Cuba: 2006 Visión Sobre un Gobierno Condenado a Cambiar
2006-02-17
Partido Solidaridad Democrática
Calle Trocadero 414 bajos entre Galiano y San Nicolás, Centro Habana.
Telefax: 866 8306
La Habana, 15 de Febrero de 2006
Excelentísimos Diplomáticos de la Unió Europea.
Sras y Sres.
Como nos encontramos en una situación sumamente compleja; deseo hacer
una valoración todo lo objetiva posible e intentar aproximarme al estado
actual en que se encuentra Cuba y dejar fijadas nuestras posiciones en
torno a asuntos que están sometidos al escrutinio de la opinión pública
nacional y foránea.
La política oficial del gobierno no ha modificado su postura en cuanto a
reconocer ciertos Derechos Humanos, que aseguran defender, en particular
la educación y la salud pública. Sectores en los que por otro lado, sin
objetar avances, coexisten manifiestas diferencias no atribuibles a la
falta de recursos sino a los imperativos políticos que limitan libertad
y oportunidad a su acceso y a optar según las preferencias individuales.
La misma constitución de la república, basada en el partido único,
legaliza el conculcar y atropellar los Derechos humanos.
Los últimos tiempos subrayan también un notable aumento de la represión
como medio de intimidación para toda la sociedad, con énfasis en
particular en la oposición política interna, desde sus segmentos más
moderados hasta los partidarios de la desobediencia civil. Sin embargo
no escapa a nuestra percepción el hecho de que toda esta ola de
violencia, por parte del gobierno, tiene otras intenciones más
solapadas. La primera: demostrar con esos actos la unidad que existe en
torno a la nomenclatura y su máximo líder. La segunda y más importante:
desviar la atención de los verdaderos problemas nacionales y que tanto
la prensa independiente y la extranjera así como la opinión pública
nacional e internacional se alejen de cuestiones tan medulares como son:
el desastre actual en la producción agrícola en el país o la crisis de
autoridad político-moral existente en la cúpula, por sólo citar dos
ejemplos.
Los arrestos y juicios sin garantías procésales o judiciales,
reconocidos por cualquier país democrático, y las irracionales condenas
ejemplarizantes así como la reinstauración de la práctica de los
denominados “mítines de repudio”. Organizados por la policía política, y
con total impunidad en sus actos de agresión física y verbal,
representan y definen la manera de interpretar los Derechos Humanos por
el gobierno. Y desde luego, estos actos represivos también forman parte
del desvío de la atención que les señalara en el párrafo anterior.
Sobre los Derechos Humanos no estimamos ético que puedan existir
compromisos sobre el eventual cumplimiento de unos y la negación de
otros o se puedan discriminar estos de aquellos. Los reconocemos como un
todo orgánico y armonioso a los que solamente les sería dable fiscalizar
en su cumplimiento las organizaciones no gubernamentales de la sociedad
civil.
Creo que es oportuno referirme a los acontecimientos, aunque separados
por un mes uno de otro, no dejan de tener interconexión y una polémica
vigencia. Me estoy refiriendo a la intervención del Presidente Fidel
Castro el 17 de noviembre de 2005 en la Universidad de la Habana y las
valoraciones realizadas por el Canciller Felipe Pérez Roque en la sesión
final de la Asamblea del Poder Popular el 23 de diciembre del pasado
año. En uno y otro caso expresaron sus preocupaciones; ambos estimaron
que la revolución podría terminar de forma similar a la que dio lugar la
desintegración de la Unión Soviética.
Lo anterior se fundamenta en que el núcleo duro del poder ha reconocido
que la revolución puede ser destruida, afirmando, por primera vez, que
esto se puede originar, no por el accionar de los enemigos; sino por los
propios errores cometidos por ellos mismos.
En todo este ambiente de cuestionamientos, sorprendentemente Pérez Roque
afirma, previendo el deceso de Fidel Castro, que ese espacio nadie lo
puede llenar y anuncia que cuando se produzca ese acontecimiento se
tendrá que ocupar entre todos como pueblo; sin hacer alusión a ningún
nombre en específico de quien sería el sucesor e ignorando de hecho la
figura de Raúl Castro.
Ante la aceptada crisis del régimen, la élite se dispone a sacar de la
enfermedad terminal en que se encuentra el modelo aplicando medidas
tales como:
- acrecentar la autoridad moral de la nomenclatura, teniendo como
soporte la humildad en sus actos, sin una pizca de privilegios.
- Se disponen a crear nuevos mecanismos que posibiliten el apoyo de la
población a los sectores más visibles de la élite, desterrando para ello
los discursos que incentiven el consumo.
- Y por último apuestan a que se debe evitar el surgimiento de una nueva
burguesía.
Lo dicho hasta ahora llevó a nuestro Partido a hacer las valoraciones
correspondientes, dado que nos encontramos en un nuevo escenario con una
alta complejidad sociológica, en consecuencia estamos dando los pasos
requeridos para fijar nuestra línea de proceder y que nuestro programa
sea el resultado de este nuevo escenario. Nos hemos propuesto un
conjunto de acciones, para que quede claro que tenemos mayoría de edad;
somos miembros plenos de la Internacional Liberal y trabajamos para
convertirnos en una alternativa real para el cambio y formar parte de
las fuerzas con las que se tendrá que contar para el inevitable diálogo.
Antes de entrar en los aspectos que deben ser tomados en cuenta para
detener el acelerado deterioro estructural que padece la nación; deseo
hacer algunas consideraciones que creo oportunas y necesarias.
Nuestro Partido no es partidario de una ética idealista, platónica,
sostenida en una falsa moral, la que hoy absurdamente la esgrimen como
pretexto para atacar el consumo; los liberales tenemos asumido que se
debe tener un soporte material, el cual valoramos, como la reproducción,
el goce en los límites establecidos de lo material, como parte
constitutiva de la condición humana.
Nuestras valoraciones son opuestas al voluntarismo ideologizante del
gobierno, por múltiples vías se reciben los efectos de los patrones de
consumo, es por ello que no le deparamos ningún futuro positivo a la
pretendida cruzada encaminada a eliminar el consumo y el libre comercio.
Creemos que las medidas planteadas para evitar que la revolución termine
como en los países donde fracasó el socialismo real, serán un rotundo
fracaso.
Consideramos que es una pretensión baldía de la nomenclatura los
llamados a que se asuma por el pueblo una disciplina social y que actúe
con valores éticos, cuando no se ha tenido en cuenta el alto índice de
precariedad en que está sumida la población. Ustedes deben conocer que
el gran problema aun no solucionado por el gobierno es el espinoso
asunto de los ingresos monetarios, los cuales reflejan una acentuada
desigualdad y por ende problemas serios en los niveles de vida del pueblo.
¿Que se está originando en Cuba?. El pueblo conoce que las riquezas
generadas por él, es el Estado quien se queda con la mayor parte. Por
ello cuando intentamos buscar una explicación al origen del robo
generalizado y la extensión de la economía informal, hay que escudriñar
en ese nudo gordiano creado por el propio gobierno. La realidad es una,
los ciudadanos productores de bienes y servicios, que de acuerdo al
último censo de población del 2002 y dado a conocer de forma bastante
restringida a finales del 2005, con una población económicamente activa
de 4 millones 290 mil personas no se sienten propietarios de nada. Las
riquezas que crean y servicios que prestan les son ajenos. Esto explica
los robos y maltratos generalizados. Para los productores la propiedad
estatal les resulta
indiferente.
Entendemos que el empecinamiento del gobierno de continuar en la
negativa de cero mercado y la terquedad de no aceptar ninguna propuesta
de estimulación material para los trabajadores e insistir en que hay que
producir por la conciencia; lo calificamos de algo inviable. Una
grotesca y risible utopía. Nuestra propia experiencia económica se ha
encargado de demostrarlo.
No compartimos lo expresado por el Sr. Ministro de Relaciones Exteriores
en torno al peligro del surgimiento de una virtual Burguesía. En Cuba,
desde hace unos cuantos años, existe una nueva clase que muchos los
hemos identificado como los Nuevos Ricos. Este sector de la sociedad,
creados por la élite en el poder, son los encargados de administrar y
controlar la producción, servicios, innovación, comercialización,
propiedad mercantil y capitalización de las empresas que son “propiedad
del Estado”, por lo que el alto nivel de vida que ostentan se
corresponde totalmente con el calificativo de: La Nueva Burguesía de Estado.
Nuestro Partido, como se habrán percatado tiene clara visión y
conciencia de los males que aquejan a la nación, por tanto rechazamos
esa falsa arenga de democracia cuando lo que realmente existe es una
inconmovible verticalidad. Democracia para nosotros es Estado de Derecho
en su más amplia expresión, algo inexistente en Cuba desde hace casi
medio siglo.
Permítanme aunque sea brevemente y comprimido por el tiempo que dispongo
abordar otros asuntos que son el resultado de lo que anteriormente les
expresé. Me referiré a los males que estructuralmente está padeciendo la
economía, los cuales han traído un pobre desempeño macroeconómico.
Primeramente deseo expresarles que nuestro Partido no comparte el
anunciado crecimiento del 11,8% del Producto Interno Bruto (PIB) porque
no lo consideramos real, sí deseamos ratificar nuestro acuerdo con la
cifra del 5% del PIB para el desempeño de la economía cubana, contenido
en el informe de la CEPAL, conocido como: Balance preliminar de las
economías de América Latina y el Caribe 2005.
Ese anunciado crecimiento niega de hecho los criterios de medición
económica internacionalmente aceptados y el cual Cuba ha refrendado. Sin
embargo sin ninguna explicación los vulnera flagrantemente; esto para
nosotros los liberales resulta un absurdo, lo real es si la gente come o
no, creo que hoy está ocurriendo lo último. Entonces estarán de acuerdo
conmigo que no se requiere ser un especialista para saber si la gente
come o no.
Conociendo que el PIB es una fórmula de medición que no es capitalista
ni socialista y que se utiliza para medir la producción en un período de
tiempo, sospechosamente las autoridades cubanas le agregan al PIB el
Índice de Desarrollo Humano, que se conoce por el progreso general de un
país en tres dimensiones: longevidad, los conocimientos y un nivel de
vida decorosa, desconociendo así las reglas y normas establecidas para
el Índice de Desarrollo Humano (IDH).
Este indicador se adopta como algo resumido y no integral de desarrollo
humano, que se mide a partir de la esperanza de vida de la población, el
nivel educacional y el ingreso per cápita ajustado por la paridad del
poder adquisitivo; este último aspecto, el gobierno nunca lo ha dado ha
conocer.
Vincular el IDH con el PIB, para reportar un irreal crecimiento
económico, tendría aceptación si las Naciones Unidas hubiesen aceptado
al IDH con el progreso económico; aunque no negamos que uno y otros
están relacionados pero creo que para todos nosotros desarrollo
económico es una cosa y desarrollo humano es otra bien distinta. Nadie
de los presentes, incluyendo a nuestro Partido, pone en tela de juicio
que se han producido avances, los saludamos, por algo somos pragmáticos,
pero que quede claro que más escuelas, policlínicos y prestaciones
médicas a países afectados por desastres naturales no se pueden admitir
o medir como crecimiento económico.
Nuestro Partido tiene la firme y fundamentada opinión de que el pasado
año 2005 se produjo un marcado proceso de desaceleración de los
principales indicadores económicos, todo lo contrario a lo anunciado por
el Sr. Ministro de Economía y Planificación José Luis Rodríguez en el
último periodo de sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular,
con el estancamiento, en algunos casos, y fuertes decrecimientos en
otros. Desaceleración que demuestra el agotamiento de las fórmulas
vigentes de crecimiento sustentados en principios extensivistas.
El conjunto de males que hoy padece la economía cubana, es el resultado
de la esclerosis en todas las estructuras macroeconómicas, la alienante
decisión de eliminar las reglas del mercado, la eliminación , en todo
el universo empresarial, de las más mínimas relaciones mercantiles, la
acelerada contracción de la economía informal autorizada, eliminando
actividades inicialmente contempladas cuando entró en vigencia el
Decreto Ley del trabajo por cuenta propia, ha traído por consecuencia
que se haya detenido la expansión de la economía familiar e individual.
Contrario a toda lógica se ha acentuado el estatismo, relentizando
propuestas tan promisorias como el Sistema de Perfeccionamiento
Empresarial y distorsionando el desempeño de las Unidades Básicas de
Producción Cooperativa, encontrándose, en estos momentos, cientos de
ellas en una situación de insolvencia financiera y de una crítica
inrentabilidad.
Estimados Diplomáticos sería largo y tedioso continuar enumerando la
larga lista de dificultades y desastres económicos originados por la
élite en el poder. Nuestro Partido estima que el gobierno está
empantanado en su propia ineficiencia, generada por la incompetencia y
obsolencia de su modelo. Urge un cambio del errático rumbo elegido por
la élite, es imperativo aplicar nuevas estrategias de desarrollo
económico que cambien las actuales estructuras de propiedad y el
establecimiento de una economía de mercado regulada legalmente, que de
respuesta a la inviable economía de renta y de servicios, vigente hoy en
Cuba y que sea capaz de poner en la esfera productiva y de servicios los
cientos de millones de pesos convertibles en poder de la población. Dar
toda la libertad y seguridad legal para que los sujetos sociales con
dinero, contribuyan a eliminar el desequilibrio en los mecanismos de
intercambios existentes; incorporarnos a los bloques económicos que sean
más ventajosos para el despegue sostenido de nuestra economía, por
ejemplo la Asociación de Países África, Caribe, Pacífico y refrendar los
Acuerdos de Cotonú, los cuales el gobierno se ha negado firmar, Urge la
aplicación de una nueva política salarial, encaminada a estimular la
esfera de la producción y poner término al nocivo y deteriorado monetarismo.
Es menester trabajar en la dirección indicada que ponga fin a las
disposiciones legales, cargadas de una alta dosis política, que hoy
dificultan la puesta en práctica de la economía de mercado; con su
vigencia y las leyes que la regulen Cuba alcanzará los niveles
necesarios de eficiencia y bienestar que tanto necesita el pueblo.
Excelentísimos señores: El Partido Solidaridad Democrática me ha
otorgado el mandato para que ustedes hayan podido escuchar los criterios
que hoy tiene asumido, como línea de trabajo nuestro Ejecutivo Nacional,
a la vez permítanme antes de exponer mis ideas finales, agradecerles
sinceramente por la oportunidad que nos han brindado para que hayan
podido conocer las proyecciones de nuestro Partido en referencia a los
asuntos más acuciantes que hoy nos ocupan.
Espero que compartan que la permanencia de la crisis y un férreo control
de todos los espacios parecen ser la agenda actual del gobierno. Todo
augura un futuro negativo para la nación; pero lo anterior no nos lleva
a alejarnos y renunciar a nuestra cultura y confianza en los cambios,
somos consecuentes propagadores de la institucionalización de las
alternativas políticas, trabajar para que los ciudadanos se identifiquen
con nuestro modo de proyectarnos.
Contrarios a todo pesimismo y claudicaciones y estériles
enfrentamientos, los liberales cubanos trabajamos responsablemente para
crear los ambientes imprescindibles para el necesario diálogo político,
que creemos debe comenzar desde ya entre las diferentes alternativas
presentes en la oposición cubana, tarea a la que últimamente nos hemos
dedicado y en la que lamentablemente nos hemos percatado que otros
sectores, enfrascados en su lucha por la democratización de Cuba, dan
muestra de impericia y tal parece que no han llegado a asimilar la
trascendencia y urgencia del Diálogo Crítico con todos los factores que
están involucrados en la lucha por los cambios.
El Partido Solidaridad Democrática contempla con esperanzas que la UE
mantenga las vías de comunicación con todos los sectores de nuestra
sociedad, a través del Diálogo Crítico y la Posición Común. El diálogo,
para nosotros, es la única opción para lograr los cambios que deseamos
en Cuba. Los que somos partidarios de superar los desacuerdos a través
del diálogo, tenemos que comenzar desde ya y con urgencia a elaborar las
proyecciones necesarias que allanen el camino hacía los cambios. Todos
los cubanos debemos asumir la responsabilidad histórica de bogar unidos
y al unísono para fomentar la cultura en contra de la violencia, en aras
de la libertad, la democracia y un estado de derecho.
Fernando Sánchez López
Presidente del PSD.
http://www.presslingua.com/web/article.asp?artID=4555
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