A fines de diciembre, Felipe Pérez Roque —titular de
Relaciones Exteriores— se hizo eco de las palabras del Comandante.

A lo largo del primer semestre aparecieron señales de movimientos
inusuales tras los telones del poder. En particular, la restauración del
Secretariado del Partido Comunista, las repetidas afirmaciones sobre el
Partido como el "verdadero sucesor" de Fidel y el despliegue mediático
sin precedentes, honrando a Raúl por sus 75 años, llamaron la atención.
Al menos Raúl y los tres Comandantes de la Revolución —Ramiro Valdés,
Juan Almeida y Guillermo García— sabían que Fidel ya enfrentaba
gravísimos problemas de salud y se preparaban para la sucesión.

La cúspide dirigente pasó con sobresaliente la prueba de los primeros
cinco meses sin Fidel Castro. Raúl y Ramiro —enconados durante décadas—
parecen haber hecho las paces sobre la base de un poder compartido, si
bien Raúl, por ahora, es primus inter pares. Almeida y García son los
mediadores.

El líder puente

En septiembre, La Habana auspició la Cumbre del Movimiento de los No
Alineados, sin percance alguno. La Central de Trabajadores de Cuba y la
Federación de Estudiantes Universitarios celebraron sus congresos. Dos
veces Raúl alzó la bandera de un "diálogo respetuoso" con Estados
Unidos. Se ha retomado la lucha contra la corrupción —recurrente desde
los sesenta—, batalla que es vista con buenos ojos por la población.

Las perspectivas a mediano plazo de la sucesión son, no obstante,
complejísimas. ¿Podrán los sucesores —los históricos, los intermedios y
los jóvenes— consensuar las dificilísimas decisiones que tienen por
delante sin fracturarse?

Urge una apertura económica que alivie la penosa cotidianidad de los
cubanos, pero, ¿cómo ampararla dado el legado fidelista? Sin Fidel,
¿cómo quedarían Pérez Roque y sus contemporáneos que subieron por su
obra y gracia? ¿Seguirán sobre ruedas las relaciones con Venezuela?
¿Flexibilizará Washington la exigencia de una democratización a priori
antes de entablar un diálogo? ¿Qué hacer si la población deja de
resignarse y se torna exigente?

Raúl —como el papa Benedicto XVI— es un líder puente. Hasta ahora,
Benedicto XVI no ha sacudido a la Iglesia para bien. El Vaticano, sin
embargo, cuenta con experiencias milenarias y puede, perfectamente,
soportar un compás de espera interino. ¿Podrían darse ese lujo los
sucesores del Comandante?

http://www.cubaencuentro.com/es/encuentro-en-la-red/cuba/articulos/en-compas-de-espera/(gnews)/1167886800

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