Diario Las Americas
Publicado el 06-20-2006
La Democracia Cristiana en Cuba
Algunos Recuerdos Históricos
Por José Ignacio Rasco
Muchos preguntan con sana curiosidad histórica por qué no existió en
Cuba antes un movimiento político social cristiano o demócrata
cristiano. Existen varios factores que explican la tardanza en surgir un
Movimiento Demócrata Cristiano hasta el año 1959.
Hay que tener en cuenta que el pueblo cubano, aunque de sentimientos
cristianos, carecía, en su gran mayoría, de una formación filosófica o
doctrinal cristiana. Cuba, junto con Uruguay, fue uno de los países más
laicos de América. La influencia del positivismo varoniano, del
pragmatismo norteamericano y la penetración sutil del marxismo en
nuestros círculos educacionales y culturales fue notable en la primera
mitad del siglo veinte.
Téngase en cuanta que en el proceso independentista gran parte del
clero, por su filiación española, estuvo de parte del gobierno de
Madrid. Salvo algunas excepciones, como la del Padre Varela. Igualmente,
la masonería en Cuba –aunque con grandes excepciones- en aquella época
daba algunas batallas anticatólicas, incluso contra la Vírgen de la
Caridad. Pero hay que advertir que muchos católicos utilizaban la
masonería como centro magnífico para la conspiración y no faltaban
masones muy amigos de muchos curas católicos. Por otra parte, también
muchos burócratas y Capitanes Generales de España, pertenecían a algún
grupo masónico. Y el secreto en las logias ayudaban mucho para cualquier
tipo de actividad política.
Por otra parte, no se olvide que la vieja asociación del Altar y el
Trono había creado una situación incómoda que alejaba a algunos
católicos cubanos de la cosa pública.
No es hasta los años treinta cuando los hombres empezaron a formarse con
una mejor preparación católica. Surgieron asociaciones católicas de gran
prestigio y sólida formación: los Caballeros Católicos, la Federación de
la Juventud Católica, la Agrupación Católica Universitaria, los
Caballeros de Colón, la Juventud Obrera Católica y otras, que alentaron
a los católicos a seguir sus inclinaciones cívicas y políticas sin
abandonar sus principios y prácticas religiosas. La necesidad de
purificar la política y luchar contra la corrupción y las injusticias
sociales alentó especialmente a la nueva juventud a invertir en las
luchas partidarias. La timidez que provocaba distancia y alegría hacia
la acción política fue desapareciendo y una nueva generación joven
sobresalía con audiencia en ciertas tribunas, en medios de prensa y en
grandes reuniones públicas. En la década del 40 el jesuíta P. Manuel
Foyaca y de la Concha, de origen sagüero, sociólogo y orador
extraordinario, tanto en la tribuna académica como en la plaza pública,
creó un movimiento doctrinal y completamente apolítico con el título de
Democracia Social Cristiana” cuyo fin primordial era la divulgación de
las encíclicas sociales. Además, realizó un gran Foro Nacional sobre
Reforma Agraria con enfoque social cristiano. En los años 40 y 50 Cuba
tuvo la fortuna de recibir la visita de algunos grandes predicadores
internacionales del pensamiento católico. El Jesuíta P. Laburo expuso su
pensamiento sobre la justicia social e incluso agrupó a un cierto número
de muchachos que trabajaban en las calles, como vendedores de
periódicos. También más tarde el famoso P. Lombardi S.J. denunció con
valentía algunas estructuras sociales que impedían lograr “un mundo mejor”.
En este mismo sentido el mensaje que el Pontífice Pío XII radió para
Cuba el 24 de Febrero de 1947, con ocasión del Primer Congreso
Eucarístico, fue de una valentía extraordinaria al señalar las tormentas
amenazantes que se veían en el horizonte cubano. Aquello tuvo un
carácter profético porque resultó como una premonición de lo que
sucedería después con la revolución comunista.
Por otra parte, el ambiente europeo de la segunda postguerra mundial le
otorgó un gran prestigio a las ideas democristianas por la labor de
Adenauer, Don Sturzo, De Gasperi, Schumann y otros. En América Latina
crecía el ideario democristiano con la influencia que ejerció Jacques
Maritain, Tristán de Athayde, Dardo Regules, Jaime Castillo y otros
pensadores del humanismo cristiano.
Algunos intentos de acción política, con sentido cristiano, se fueron
creando en Cuba, tales como “Acción Cubana”, con la dirigencia del Dr.
Angel Fernández Varela. La “Democracia Orgánica” con Manolo Suárez
Carreño, “Convivio” pequeño núcleo colegial fundado por el Padre Alberto
de Castro, presidido por José Ignacio Rasco y del que formó parte Fidel
Castro. “Reafirmación Ciudadana” creado por Manuel Dorta Duque,
Representante de la Cámara. En la Universidad de La Habana, en 1948, se
fundó “Pro Dignidad Estudiantil” cuyos dirigentes principales fueron
José Ignacio Rasco, Manuel Artime y Valentín Arenas. El “Movimiento
Humanista”, integrado por Rubén Darío Rumbaut, Andrés Valdespino, Amalio
Fiallo, René Herrera y Anonio Cejas se disolvió ante la sorpresiva
tentación inicial de incorporarse a la revolución que aparentemente iba
a encabezar el 26 de julio. La Juventud Obrera Católica (JOC) en la que
participaron Manuel de Jesús Planas, Reinol González, Juan Wood y tantos
otros. El MRR (Movimiento de Recuperación Revolucionaria) dirigido por
Manuel Artime y en el que participaron Rogelio González Corzo, José
Ignacio Lasaga, Lino Fernández, Manolín Hernández, César Baró y otros.
El Directorio Estudiantil Revolucionario (DRE) con Juan Manuel Salvat,
Alberto Müller, Ernesto Fernández Travieso y otros. El MRP (Movimiento
Revolucionario Popular), dirigido por Manuel Ray, en el que había
líderes de pensamiento social cristiano.
Muchos de los mencionados formaron parte del llamado “archipiélago
demócrata cristiano” porque se habían incorporado a distintos grupos,
pero todos tenían en común un pensamiento social cristiano. Por eso
muchos de ellos, cuando se funda el “Partido Demócrata Cristiano” en
Miami, en 1990, se incorporaron juntos con los de MDC fundado, como ya
dijimos, en la Isla en 1959.
En general esos grupos, y otros similares, adolecieron de demasiado
academicismo ya que se quedaron en círculos cerrados de estudio y nunca
encontraban el momento propicio par lanzarse a la palestra pública como
si lo hizo el MDC.
Entre los grandes precursores seglares no podemos olvidar el verbo
encendido de dos grandes señores de la tribuna: Valentín Arenas Armiñan
y Luis C. Bello, hombre de acción y pensamiento.
Es así como brota, con prisa, el “Movimiento Demócrata Cristiano” (MDC)
en plena borrachera revolucionaria de los barbudos de la Sierra porque
algunos vimos rápidamente el peligro comunista que se cernía sobre Cuba.
El momento ya requería acción urgente. No más demoras.
(Continuaremos en el próximo artículo).
http://www.diariolasamericas.com/news.php?nid=7258
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