Fidel Castro, a la caza de los corruptos en Cuba
El mandatario, de 79 años, lamentó que los "vicios" y "los robos" tal vez pudieran conseguir lo que no pudo una invasión militar de E.U.
Se refería a destruir el sistema político cubano, que busca un esquema igualitario por el que Fidel ha dado la pelea desde 1959.
De madrugada y por sorpresa, un ejército de jóvenes trabajadores sociales fueron distribuidos por todas las estaciones de servicio de La Habana para sustituir a los pisteros (bomberos). Los despachadores habituales de gasolina disfrutan de 45 días de vacaciones forzosas, en las que cobrarán su salario mientras piensan en qué les esperará después, si la cárcel o la vuelta al trabajo.
En ese tiempo se hará un estudio detallado sobre los millonarios desvíos y faltantes de combustible. Este es solo el principio de un combate contra las "irregularidades", los "parásitos" y los "nuevos ricos" iniciado por el propio Fidel Castro.
En una intervención, atacó el despilfarro de recursos energéticos. Pero reservó la mayor dureza contra las personas que viven a costa del estado y que se lucran de negocios ilícitos no solo con la gasolina, sino también con productos que salen de los puertos y de la agricultura, de las tiendas recaudadoras de divisas y los hoteles dedicados al turismo internacional. "No puede ser que sus ingresos indebidos sean 40-50 veces superiores a los de quienes realizan faenas abnegadas como las de los médicos internacionalistas", dijo.
Los desvíos son millonarios, y de momento, nadie se atreve a dar cifras. Un bombero, que guarda su nombre celosamente, reconoció a este diario que puede ganar 200 dólares en un día. "No afecto al cliente", dice.
Un ingeniero reconoce que dejó su trabajo en una empresa del estado para hacerse taxista de turismo. Tiene un teléfono celular último modelo y es cliente de restaurantes donde paga 50 dólares por una cena de tres o cuatro personas. Eso, gracias a un artilugio que detiene el cuentakilómetros y evade así el registro real de lo que trabaja.
Los 28.000 trabajadores sociales, todos muy jóvenes, y de ellos más del 70 por ciento mujeres, están llegando a todos los centros recaudadores de divisas. En los agromercados, creados en 1994 para que los productores (campesinos privados, cooperativas o empresas agrícolas estatales), vendan directamente al consumidor, es la Policía la encargada de poner orden.
Decomisan camiones y alimento, detienen infractores e imponen multas a intermediarios. Juan Contino, alcalde La Habana, informó que "fueron decomisados 78,2 toneladas de productos, que serán vendidos en mercados de empresas estatales" y 36 camiones fueron "ocupados" por vender la carga a intermediarios.
De inmediato, desapareció una cantidad de vendedores ilegales que ofrecen queso, encendedores, discos piratas, patatas, huevos, langosta o chorizos; ladrones y porteadores de mercados. Y muchos mostradores quedaron vacíos y hubo escasez. Para comerciar legalmente hay que pagar al Estado 90 pesos (3,75 dólares) diarios por el mostrador.
"Aquí se ofrecen los productos que el Estado no tiene capacidad de suministrar", dice Ramón, jefe de uno de los mercados, que nos pide reserva de su verdadero nombre.
Tampoco se han librado los restaurantes de particulares, que solo pueden tener 12 sillas disponibles. Cuando se permitió su existencia en 1995 había 600, ahora son menos de 100. Muchos propietarios de viviendas que las alquilan a extranjeros también han sufrido el aumento de los requisitos y han debido entregar sus licencias. Son los cuentapropistas, que trabajan por cuenta propia, e integran la nueva clase de los llamados "nuevos ricos".
Contra todos estos, los "sobornados y los que sobornan", va dirigida la campaña, dijo Castro.
No puede ser que un corrupto gane 50 veces más que quien hace faenas abnegadas.
MILAGROS LÓPEZ DE GUEREÑO
Para EL TIEMPO
Desde LA HABANA
http://eltiempo.terra.com.co/inte/latin/noticias/ARTICULO-WEB-_NOTA_INTERIOR-2619618.html
El mandatario, de 79 años, lamentó que los "vicios" y "los robos" tal vez pudieran conseguir lo que no pudo una invasión militar de E.U.
Se refería a destruir el sistema político cubano, que busca un esquema igualitario por el que Fidel ha dado la pelea desde 1959.
De madrugada y por sorpresa, un ejército de jóvenes trabajadores sociales fueron distribuidos por todas las estaciones de servicio de La Habana para sustituir a los pisteros (bomberos). Los despachadores habituales de gasolina disfrutan de 45 días de vacaciones forzosas, en las que cobrarán su salario mientras piensan en qué les esperará después, si la cárcel o la vuelta al trabajo.
En ese tiempo se hará un estudio detallado sobre los millonarios desvíos y faltantes de combustible. Este es solo el principio de un combate contra las "irregularidades", los "parásitos" y los "nuevos ricos" iniciado por el propio Fidel Castro.
En una intervención, atacó el despilfarro de recursos energéticos. Pero reservó la mayor dureza contra las personas que viven a costa del estado y que se lucran de negocios ilícitos no solo con la gasolina, sino también con productos que salen de los puertos y de la agricultura, de las tiendas recaudadoras de divisas y los hoteles dedicados al turismo internacional. "No puede ser que sus ingresos indebidos sean 40-50 veces superiores a los de quienes realizan faenas abnegadas como las de los médicos internacionalistas", dijo.
Los desvíos son millonarios, y de momento, nadie se atreve a dar cifras. Un bombero, que guarda su nombre celosamente, reconoció a este diario que puede ganar 200 dólares en un día. "No afecto al cliente", dice.
Un ingeniero reconoce que dejó su trabajo en una empresa del estado para hacerse taxista de turismo. Tiene un teléfono celular último modelo y es cliente de restaurantes donde paga 50 dólares por una cena de tres o cuatro personas. Eso, gracias a un artilugio que detiene el cuentakilómetros y evade así el registro real de lo que trabaja.
Los 28.000 trabajadores sociales, todos muy jóvenes, y de ellos más del 70 por ciento mujeres, están llegando a todos los centros recaudadores de divisas. En los agromercados, creados en 1994 para que los productores (campesinos privados, cooperativas o empresas agrícolas estatales), vendan directamente al consumidor, es la Policía la encargada de poner orden.
Decomisan camiones y alimento, detienen infractores e imponen multas a intermediarios. Juan Contino, alcalde La Habana, informó que "fueron decomisados 78,2 toneladas de productos, que serán vendidos en mercados de empresas estatales" y 36 camiones fueron "ocupados" por vender la carga a intermediarios.
De inmediato, desapareció una cantidad de vendedores ilegales que ofrecen queso, encendedores, discos piratas, patatas, huevos, langosta o chorizos; ladrones y porteadores de mercados. Y muchos mostradores quedaron vacíos y hubo escasez. Para comerciar legalmente hay que pagar al Estado 90 pesos (3,75 dólares) diarios por el mostrador.
"Aquí se ofrecen los productos que el Estado no tiene capacidad de suministrar", dice Ramón, jefe de uno de los mercados, que nos pide reserva de su verdadero nombre.
Tampoco se han librado los restaurantes de particulares, que solo pueden tener 12 sillas disponibles. Cuando se permitió su existencia en 1995 había 600, ahora son menos de 100. Muchos propietarios de viviendas que las alquilan a extranjeros también han sufrido el aumento de los requisitos y han debido entregar sus licencias. Son los cuentapropistas, que trabajan por cuenta propia, e integran la nueva clase de los llamados "nuevos ricos".
Contra todos estos, los "sobornados y los que sobornan", va dirigida la campaña, dijo Castro.
No puede ser que un corrupto gane 50 veces más que quien hace faenas abnegadas.
MILAGROS LÓPEZ DE GUEREÑO
Para EL TIEMPO
Desde LA HABANA
http://eltiempo.terra.com.co/inte/latin/noticias/ARTICULO-WEB-_NOTA_INTERIOR-2619618.html
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