«La universidad es un cuartel de la Seguridad»
Entrevista con Rolando Rodríguez Lobaina, directivo del Movimiento
Cubano de Jóvenes por la Democracia.
Luis Felipe Rojas, Holguín | 21/07/2008
Rolando Rodríguez Lobaina, junto a su hermano Néstor, ex preso político,
fundó y lleva adelante diferentes proyectos con numerosos jóvenes
cubanos. El proyecto Universitarios Sin Fronteras (USF), la lucha por la
devolución de la Universidad Católica Santo Tomás de Villanueva y la
presentación en noviembre pasado de más de 5.000 firmas que piden la
autonomía universitaria, son algunos de sus gestos y acciones dentro de
la lucha cívica no violenta.
Nos vimos en medio de las detenciones y deportaciones masivas del pasado
3 de julio, cuando un grupo de disidentes se disponía a celebrar el día
de la independencia de Estados Unidos. Empezó en un arranque de
jovialidad, se explayó en detalles (unos para publicar y otros no), pero
finalizó llorando cuando conversamos sobre los presos políticos y sobre
cómo soñaba la Cuba del día después.
¿Qué es Universitarios Sin Fronteras?
Este es un proyecto que pide libertad de reformas dentro de las
universidades, libertad de asociación, académica y más. Para que no haya
un control monolítico dentro de los recintos universitarios,
militarización ni adoctrinamientos. Es para que las universidades sean
centros libres para emitir pensamiento, sin distinción de personas ni de
ideologías.
En 1996 se hizo una entrega de estas peticiones y la respuesta fue el
encarcelamiento de Néstor Rodríguez Lovaina, Heriberto Rodríguez Leiva y
Radamés García, en Villa Maristas, por 56 días. En 2004 se hizo una
revisión, se le entregó al gobierno y se le pidió que fuese del
conocimiento de todos, que se distribuyera en las universidades y se
convocara a un plebiscito donde la Complutense de Madrid, la UNAM y
otras fuesen observadoras.
Los días 18 y 19 de abril de 2005, el MCJD entregó el proyecto a la FEU
en Santiago de Cuba, Villa Clara y La Habana. Además, personalmente, lo
entregué en la dirección nacional de la FEU (Federación Estudiantil
Universitaria). Fue una acción conjunta, y estos planteles hicieron
silencio. En el caso de Villa Clara, lo primero que hicieron fue buscar
a la Seguridad del Estado. Es un mecanismo que tienen instalado, y ahora
estoy haciendo denuncia de ello. La FEU no representa los intereses
verdaderos de los estudiantes en las universidades.
¿Y todo se queda en el plano de los secretariados de la FEU?
Claro que no. Ahí están las protestas de septiembre de 2007, en la
Universidad de Oriente, en las sedes de Quintero y Mella, donde
estudiantes se manifestaron por exigencias, pidiendo mejorías. Sin
embargo, lo que vivieron esos estudiantes, por testimonios que tenemos;
el control que vivieron los que fueron delatados como supuestos
incitadores de aquellos hechos, fue el infierno. Se paraban en las
ventanas y los vigilaban, y para esto se prestaron profesores.
Se sabe que la Seguridad del Estado estableció un cuartel de operaciones
dentro de la Universidad. Aplicaron el mecanismo de llegar a la médula
espinal de todos los focos de rebeldía y protesta. La rectora, Zaida
Valdés, fue otra cómplice, súbdita de los intereses del gobierno,
radical, ultraizquierdista, engañó a los estudiantes: en un principio
les dijo que no se iban a tomar medidas, pues ellos lo único que exigían
era la mejora de las condiciones; pero el resultado fue la expulsión de
alrededor de diez estudiantes.
Tuve la oportunidad de hablar con varios de ellos, y desde esa fecha no
hemos podido contactarlos más. No se sabe el mecanismo que utilizan con
ellos, si es la presión, el chantaje, utilizan a los familiares, las
amenazas y todas las demás cosas para emplear el terror. Amenazaron con
cerrar el plantel, y créeme, lo hicimos público en aquel momento, ahí
íbamos a estar, junto con los estudiantes.
Excepto un estudiante, que fue expulsado definitivamente, los otros
fueron sancionados a dos años de separación, para analizar después de
ese tiempo si es que pueden regresar. Te darás cuenta que no hay
libertad y que nuestra lucha está más que fundamentada. Creo que por eso
estamos aquí.
Es un riesgo que corren…
Sí, se me ha secuestrado, se me ha encerrado sin que lo sepa mi familia,
y la más sonada y alarmante fue cuando presentamos las firmas. Junto a
otros dos miembros, fuimos deportados de La Habana hacia el oriente del
país.
Concretamente, ¿cuáles han sido las acciones represivas contra ustedes?
Tienes que fijarte que dentro de todo el entramado de la sociedad civil
emergente, nosotros hemos llevado el papel exclusivo del sector
universitario, a diferencia de otros grupos, partidos e iniciativas
alternativas. Hemos tenido esa distinción, que el gobierno no ha pasado
por alto, y los cuerpos represivos se han ocupado de esto, por la
importancia que tiene este sector, no ya solamente en Cuba sino en
cualquier país.
Lo han demostrado los momentos de transición en los regímenes de fuerza:
han sido los universitarios los que han llevado el clarín hacia la
libertad y la democracia. El MCJD se ha identificado con esta lucha y
este sector, y es por ello que ha sido mirado con furia. Lo demuestran
los encarcelamientos, el descabezamiento de sus líderes a través de los
años. Este 16 de julio hemos cumplido 17 años. Incluso los órganos de
contrainteligencia han dicho a algunos activistas que pueden pertenecer
a otros grupos de la oposición, menos a éste. De manera que ha habido
una intención, una particularidad.
¿En qué fase de trabajo se encuentran? ¿Qué hacen hoy?
Hay que hacer primero una pequeña retrospectiva del MCJD. Han sido
distintas etapas de trabajo. Surgió al principio como un movimiento
alternativo a la oficialista UJC (Unión de Jóvenes Comunistas) y
traíamos el sueño al calor de los cambios en el bloque comunista en
Europa del Este. Eso daba que el movimiento tenía más inclinación hacia
la desobediencia civil, muchas actividades, acciones en las calles,
etcétera. Luego, en 1996, surge el proyecto Universitarios Sin Fronteras
y nos volcamos hacia los centros universitarios del país, haciendo
fuerza en los tres tradicionalmente más conocidos: la Universidad de La
Habana, la Universidad Central de Las Villas y la Universidad de Oriente.
Después vinieron encarcelamientos sucesivos a Néstor, que fueron muy
letales para el desarrollo del Movimiento. Ahora ha habido una
maduración y estamos un poco menos en la desobediencia civil, porque se
hizo una nueva revisión del proyecto en 2004, con una nueva panorámica,
donde se proyectan los objetivos hacia los centros de estudios superiores.
Resultado de ello fue la entrega de las 5.000 firmas a la Asamblea
Nacional, en noviembre pasado, y el resultado fue el ataque del
gobierno, con encarcelamientos temporales y deportaciones hacia oriente,
y el ataque en el periódico Granma. Porque ellos ven Universitarios Sin
Fronteras como algo a lo que hay que atacar, desacreditar, minimizar.
Pero ya tenemos una visibilidad mayor, estamos en una etapa de más
madurez, con un prestigio incluso a nivel internacional, con la creación
y el trabajo sostenido del Comité Internacional de Jóvenes por la
Democracia, que ha sido muy solidario, consciente y atento a todo cuanto
pasa en la vida cubana.
¿En qué consiste el Centro de Estudios Alternativos?
Soy el actual director, pero fue fundado por Heriberto Rodríguez Leyva.
En este centro de estudios se ha estudiado el comportamiento de los
jóvenes, la historia de Cuba, pero también la de los diferentes procesos
de cambio de países del antiguo bloque europeo; de regímenes, aunque
hayan sido de derechas. Estudiamos el comportamiento de las luchas
estudiantiles en todas partes del mundo, lo que fue Jean Palaw, la
trascendencia de los momentos convulsos de 1968 en Checoslovaquia,
Francia y otros.
Nos hemos centrado en cómo enfocar y trasladar estas experiencias a la
Isla, porque se conoce que ha habido mucha apatía, desinterés por el
estado de frustración que se vive, que ha establecido el régimen con su
política y que los jóvenes han sido los que más lo han sufrido.
Estudiamos esto con enfoques económicos, políticos y culturales. Han
aumentado las publicaciones independientes desde la década de los años
noventa. Así surgió Los Pinos Nuevos, que fue la primera intención de
acercar el pensamiento alternativo a los jóvenes.
No son una fuerza política ni una alternativa de poder. ¿Cómo piensan
entrarle de frente al estudiantado, primero, y al pueblo en general,
después?
Muchos de los integrantes de esta organización, un día dijeron: 'voy a
dar el paso y luchar', pensando en que la nación cubana está lastimada y
tenían que ayudar de alguna forma. Hay quienes se lanzan a formar un
grupo de lucha, por ver a una Cuba con una plataforma democrática, pero
hemos notado que les faltan instrumentos y métodos.
La integración con otras organizaciones ha sido un método para llegar a
más jóvenes. Ha sido muy importante trabajar y formar parte de la
Alianza Democrática Oriental, y no se puede pasar por alto esta labor de
confraternidad, que ha sido experiencia y oportunidad para poder
intercambiar con líderes y organizaciones, y tener el sueño de ver a
todas las fuerzas prodemocráticas unidas. Sembrar la semilla de la
libertad, perfeccionar la herramienta para despertar a los demás, esa es
la lucha. Queremos que Cuba pueda competir en una transición imprevista
que pueda surgir, pero también en el contexto del mundo civilizado.
¿Cuánto los ayuda el hecho de trabajar con personas que aún no se han
declarado abiertamente en contra del gobierno?
Te respondo con una historia. Un día tuvimos la oportunidad de compartir
con unos estudiantes de Periodismo, y uno de nosotros les hizo la
pregunta de qué creían de la libertad de expresión. Y aquellos muchachos
prefirieron no responder. Entonces te das cuenta que es una verdadera
batalla por controlar sus mentes, esas capacidades que están floreciendo
y que están en la mejor etapa de sus vidas, donde empiezan a interpretar
los fenómenos que están ocurriendo a su alrededor.
Es una lucha del pensamiento alternativo contra la expresión
oficializada, eso fue en Guantánamo. Pero también tuvimos la experiencia
de Cienfuegos, envidiable. Llegamos y plantamos, pusimos los mecanismos
de conversación y, sin embargo, te das cuenta de que hay inquietudes,
pero hay miedo. Y están aquellos que, más bien por ese temor, por
comprometimiento, dicen: 'bueno, me voy a graduar, obtener un título y
después veo qué haré'.
Estamos viviendo la etapa de la llamada "universalización de la
enseñanza superior", con una enorme desproporción, sin tener en cuenta
el daño que se le está haciendo a la infraestructura de lo que siempre
fue la universidad en Cuba, en cuanto a la calidad de la docencia. Hay
personas con un altísimo nivel, dispuestas a lanzar al país a primeros
planos en la arena internacional, en varias ramas. Hay dos opciones para
los jóvenes profesionales: esperan que pase este letargo o se van del
país. Estas dos opciones son las que van lacerando a Cuba como nación.
Es un trabajo en silencio y tal vez lento, pero nuestra lucha está bien
definida: dejar caer la semilla de la libertad entre los jóvenes. Esa
experiencia, esos contactos informales, nos han demostrado que la
juventud cubana no quiere a un régimen que les impide ver la mejor y más
variada televisión, la internet, viajar, etcétera.
Yo me gradué en la CUJAE como ingeniero informático, y de mi año, todos
están fuera del país. Incluso aquellos que eran comunistas e
intolerantes ante cualquier debate o pensamiento. Muy silenciosamente
han emigrado, pero muy silenciosamente regresan. Eso refleja la mentira
en que se vive en esta isla.
¿Cómo ve Rolando Rodríguez Lobaina la Cuba futura?
A pesar de todo lo que hemos pasado, el cubano siempre fue un ser
solidario, y eso va a marcarnos para siempre. Cuba puede reconciliarse.
Sueño en una Cuba para todos, que los cubanos de afuera puedan regresar,
que todos unidos levanten las manos y alcen a Cuba por encima de las
diferencias. Pienso que como mismo hubo una revolución de terciopelo
habrá una revolución de las palmas.
Están dadas esas condiciones. Dentro del laberinto de pensamientos, creo
que un día despertaremos, miraremos dentro de nuestros hogares y veremos
a nuestros hijos sonreír en paz. Sueño con el día en que regresemos del
trabajo y saludemos a la familia sin la incertidumbre de hoy. Sueño con
que no haya más presos políticos…
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