"La Libertad, Es sin Duda la Clave de la Prosperidad, Pero Ambas Deben
Ir de la Mano"...
2006-11-12
Osvaldo Alfonso Valdés, ex prisionero de conciencia de causa de los 75 y
analista político de Misceláneas de Cuba
El panorama político en nuestra América Latina se torna más sombrío.
Daniel Ortega, un militante de la izquierda subversiva y pro castrita
del continente, acaba de obtener la jefatura del estado en Nicaragua.
Los sandinistas, en una de sus primeras declaraciones después de su
victoria, han dedicado el triunfo al dictador Fidel Castro, mostrando
con ello, cual es el tipo de gobierno y en que orbita girara la política
oficial nicaragüense en los próximos años.
Nicaragua, uno de los países más pobres del continente y del mundo,
aquejado por una corrupción que tiene signos de ser congénita, tendrá
ahora a un gobernante cuya reputación como corrupto es proverbial. Es
conocida la repartición de buena parte de las riquezas del país que
entre ellos hizo la cúpula sandinista durante su primer gobierno, en los
años 80 conocida como "la piñata". Ahora, el electorado del país
centroamericano, elige de nuevo a el máximo dirigente de aquella corrupción.
Es marcado el anti-imperialismo o más bien anti-norteamericanismo, de la
gran mayoría de los líderes de izquierda de Latinoamérica. Ante la falta
de eficacia en su desempeño político y económico, buscan legitimidad
esgrimiendo un discurso nacionalista que pretende justificar los males
que aquejan a sus países, culpando a "los imperialista". Sin embargo, el
hecho de que los electores depositen su confianza en personajes como
Daniel Ortega, es una prueba de que los males del continente están allí,
en el ceno de aquellas sociedades, y no en factores externos.
La desorientación, la incapacidad para saber discernir, la facilidad con
que caen atrapados por los discursos populistas, olvidando la
experiencia histórica, la falta de un auténtico debate sobre política
nacional, son factores que determinan el rumbo político que asumen en
ocasiones los pueblos latinoamericanos.
La realidad de muchos de los países de la región, demuestran que la
democracia sin un autentico estado de derecho, sin clases políticas
preparadas, sin políticas económicas que estimulen el crecimiento y
propicien el mejoramiento del nivel de vida de las gentes, por si sola,
no es una garantía para que se preserven las libertades.
Lo hemos podido ver en el ejemplo de Venezuela, donde un militar que
intento asumir el poder a través de la fuerza, mediante un golpe de
estado, pudo utilizar después los mecanismos democráticos para
alcanzarlo, y ha estado llevando al país paso a paso, a un modelo social
que cada vez se aleja más de la autentica democracia.
Un elemento que sin duda gravita sobre la elección que hacen los pueblos
a la hora de elegir a sus gobernantes, resulta sin lugar a dudas, el
elemento cultural. Sin una capacidad de análisis, sin información sobre
cuál propuesta -según la experiencia de otras naciones-, puede ser más
útil y eficaz y muy difícil caer bajo la manipulación. Esta es una
cuestión bien palpable en América Latina. Solo ello puede explicar, que
los pueblos opten por quienes en realidad carecen de propuestas, que
pueden traer la prosperidad de la que carecen.
Los demócratas cubanos, tenemos que tomar experiencias de cuanto ocurre
en nuestro entorno continental. Nuestro pueblo, durante más de 47 años
ha padecido un régimen que además de la violación de las libertades, ha
sometido a la población a condiciones de vida miserables. Los cubanos,
además de la libertad, ansían una vida mejor. Es por ello que el
transito a la libertad y el establecimiento de un estado democrático
deberá enfrentar el reto de no solo ser legitimo, sino también eficaz y
proporcionar al pueblo beneficios palpables, no solo desde el punto de
vista político sino también económico.
Además de la miseria y la pobreza, la corrupción ha sido lo que han
generado los enemigos mayores que han tenido "democracia" en
Latinoamérica. Un Hugo Chávez, con mercados populares logra apoyo en
sectores de la ciudadanía que viven en la pobreza, al tiempo que comete
fraudes electorales; una prueba de ello es que comienza a censurar la
prensa. También lo es un Daniel Ortega que sumió a Nicaragua en una
pobreza mayor en medio de una guerra civil, al tiempo que se repartían
entre la dirigencia sandinista, casas y haciendas.
La libertad, es sin duda la clave de la prosperidad, pero ambas deben ir
de la mano, pues una es garantía de la otra. Esta es una lección, que
nosotros los cubanos, no debemos obviar.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=7694
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