José Antonio Fornaris, Cuba-Verdad
LA HABANA,Cuba, enero (www.cubanet.org) - El país ha perdido la brújula.
Hace más de un mes que no se publican las "Reflexiones del Compañero
Fidel". Tampoco el Comandante dio a conocer al pueblo ningún enjundioso
y trascendental mensaje con motivo del aniversario cincuenta de su
siempre victoriosa revolución. Ni recibió a los presidentes de Panamá y
Ecuador, que estuvieron de visita oficial por la isla.
Armando Hart, que cada vez que publica algún artículo periodístico, no
importa el tema, habla de la genialidad y el humanismo martiano de su
jefe y guía político, tampoco ha mencionado últimamente al Comandante.
Esos hechos han dado pie a que se escuchen algunos comentarios en la
calle en los que se asegura que "el hombre", "el Comandante", "el
viejito enfermo", "el tipo", emprendió su viaje a la posteridad. En esta
ocasión sí puede ser que los rumores contengan una buena dosis de
exactitud. ¿Por qué entonces no se ha informado de manera oficial? Si la
enfermedad fue declarada "secreto de Estado", ¿cómo se manejará el
asunto a la hora del fallecimiento del Máximo?
Cuando Francisco Franco, siendo ya un anciano de 84 años, enfermó
gravemente, el tejemaneje de las autoridades políticas fue tremendo para
ocultar a los españoles el delicado estado de salud del caudillo. En el
caso de Castro, su muerte lo complica todo, porque Cuba está a sólo 90
millas de Estados Unidos. Y morirse con George W. Bush en la presidencia
puede ser un asunto de alta política.
Si el fallecimiento ya ocurrió, como aseguran algunos, en los días
finales de 2008, las cosas se complican más, porque hay que tener en
cuenta el elemento místico: es inevitable relacionar triunfo de
revolución-muerte del Comandante. También hay que valorar que un anuncio
de esas características a fin de año, hubiera provocado que en Miami
todavía se estuviera celebrando el advenimiento de 2009.
Si en verdad el deceso se produjo, lo más probable es que el anuncio se
haga (porque de todas formas habrá que decirlo), el 28 de enero, porque
es bueno relacionarlo para siempre con José Martí.
Al final, todo será por gusto. Si no ha ocurrido, de todas maneras
tendrá que ocurrir. Si lo dicen en el momento exacto o mucho tiempo
después, es intrascendente. De todas formas la frase preponderante,
aunque no llegue a todos los labios, será: ¡Viva la democracia!
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