Tuesday, February 14, 2006

Vivir en Cuba

SOCIEDAD
Vivir en Cuba

Tania Díaz Castro

LA HABANA, Cuba - Febrero (www.cubanet.org) - En un país son importantes
los niños, los trabajadores, mujeres y hombres, los jubilados, los
desempleados, las amas de casa. Los trabajadores son la fuerza que mueve
a un país. Para los trabajadores cubanos no hay cosa más deprimente que
trabajar un mes, cobrar un salario y que ese salario no les sirva para
adquirir los bienes de consumo más necesarios, porque sólo se venden en
las tiendas recaudadoras de divisas, a las que sólo se tiene acceso a
través de las remesas familiares que llegan del extranjero.

Imagino el sentimiento de impotencia de ese trabajador, sobre todo si lo
acompaña un hijo y le pide algún artículo de los que venden en esas
atractivas tiendas, las únicas del país provistas de bienes de consumo.

Los trabajadores cubanos están en ese caso. También los jubilados,
ancianos que dedicaron los mejores años de su vida al trabajo, y como
recompensa reciben un dinero con el cual no pueden adquirir lo
imprescindible en esas tiendas.

La realidad cubana es una de las más dolorosas del continente si se
analiza este aspecto de la vida. El trabajador se levanta cada día con
la idea de "inventar" para traer a la casa el plato de comida. Inventar
a la criolla es, lamentablemente, ver lo que se le pega. Lo que se le
pega es sustraer alguna pieza de repuesto de un almacén, alimentos o
cualquier artículo cuya venta le proporcione dinero, sobre todo dinero
libremente convertible, equivalente a dólares.

Vienen a mi mente las palabras de un obrero de mi barrio: "Yo nunca he
estado preso. Lo que he hecho en mi vida es trabajar. Jamás he robado en
mi centro laboral ni en ninguna otra parte. Me considero un hombre
honrado a carta cabal, pero lo que no podré jamás perdonarle al gobierno
cubano es que haya convertido a mi pueblo en un pueblo de ladrones. Yo,
téngalo por seguro, soy una excepción, y como yo, hay muy pocos".

Según el criterio de este hombre, este fenómeno pasará a la historia. Y
tiene razón. Las pruebas están al alcance de la mano de cualquiera. Sólo
basta saber que la cifra de prisiones creció más de veinte veces a
partir del triunfo revolucionario de 1959, mientras que la población
sólo se ha duplicado.

Al respecto, el veterano activista de los derechos humanos Elizardo
Sánchez Santa Cruz considera que "el país entero es una prisión".
Valiéndose de mapas donde señala con exactitud las decenas de
instalaciones carcelarias, informa de la existencia de cien mil presos
comunes y 333 por motivos políticos. Habría que preguntarse por qué esos
100 mil cubanos delinquieron.

Un sabio chino lo dejó escrito para la posteridad: Cuantas más leyes y
prohibiciones haya, más pobre y mísero será el pueblo.

http://www.cubanet.org/CNews/y06/feb06/14a8.htm

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