POLITICA
Banderas negras, turbas y turbantes
Juan González Febles
LA HABANA, Cuba - Febrero (www.cubanet.org) - Huntington no andaba muy
errado. Quizás estamos más cerca de lo que quisiéramos de un choque de
civilizaciones. Un desencuentro terminal entre formas de asumir la vida.
Algo que está más allá de las ideologías. Diferencias culturales de
principio y campos que comienzan a delinearse.
El incidente suscitado por la publicación en un diario danés de
caricaturas del profeta Mahoma, pudiera ser un buen punto de partida.
Por una parte, la izquierda mundial clama porque se respete la
sensibilidad islámica. Por la otra, el Islam tiene bien establecido qué
se critica y qué no. Ellos respetan y hacen respetar los fueros que se
abrogan dentro y fuera de sus fronteras.
Ahí está el problema. Como occidental, hiere mi sensibilidad que las
mujeres sean tratadas como son por parte de los islamitas. Pero no he
visto a nadie preocupado por mi sensibilidad, ni por la sensibilidad de
tantos que en Occidente reprueban esas prácticas. Nadie ha quemado las
embajadas de los países que incurren en esto. Prácticas, de acuerdo con
mis herencias culturales, abominables e inhumanas.
Por eso es que estoy de acuerdo con que se respete la libertad de prensa
y la libertad de información de forma irrestricta. Nada debe reprimir la
publicación de aquellas o de cualquier otra caricatura.
No dispongo de ninguna información sobre que algún grupo de residentes
occidentales en algún país árabe, haya organizado protesta alguna contra
ciudadanos particulares o contra el estado que fuere en protesta por
alguna de esas prácticas, normales entre islamitas.
Las valiosas estatuas de Buda, dinamitadas por los talibanes,
dinamitadas están. No he escuchado otra protesta, que no haya sido la
formal elevada por la UNESCO. Nadie quemó embajada o cosa alguna ni se
les respondió con la violencia virulenta a que el Islam acostumbra.
En esta era, fuera del inglés Lawrence de Arabia, el único poder
occidental que ha tenido a bien aliarse con musulmanes, han sido los
nazis. Incluso, algunos países árabes nacidos con posterioridad a la II
Guerra Mundial y la debacle fascista incluyeron el color negro y otros
símbolos nazis en sus enseñas nacionales.
Otros han ido mucho más lejos y ofrecieron santuario y refugio a
militares nazis. El gusto por la crueldad, unido a un profundo
sentimiento anti democrático parece aliar a fundamentalistas árabes con
izquierdistas del tercer mundo.
Los castigos bárbaros en plazas públicas del gusto talibán y los mítines
de repudio estilo castrista parecen estar más emparentados de lo que
aparentan. También el collar explosivo del gusto de las FARC colombianas
y las degollinas filmadas en video por terroristas islámicos.
Las banderas negras con calaveras, del gusto de piratas clásicos y
nazis, renacen en banderas negras con estrellas. Los terroristas de
izquierda adoptaron desde hace tiempo los colores rojo y negro. Los
musulmanes prefieren el verde, pero siempre combinado con el negro.
El empleo de banderas negras, turbas y turbantes no es nuevo. Es la
misma marea que regresa una y otra vez. Son los enemigos de la
civilización occidental. Regresan armados de la misma crueldad, en mayor
o menor gradación. Lo hacen con el mismo gusto enfermizo por la muerte
ajena.
Los que protestan por las caricaturas de Mahoma no protestaron en su
momento cuando los ayatola de Irán dieron la orden extraterritorial de
asesinar a un escritor. Esa orden entrañaba el desacato de la ley y la
soberanía de un estado constituido.
Sus consignas guardan la misma semejanza, paraíso y muerte, patria o
muerte, yihad islámica, etc. Siempre la muerte ajena y siempre los que
ordenan morir a buen recaudo. Ningún ayatola o imán se ha inmolado, que
yo recuerde, en nombre del Islam. Para eso están los jóvenes adolescentes.
En fin, todos son la misma cosa tramposa. No importa dónde y en nombre
de qué. Banderas negras, turbas y turbantes, siempre y a la
larga…excusados en la historia.
http://www.cubanet.org/CNews/y06/feb06/15a7.htm
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