Las ruedas prohibidas
Juan Carlos Linares Balmaseda
Bitácora Cubana, 3 de noviembre de 2006 – La Habana
Dos eventualidades matinales sorprendieron al vecindario de Luyanó en la
semana antepasada. La primera sorpresa hizo reír a muchos vecinos,
cuando veían una cordillera de mensajeros de pan empujando sus
carretillas por las destartaladas calles de la barriada y escoltados por
un auto patrullero. La segunda sorpresa fue un poco más seria, era que
los vecinos tendrían que postergar sus desayunos por la ausencia
intemporal del pan de cada día.
La novedad corrió en todas direcciones. Se trataba de que los órganos
policiales en un desenfrenado afán para atajar el "desvío de recursos"
cayeron como avispas sobre cualquier artefacto rodante con ruedas de los
contenedores de basura.
Para que se entienda mejor en el extranjero, desvío de recursos no es ni
más ni menos que el robo de la propiedad estatal.
Los contenedores, o colectores de basura como también se les conoce, son
piezas deficitarias en el país, y sobra explicar su importancia frente a
las invencible montañas de suciedades en barrios de la capital. Pues
bien, ilegalmente diez contenedores se destruyen a diario en Ciudad de
la Habana de acuerdo a sondeos en la empresa estatal de Servicios
Comunales del municipio Arroyo Naranjo.
Unas veces, la baja de los contenedores ocurren por su deterioro técnico
y en otras porque se los roban. Los sombríos caminos que toman estos
desgraciados amigos de la higiene pública son múltiples. Su mutación
comienza con el maltrato que reciben de los mecanismos hidráulicos
instalados en los camiones recolectores y operados por los obreros de la
recogida. Los contenedores van retorciéndose en un corto periodo de
tiempo, hasta que el peso de los desperdicios los vuelcan sobre calles y
aceras, y así van haciendo una alianza con las plagas y los vectores.
Luego pierden sus tapas, después las ruedas y finalmente desaparecen por
completo, dejando un paisaje insalubre en casi todas las esquinas.
En unos casos son hurtados y vendidos por los propios empleados de
recogida a talleres clandestinos de fundiciones de plásticos, retornando
(los contenedores) ahora transformados en utensilios plásticos de alta
demanda en el hogar. En otros casos, los contenedores con mejor aspecto
físico van a convertirse en tanques cisternas donde se almacenará el
agua bajo tierra dentro de los domicilios; pero sus usos "ilegales"
serán muy variados.
Defender o justificar el hurto de estos equipos sería ponerse del lado
del vandalismo, sin embargo, ¿quién podrá negar que cargar un
determinado fardo en los hombros sea igual que halarlo sobre un
carretoncillo?
La situación laboral de los mensajeros de pan, igual que la de todos los
Trabajadores por Cuenta Propia es humillante. A pesar de que tienen
licencia para ejercer los oficios de manera legal deben de crear las
condiciones y medios de trabajo dentro de una precariedad existencial
abrumadora. Con relación a los repartidores de pan, no se les venden
ruedas ni ningún otro componente imprescindible para su labor en ninguna
tienda; y si se las vendiesen, los precios estarían fuera del alcance
económico de dichos cuentapropistas y de la población en general.
Entonces, ¿cómo salen adelantes los mensajeros de pan en un medio tan
hostil?
Uno de los mensajeros "infractores" detenido por la policía quiso
constatar a condición de mantener su nombre en el anonimato, que las
carretillas apresadas sobrepasaron de la veintena en Luyanó. Y que
algunas fueron incautadas y que otras las devolvieron a los propietarios
sin las ruedas, mientras que se les multaban con 50 pesos.
Años atrás, cuando el denominado eufemísticamente "periodo especial"
estaba en su apogeo, se autorizaban a cuentapropistas recolectores de
basura en los barrios. Un caballo, una carreta, su propietario y un
ayudante se acreditaron una mejor eficiencia en la recogida de basura
que todas las cuadrillas estatales con medios modernos. Quizás por ahí
venga la solución al caótico problema de la higiene pública en la
capital, al robo de contenedores de basura y al uso indebido de ruedas
prohibidas: comenzar a permitir espacios a la privatización.
http://www.bitacoracubana.com/desdecuba/portada2.php?id=3220
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