Posted on Fri, Jun. 09, 2006
Cuestionan confesión de presunto espía de FIU
OSCAR CORRAL
The Miami Herald
Junio 22, 2005: Carlos Alvarez, un profesor de sicología de modales
discretos, voluntario católico, sospechoso de ser agente encubierto para
Cuba comunista, entra en Publix para tomar café después de una misa.
Los agentes del FBI lo confrontan. Hay melodrama en el breve encuentro.
Los agentes del FBI le dicen que ``este podría ser el día más importante
de su vida''.
Puede que haya sido así.
El profesor de la Universidad Internacional de la Florida siguió al FBI
a un parqueo, dejó su auto y se fue con los agentes a la habitación de
un hotel.
Según las mociones presentadas esta semana por la defensa, basadas en
partes de transcripciones desclasificadas de las reuniones del FBI,
Alvarez habló abiertamente de su vida. La información fue sonsacada por
los agentes, que le aseguraron que ``todo iba a terminar bien''.
No fue así.
En enero, Alvarez y su esposa, Elsa Alvarez, una consejera de sicología
de FIU, fueron acusados de ser agentes secretos del gobierno cubano,
aunque la información no contenía secretos militares o confidenciales de
estado. Más bien, la pareja es acusada de compartir información con Cuba
sobre prominentes exiliados, como el presidente de FIU, Modesto
''Mitch'' Maidique --información que un enemigo podría usar como
chantaje político. De ser convictos, el matrimonio podría enfrentar
condenas de siete a 10 años en prisión. Ambos continúan en la cárcel
esperando juicio.
El caso lanzó oleadas de paranoia de la época macartista en todos los
círculos académicos de Miami, produjo una ley que hace casi imposible
para los profesores de universidades del estado viajar a Cuba y sacudió
las bases de FIU con alegaciones de que Maidique era blanco del
espionaje de Cuba.
En su moción, los abogados de Carlos Alvarez citan las transcripciones
parciales del gobierno del interrogatorio del 22 de junio y otro del día
siguiente. Los abogados sostienen que el enjuiciamiento contra Alvarez
debe anularse porque ''le prometieron que no sería enjuiciado siempre
que diera a los investigadores del gobierno información verdadera en
respuesta a sus preguntas''. Quieren que su confesión sea descartada.
Los defensores también procuran que la corte limite el caso al estatuto
de limitaciones de cinco años, en lugar del lapso de 30 años cubierto en
la instrucción de cargos.
Según los documentos, el FBI intercaló su interrogatorio con sutiles
amenazas y advertencias. Alvarez lloró mientras el FBI lo presionaba.
''Vamos, vamos, todo va a salir bien'', lo consoló el agente. ``Aquí no
hay problemas. Nadie sabrá que usted habló con nosotros''.
La vida de Alvarez cambió para siempre ese miércoles por la mañana, al
comienzo de la temporada huracanada del pasado verano. Mientras comía un
pastel y tomaba café, señalan los récords de la corte, los agentes del
FBI, Alberto Alonso y Rosa Schureck, se le acercaron.
''No fue coincidencia que lo viéramos en Publix por primera vez'', le
dijo Alonso a Alvarez más tarde. ``Podemos decirle si a usted le gustan
los libros sobre Cuba, si le gusta cierto tipo de música, si le gusta
comer fuera, si le gusta la sopa''.
Durante cuatro años el FBI vigiló al matrimonio Alvarez, y utilizó
incluso un micrófono en su dormitorio. La decisión de confrontar a
Alvarez en la tienda ''se tomó para enfatizar el efecto intimidatorio'',
un modo de demostrarle que él había estado vigilado, según los
documentos presentados en la corte por el abogado Steven Chaykin.
Chaykin, que mantiene que sus clientes son inocentes, dijo creer que las
mociones ``tienen mucho mérito''.
Michael Leverock, portavoz del FBI, declaró ayer que no puede hacer
comentarios sobre casos en vías de juzgarse. Se espera que la fiscalía
federal responda a la moción de Chaykin en corte.
Después de haber revisado las transcripciones, algunos observadores
legales creen que el FBI utilizó ciertas técnicas para tratar de hacer
que Alvarez cooperara y denunciara a los presuntos agentes de
inteligencia con los que trabajaba. Lo presionaron, coaccionaron,
invocaron a su familia, todo para ver si él divulgaba más información
sobre sí mismo, su trabajo y sus supuestos superiores cubanos.
La moción declara que los agentes iniciaron sus interrogatorios
diciéndole a Alvarez que él podía ayudarlos y que a cambio de eso,
estaría ayudándose a sí mismo.
''Tenemos la capacidad de ayudarle . . . pero también usted tiene que
cooperar y ayudarnos'', le dijo Schureck, según la transcripción.
''Nadie se va a enterar de esta entrevista'', añadió Alonso.
Los agentes le dijeron a Alvarez que no le habían dado una
''oportunidad'' como ésa a otros espías cubanos convictos, como los que
formaban parte de la red Avispa, ni a Ana Belén Montes, que trabajaba en
el Pentágono.
Los agentes explicaron que Cuba sólo defiende a los prisioneros de la
red Avispa, y no a los otros, porque estos últimos cooperaron con los
investigadores.
''Queremos que usted viva su vida exactamente como la ha vivido hasta
ahora, que siga trabajando en FIU. Dentro de cuatro años, se retirará'',
le dijo Alonso. ``Su hija estudia, sus hijos están aquí. Uno es abogado
. . . Todo el mundo trabaja en paz. Nadie sabe qué hace usted, pero sé
que hay otras cosas que usted no nos está diciendo''.
La transcripción parcial citada en los documentos judiciales no incluye
ninguna declaración autoincriminatoria que pueda haber hecho Alvarez.
Pero muestra que está hablando.
''Soy básicamente honesto'', les dijo a los agentes. 'Ustedes me
sorprendieron. A veces me digo: `¿Qué significa la cuestión legal?' ''
Y Alonso le aseguró: ``No hay nada legal en esto''.
''Ustedes no tienen nada'', continuó Alvarez. ``Básicamente me están
diciendo que no hay nada en mi contra''.
En una advertencia no muy velada a Alvarez de que dijera la verdad, los
agentes le hablaron de su familia.
''Le he dicho que hoy es el día más importante de su vida porque su
futuro se determina hoy. No sólo el suyo, sino también el de su esposa,
Elsa, sus hijos, Javier, Jorge y Mario'', le dijo Alonso.
''Marcos'' rectificó Alvarez.
''Marcos, y especialmente . . .'', siguió diciendo Alonso, y empezó a
hablar de la hija más joven de Alvarez. ``Ella empieza a vivir ahora, a
ver la vida. Todavía no está en la secundaria. Tiene mucho que aprender,
que disfrutar. ¿Qué es lo mejor para ustedes, como familia?''
Los agentes no ocultaron que querían que Alvarez se tornara en contra
del gobierno cubano.
''Usted ha ayudado al gobierno cubano, y queremos que ayude a EEUU'', le
dijo Schureck.
Alvarez dijo que él quería otra cosa. ''Quiero paz . . .en mi vida'',
dijo. ``Eso es lo que quiero en mi vida''.
No mucho después, los agentes consolaron a Alvarez cuando éste lloraba
durante la primera interrogación. Alonso dijo: ``Usted ha confesado
completamente''.
Alvarez, en breve, parece haber estado diciéndoles a los agentes que
tomaran en consideración su franqueza.
''Les he dicho todo lo que he sido'', dijo él. ``Espero que lo reconozcan''.
El redactor Jay Weaver contribuyó a este reportaje
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