Asunto bastante delicado
[27-08-2012]
Hugo Araña
Corresponsal de Misceláneas de Cuba
(www.miscelaneasdecuba.net).- Desde que se abrió el permiso para que
nuestros compatriotas pudieran -eso sí, mediante el CUC- disfrutar del
sistema hotelero en todo nuestro territorio nacional, suceden asuntos
lamentables.
Y para no hacer tan extenso este comentario, me ubico en la Playa de
Varadero cerca de mi ciudad de Matanzas.
Según no pocos que han pasado unos días allí, como el que va por unas
horas, perciben que el trato hacia ellos se diferencia bastante en la
atención, con relación a los extranjeros que visitan dicho lugar.
Notan que se demoran en atenderlos. Los rostros de los camareros no son
tan amables que digamos, y hasta veces ignoran cuando requieren de uno
de ellos.
El ejemplo más elocuente y más próximo a este comentario, le sucedió no
hace ni una semana, a un matrimonio que vive cerca de mi casa, cuando
pasaron un día en el Hotel Cuatro Palmas.
La dependienta que atendía en el bar, cuando el esposo le pidió un trago
de whisky, le comunicó que no tenían esa bebida; sin embargo, a una
velocidad superterolítica escondió la botella de whisky debajo del
mostrador. Por lo cual, este cubano tuvo que conformarse con un ron
Cinco Estrellas.
Lo mismo aconteció cuando en el restaurante decidieron almorzar. Todo lo
que se anunciaba en la Table de ofertas gastronómicas, al parecer muchas
habían cogido otro rumbo. Sin embargo, su Señora al dirigir la vista a
una mesa cercana, donde yacían tres extranjeros sentados, les fue
servida lo mismo que dicha pareja había deseado consumir.
Además, notaron que en ese lugar de comidas, la limpieza dejaba mucho
que desear, como si hacía días que por allí no pasó ninguna empleada de
servicio.
Pero, para oír las dos partes de esta situación, he hablado con ciertos
empleados no sólo del Cuatro Palmas, sino de otros hoteles de más
estrellas sobre este asunto. Me han comentado que los cubanos – no
todos, por supuesto-, al parecer no están educados para transitar o
pernotar en esos hoteles. Unos opinan -y me rogó que no los nombraran-,
el metal de sus voces de nuestros compatriotas, parecen como si
estuvieran en una valla de gallos o en un estadio de pelota. Cuando no,
se llevan para sus casas lo inimaginable, ignorándose si es por guardar
un recuerdo de sus estadías, o porque el síndrome de hurto tan de *moda
en Cuba*, y no pueden frenarse.
El caso es que cuando por la puerta principal de cualquier entidad
hotelera en Varadero, aparecen cubanos, es como si de pronto, su
empleomanía sufriera un infarto debido quizás a lo expuesto
anteriormente que, echarle la culpa al visitante como al empleado,
parecen empatados en esa desagradable situación hotelera.
Y por supuesto, y para no parecer categórico, que solamente lo expuesto
pueda o no pueda suceder sólo en dicho Hotel, tanto el visitador como
el receptor, ambos no salen libres de culpas.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=36904
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