VICENTE MONJE - Madrid - 30/10/2010
A ninguno de los presos políticos cubanos puestos en libertad y venidos
a España les he oído hablar de derechos humanos, pero sí piden que la
Unión Europea mantenga la Posición Común -que básicamente restringe el
intercambio comercial UE-Cuba y fue aconsejada por el ex presidente José
María Aznar-. Se han echado en los brazos del Partido Popular que los
lleva a Europa para que allí insistan en la idea de mantener la Posición
Común.
Su liberación de las cárceles de aquel país se debe a los buenos oficios
del ex ministro de Asuntos Exteriores de España, Miguel Ángel Moratinos,
que como contrapartida a ese rasgo del Gobierno cubano, amén de otras
medidas privatizadoras, empeñó su palabra para exponer en la Unión
Europea la necesidad de terminar con la Posición Común, para mejorar
algo la situación económica que sufre la isla.
Estos liberados, ¿tienen en cuenta la penuria económica que padecen los
casi 12 millones de compatriotas suyos al abogar porque no cambie nada
la Posición Común, atendiendo a los derechos humanos, o lo que pasa es
que se identifican con el neoliberalismo que padecemos y en el que
piensan incluirse?
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