26-10-2010
La nueva canciller española, Trinidad Jiménez, se estrenaba ayer en su
cargo siguiendo la estela de su antecesor y proponiendo a la Unión
Europea que sucumba a los encantos de la dictadura castrista. No lo
consiguió, aunque al menos sí arrancó a Catherine Ashton, jefa de
Política Exterior de la UE, el compromiso de una ronda de "contactos
exploratorios" que, de fructificar, podrían derivar en futuros acuerdos
de cooperación. Miguel Angel Moratinos, el "hombre de Castro" en el
Viejo Continente, estará satisfecho. Su sustituta ha logrado una pequeña
parte de lo que él tanto ansiaba, aunque hasta que la Unión modifique su
posición común ante la dictadura cubana va un trecho.
Efectivamente, Europa ha dado una enorme muestra de generosidad ante
quien no lo merece. Cierto es que La Habana -por mor de la mediación de
la iglesia cubana y no de Moratinos, conviene recordarlo- está
excarcelando últimamente a algunos presos políticos. Pero yerran quienes
ven en ello razones humanitarias o esperanzadores atisbos de apertura.
La realidad es que las autoridades castristas, conscientes del daño que
les ha hecho la muerte de Orlando Zapata o la heroica protesta de
Guillermo Fariñas no están dispuestas a que la disidencia empiece a
levantar la cabeza. De ahí su política de liberar con cuentagotas a
quien estima oportuno.
Salvo eso, nada más se ha movido en Cuba. En la Isla sigue habiendo una
dictadura que viola sistemáticamente los derechos humanos, y ni una sola
de las disposiciones normativas que amparar semejante atropello han
sufrido modificación alguna. Y tampoco las autoridades dan muestra
alguna de que vaya a haber cambios en un futuro inmediato. Por tanto, no
es la Unión Europea, cuyos 27 estados miembros disfrutan ya de una
democracia plena y asentada, sino Cuba quien tiene que avanzar. Pese a
la fascinación que su régimen siga produciendo en los representantes de
la política exterior española.
http://www.elimparcial.es/es-cuba-quien-debe-moverse-no-europa-72911.html
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