Thursday, November 02, 2006

Calidad de vida

Calidad de vida

Por: Antonio Torres Justo / (BIS)

Bitácora Cubana, 2 de noviembre de 2006 – La Habana

Si los cubanos merecemos o no este mejoramiento en la calidad de vida,
es criterio aparte. Lo veraz es que, desde el traspaso del mando al
General, el incremento se nota.

Descansar de las súbitas y propagandizadas marchas del pueblo
combatiente es deleite. El ejercicio al aire libre es muy saludable pero
tanta caminata y tanto sol, por capricho, no pueden resultar nada
beneficiosas. Aunque se pierda el valor político de su impacto en las
mentes de la mayoría de los extranjeros, que creen que en Cuba se
disfruta de los mismos derechos y libre albedrío que en sus países y
asumen la voluntariedad íntima de sus participantes, vale la pena por el
descanso que representa. Estas marchas se asemejan bastante a
superproducciones holliwoodenses: enormes gastos y una colosal mentira.

El suceso quirúrgico de Castro aporta descanso a la economía y a la
población. Se ahorran recursos y se disfruta de vacaciones políticas. La
gente no tiene que cansarse ni sofocarse bajo el tórrido sol del Caribe,
con la banderita en la mano como El Bobo de Abela; cero infartos,
desmayos, pies inflamados, cojeras, dolores articulares, de cabeza;
nadie se agota, sea o no de su gusto, y se ahorra calzado. Si todo esto
no representa un incremento de la calidad de vida del cubano, es
necesario incluirlo de inmediato.

Por estos días los trabajadores celebraron otro Congreso; los pioneros
por el comunismo otro tanto; también La Habana sirvió de sede a la
Cumbre de los no alineados. Si de algo no carecemos nunca es de eventos
de esta o parecida índole. De no contar con alguno se inventa. Los
médicos y las medicinas pueden escasear; los alimentos, el agua, la
energía, el transporte y la higiene lo mismo; hasta la vergüenza puede
faltar, pero los eventos políticos nunca jamás. Y sobre el escenario la
figura y verdadero motivo de los mismos: Castro, quien no precisa
adueñarse de la escena porque se monta para él; para que ejercite su
locuacidad y nos largue otro de sus extensos paliques, en los que nunca
deja señalar la brizna en el ojo ajeno sin reparar en la viga en el suyo.

Cuanta razón tenía Adenauer al afirmar que todos los órganos se cansan
alguna vez, salvo la lengua. Un buen ejemplo es Castro; su lengua ha
sido incansable y ahora se le cansó algún otro órgano y aunque su lengua
no presenta síntomas de cansancio alguno, descansa ella y todos
nosotros; desde el pequeñuelo que no podía entretenerse, en su horario
habitual, con Los Muñes o Las Aventuras, hasta la abuelita que ya no
tiene que suprimirle el audio al televisor y vigilar, entre cabezada y
cabezada, que concluya la perorata de Castro para poder disfrutar de su
novelón preferido. Hasta el Comité Central y la Asamblea Nacional descansan.

Puede parecer absurdo que una carencia induzca a elevar la calidad de
vida pero por esas extrañas coincidencias es lo que acontece. Pero
cuidado, vivimos con el temor de perder estos avances sociales; por la
tranquilidad de todos lo decente es que aproveche y descanse bastante de
sus múltiples responsabilidades y de su caprichoso afán de creerse el
único que conoce lo que es bueno, desean y piensan los cubanos; que
descanse y nos deje descansar y disfrutar de este ingenuo incremento en
nuestra calidad de vida.

No le deseo mal al convaleciente, tampoco bien alguno. Me declaro no
alineado sobre el tema. Ya la sabia naturaleza, que todo lo corrige y
nivela, se encargará de todo y entonces cubano, ¡ prepárate para lo que
le sigue!.

Antonio Torres Justo / Buró de Información Solidaridad (BIS).

http://www.bitacoracubana.com/desdecuba/portada2.php?id=3215

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