2009-01-25.
Osvaldo Alfonso Valdés, Ex Prisionero de Conciencia de la Causa de los
75 y Analista Político de Misceláneas de Cuba
(www.miscelaneasdecuba.net).- Desde el día en que se dio a conocer la
proclama por la que Fidel Castro daba a conocer que cedía "con carácter
temporal" todos sus cargos a su hermano Raúl, las especulaciones sobre
su estado de salud no han cesado.
Más de una vez las afirmaciones de que incluso ha muerto y el régimen lo
oculta, han circulado en los cables de las agencias de prensa y decenas
de periodistas acuden a acreditarse y solicitar una visa para viajar a
La Habana y estar en la isla para reportar el funeral del comandante.
Lo cierto es que el dictador sigue vivo, senil, según algunas
entrevistas en las que se puede ver la incoherencia de sus palabras,
también muy limitado físicamente, y sin lugar a dudas, su enfermad es
grave, pues de lo contrario jamás habría dejado el poder. En la propia
proclama, a pesar de que su situación en ese momento lo llevó al borde
de la muerte, dejaba claro que su separación del cargo era solo en
funciones y con carácter temporal; la realidad luego se impuso y hoy
tenemos a su hermano como Jefe de Estado en Cuba.
La opinión mayoritaria entre quienes nos hemos opuesto al régimen y en
gran parte de la propia población, fue siempre que con la salida del
poder de Fidel, el sistema cubano colapsaría pues Raúl Castro carece de
la autoridad, el carisma, y la inteligencia que el octogenario
gobernante cubano posee.
Todos, o casi todos, pensamos que moriría en el poder y el escenario en
que nos encontramos desde hace ya más de dos años, no fue previsto por
casi nadie. Resulta pues que ya el tirano no gobierna Cuba, pero aún
vive y esa vida sigue lastrando la realidad de nuestra patria.
Ahí están sus escritos en los que opina sobre cuanto acontecimiento
nacional e internacional considere merezcan sus criterios. Castro, por
tanto, no ha desaparecido del escenario político cubano, y quien ha
gobernado con el poder absoluto un país por más de cuatro décadas como
él lo hizo, su influencia no se pierde mientras viva. Sus criterios o
inclusos los que se les atribuyan si es que como no pocos creen tal vez
ni sea ya capaz de escribir esos artículos por si mismo, gravitarán
sobre la vida política del país.
¿Por qué si Castro no se agrava realmente, desaparece en cierta
ocasiones, dejan de aparecer sus "reflexiones" y los voceros del régimen
demoran en desmentir los rumores que rápidamente se extienden y solo al
cabo del tiempo hacen algunas declaraciones tímidas para refutarlos
hasta que de repente aparece una nueva foto del máximo líder y algún
nuevo escrito en la prensa?
Hay motivos para considerar que esto no es fortuito, y que todo es
deliberadamente provocado por el régimen y es probable que con
diferentes propósitos. La dictadura, en primer lugar, estaría interesada
en pulsar la reacción del pueblo ante la muerte definitiva del dictador.
Ha sido evidente para los que gobiernan en Cuba que en el seno de los
ciudadanos de la isla, la apatía es la conducta predominante ante la
enfermedad de Castro y esta actitud obviamente nada tiene que ver con el
cariño que siempre han divulgado que sienten por él. Otro objetivo para
ellos no menos importante, sería alimentar la imagen de un Fidel Castro
invicto e invulnerable, resistente y poderoso que está ahí, como dice
Raúl Castro, haciendo ejercicios, leyendo mucho y sobre todo
asesorándolo en todos los asuntos.
El régimen cubano, ya es sabido, no tiene la menor intención de realizar
cambios; su discurso político en este sentido está claro. Las medidas
que han implementado en lo más mínimo constituyen un peligro para el
poder y por otra parte no significan ninguna mejora sustancial en la
vida de los cubanos.
No se puede despreciar a un pueblo de esa manera considerando, como
tantos hacen, que liberalizar la tenencia de celulares que la mayoría no
puede tener, tener derecho a entrar a hoteles cuando la alimentación
diaria no está resuelta, y poder comprar computadoras sin accesos a
Internet, pueden ser reformas a tener en cuenta en un país donde se
encarcela a los ciudadanos por sus ideas y se aplastan todas las libertades.
Lo cierto es que grave o no, cerca o no tan cerca de la muerte, Fidel
Castro sigue ahí, haciendo lo que un cubano de a pie diría con una
palabra que no sería de buen gusto poner en este artículo, pero que
definiría sin embargo algo muy cierto. No debería estarse tan pendiente
de si muere o vive ese despreciable tirano, pues eso hace vulnerable a
las manipulaciones que la afiebrada y morbosa mentalidad de quienes
gobiernan la isla, no dejan de implementar.
Castro en definitiva, es un mortal como todos, y solo sus privilegios
han hecho que aún esté con vida. Cualquier cubano del pueblo
probablemente moriría en poco tiempo de tener su padecimiento pues no
poseería todos los recursos para atenderse, ni su cuerpo estaría tan
bien alimentado como el del comandante; ni tampoco uno de los mejores
cirujanos de España habría ido a Cuba a atenderle.
Todo esto es cierto, pero a Castro le llegará su hora. A Cuba también
llegará la libertad, nuestros compatriotas son seres humanos como todos
los del resto del planeta y aunque se comportan como también lo haría
cualquier pueblo que sufriera una dictadura como la que todavía padecen
y muchos pueblos lo han hecho y lo hacen, igualmente desean la libertad
y la prosperidad y la reclamarán como ya cada vez más lo hacen. De
nuestros compatriotas todos, los de dentro y los que estamos fuera
depende cuanto podamos acercar la libertad de nuestra tierra.
¿Y de Fidel Castro qué? Pues de ese ya se encargará el tiempo y también
tendrá su hora final a pesar de los privilegios reales, las fotos, las
"reflexiones" y lo que digan sus viejos y nuevos cómplices. Cuba y su
pueblo, que es lo que importa, siempre estarán y por ella y ellos debe
darse la batalla por su libertad.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=18992
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