SALUD PUBLICA
Nuevo despertador capitalino
Aimée Cabrera
LA HABANA, Cuba - Noviembre (www.cubanet.org) - De forma invariable,
cada madrugada a las cinco de la mañana comienza un sonido similar al de
una sirena, en cualquier punto habanero: es el aviso de los fumigadores
de las calles.
Hay quien se despierta sobresaltado, otros se viran y continúan
durmiendo, una minoría decide ir adelantando las faenas y cosas que
quedaron sin hacer, la noche anterior, por falta de tiempo, electricidad
o cansancio.
Los que tienen que estar por las calles a esa hora, para poder llegar a
tiempo a sus turnos de trabajo, u otras gestiones que lo requieran, son
tratados como si fueran mosquitas aedes. A esa hora no hay donde
meterse, lo único que pueden hacer es cubrirse la nariz, o virarse de
espaldas a la tóxica nube.
Todo tiene su lado bueno y su contrapartida. No es menos cierto que han
disminuido en algo los insectos, vectores y roedores que ya hacían sus
paseos hasta de día, además de que la sirena madrugadora ha servido de
despertador para los más pobres.
El lado oscuro está, por supuesto, en el aumento de personas padeciendo
enfermedades respiratorias, y en la agudización de las crisis de asma y
procesos alérgicos, para los que no siempre existen los medicamentos y
tratamientos eficientes.
Cuando en toda la ciudad son las siete de la mañana, se escucha aún el
sonido ensordecedor del carro fumigador, ya más lejano, y el olor
fuerte, que hace lagrimear los ojos, permanece impregnado en el ambiente
sin llegar a desaparecer.
http://www.cubanet.org/CNews/y06/nov06/14a7.htm
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