25-10-2010.
Licdo Sergio Ramos
(www.miscelaneasdecuba.net).- El régimen cubano anunció el despido de
"medio millón de empleados". Una cifra incierta si tomamos en
consideración el tradicional vicio del gobierno de alterar las cifras,
minimizando las que les son adversas y exagerando las que les son
favorables.
Es obvio que dicha cifra fue empequeñecida para disminuir los efectos
negativos de la noticia. Nada quita que el verdadero número este
rondando al millón de desempleados, que en un país de 11.5 millones de
habitantes implica un sustancial impacto demoledor en la economía nacional.
El impacto se magnifica por tratarse de un país donde el único empleador
es el Estado y por la existencia de un sistema económico altamente
ineficiente e improductivo.
Para paliar los efectos adversos, el régimen liberalizó ciertas
actividades de cuentapropistas, sacando a la luz una larga lista, a
veces hasta con actividades risorias, propias de la fantasía del algún
burócrata trasnochado. Acto seguido anunció la imposición de impuestos
montantes teóricamente al 10% de los ingresos percibidos.
Acompaña la medida aspectos controladores como la adquisición de
materias primas al Estado a precios exhorbitantes, el pago de rentas
altísimas por locales al gobierno, la proliferación de inspectores,
quienes incertados en una cultura la corrupción fomentada por la
incompetencia estatal, hará del cuentapropista una víctima frecuente del
buscón gubernamental que esquilmará el bolsillo del trabajador por
cuenta propia.
La solución de la deblacle económica del país, que acaba de hacer
crisis, no es penalizando la productividad, sino incentivándola.
Comenzar con la imposición de impuestos tan altos es matar a la criatura
antes de que nazca. Controlar el acceso a la materia prima producirá el
incremento de los precios al consumidor y afixiará al cuentapropista.
Someter al trabajador por su cuenta al buscón que los inspecciona, es
ponerlos a trabajar para el bolsillo de los corruptos.
Estas medidas tributarias y de política pública reflejan la carencia de
voluntad para fomentar un verdadero cuentapropista o mejor, el
desarrollo de la libertad empresarial, aunque sea en pequeña escala.
El vicio controlador del gobieno cubano lo empuja a tener amarrados a
todos como el perrito con cadena. La oligarquía gobernante carece de la
amplitud mental que se requiere para hacer el cambio amplio y generoso
capaz de reformar para bien del pueblo la economía cubana.
Lo inteligente es dejarla libre de impuestos e incentivar por el Estado
la entrega gatruita de materiales y materias primas iniciales para
desarrollar la labor cuentapropista, simultaneamente que se permita el
acceso libre al mercado para la compra de materias primas, herramientas
y utencilios de trabajo.
Pero la economía cubana seguirá sin funcionar, porque en verdad a la
oligarquía del poder, no les interesa el cambio real, sino palear
temporeramente la presente situación sin perder el control férreo que
tienen sobre los empobrecidos y explotados trabajadores. Al cabo del
tiempo volverá a pasar como a los Mercados Libres Campesinos durante la
década de los '80, que cuando vieron que los campesinos florecían
económicamente, los decapitaron de un plumazo.
Los cuentapropistas pasarán a ser siervos empobrecidos de una nueva
especie de funcionarios corruptos: los 'controla-propistas'. El
desempleo masivo agudizará los niveles de pobreza a los cuales esta
sumido el cubano de a pie. Finalmente, la desesperación por sobrevivir
incrementará los niveles de críminalidad y de corrupción, esos que
pululan en Cuba y que a seudo-prensa estatal le esconde al pueblo.
Y es que la razón real para el controlismo, es que el régimen no quiere
bajo ningún concepto que el pueblo salga de la miseria en que vive
sometido desde hace 50 años, debido a que la riqueza en manos del pueblo
es poder para el pueblo… y los egoístas oligarcas de la cúpula
gobernante, quieren todo el poder para ellos.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=30368
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