POLITICA
¿Llegó la sucesión?
Juan González Febles
LA HABANA, Cuba - Noviembre (www.cubanet.org) - Circula en medios
opositores y periodísticos alternativos un inquietante trabajo firmado
por Pablo Alfonso. Su título: "La sucesión colegiada". Apretó. Tocó su
partitura sin ningún error. Como si viviera en la otra cuadra, al
costado de la bodega. El señor Alfonso no se fue del todo. Como a muchos
en la otra orilla, algo vital se le quedó en alguna esquina habanera.
Quizás el único punto discutible sea el relacionado con el trabajo
sindical. Luego que el antiguo secretario general de la CTC fuera
destituido -nos referimos a Roberto Veiga- por veleidades perestroikas.
Se tuvo el cuidado de elegir a alguien preferentemente de la región
oriental -como los policías- para jamás confrontar dificultades en ese
difícil frente.
La solución con nombre y apellidos fue Pedro Ross Leal. Con él se
terminaron los dolores de cabeza. Sus cuadros son tan confiables,
obtusos y grises como Ross mismo. La esperanza está dada en los
sindicalistas libres encarcelados o en los que dan continuidad a este
trabajo en las condiciones azarosas conocidas por todos. "No hay más ná'".
Sobre el triunvirato Lage-Alarcon-Roque, el único con futuro cuando
Fidel Castro se muera es Carlos Lage Dávila. En Cuba caer pesado es
eliminatorio. Caerle pesado a quien corta el bacalao, es definitivamente
terminal.
Cuando el gran entierro sea una realidad, habrá que pensar en el retorno
de Carlos Aldana y de Robertico Robaina. No olvidar cómo ambos fueron
acogidos en el regazo protector del número 2 en el momento aciago de la
caída.
Otro punto que no compartimos con Don Pablo es su apreciación sobre la
Planta 8 del Edificio A, del Ministerio del Interior, en la Plaza
Cívica. El Ministerio del Interior a que se refiere el colega no existe.
Hoy, en la práctica, es sólo un apéndice del Ministerio de las Fuerzas
Armadas -MINFAR. Esto, ministro incluido.
Desde 1989 se les cayó el mundo encima. El general Raúl Castro realizó
su más cara fantasía en aquel momento. Descabezó al Ministerio del
Interior y lo subordinó a su mando.
Como en la excelente novela de Yánez y Benemelis, la realidad apunta a
los americanos y su reacción. La sucesión va a necesitar la aprobación
de Washington. La casta militar no podrá resistir la creciente presión
popular. Necesitarán mejorar la situación económica del país y abrir
pequeñísimos espacios políticos dentro de una significativa apertura
económica.
En relación con democratizar de veras al país, ni soñarlo. Tanto el
número 2 como sus cuadros más cercanos están seducidos por el modelo
chino. También les persigue el fantasma de los abusos cometidos, y de
pecadillos y excesos propios de una casta ignorante e insensible, con
todo el poder en las manos.
Lo que sí es seguro, y coincido plenamente con Alfonso, es que se
avecinan cambios. No los ideales, pero del lobo un pelo. ¡Ya era hora!
http://www.cubanet.org/CNews/y05/nov05/01a6.htm
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