Monday, December 26, 2005

Mentiras tuyas

Mentiras tuyas

Raúl Rivero, El Nuevo Herald, 25 de diciembre de 2005.

La esencia de las dictaduras totalitarias es turbia y mentirosa. Sobre esa plataforma de engaños, sobre esos cimientos de palabrería y populismo fermentado con un jarabe de lugares comunes y descalificaciones, se levanta --con un temblor de flanes-- el argumento de los rufianes desesperados por el poder.

Así es que lo que más necesita para mantenerse en el aire un dictador empedernido es una buena tropa de mentirosos. Una columna de difamadores profesionales, de gente sin preocupaciones por la noción que encierran los vocablos, sin idea de los compromisos de una oración y ajenos a la trascendencia de la comunicación humana.

Por lo tanto, aun después de los juicios donde se condenan a los opositores, juicios que parecen guiones escritos por un redactor de sainetes, hay que destacar a una vanguardia que sostenga el artificio y reafirme la trampa.

Y ahí están decididos, atildados y obedientes los graduados más brillantes de la Escuela de Pinochos Emergentes con sus carretas de difamaciones cosidas con alambre de cobre, frente a las cámaras de televisión, ante los micrófonos y el teclado de los ordenadores estatales, torpes y corrosivos, envueltos en la tela de araña de un discurso revolcado por la razón y el tiempo.

Son fonemas de combustión interna. Son consignas que se lanzan al aire para complacer a la nomenclatura y a sus maestresalas y que se diluyen en la atmósfera crispada y tensa de un país que no puede creer en otra cosa que no sea el anuncio de la libertad y la apertura.

Para durar un poco más hay que justificar los años que lleva preso el médico Oscar Elías Biscet. Se hace necesario acusarlo de terrorista, de agente enemigo, para que la servidumbre duerma tranquila y los cómplices usen esa papelería sin crédito en sus nebulosas gestiones publicitarias.

Hay que ocultar que la Fundación Lawton se creó para trabajar en contra de la pena de muerte y en contra del aborto. No se puede saber que Biscet, en el tiempo que estuvo en la calle entre una condena y la otra, había anunciado que trabajaría por la libertad de los presos políticos y por un trato justo y humano a los comunes.

Nadie debe saber que allá dentro, en todos los calabozos y celdas de castigo donde ha sido huésped, Biscet ha tenido siempre una posición de dignidad personal, de coraje, de denuncia y enfrentamiento con los carceleros y los propagadores del ruido de candados que usan corbatas de seda o trajes de campaña y prótesis del mundo occidental.

Que no se difunda que Biscet lee a los clásicos españoles y la Biblia. Que no se sepa que escribe cuando puede versos de amor a su mujer y mensajes de aliento a sus amigos, y que ha dicho que la fuerza radica en la fe y en la ternura y en la capacidad de amar y defender a los cubanos.

No. Que nunca conozcan a este hombre.

Lo que la dictadura necesita en todo el cielo de la nación es un poco más de odio y de mentira, tormentas falsificadas, penumbra, opacidad, para que se retrase un poco el alba que está ahí.

http://www.cubanet.org/CNews/y05/dec05/26o6.htm

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