Publicado el 04-26-2008
Cuba: Cambios y Religión
Por Marcos Antonio Ramos
En los dos artículos anteriores intenté interpretar las más recientes
estadísticas religiosas y el creciente pluralismo en materia de religión
en Cuba. El fenómeno religioso, aunque minoritario, es lo
suficientemente significativo en la sociedad cubana de hoy como para que
incida de alguna manera en acontecimientos sociales y políticos, más
específicamente en el ambiente de cambios, mayores o menores, que puedan
producirse.
La política oficial hacia las organizaciones religiosas continúa
incluyendo ciertos controles y limitación del espacio concedido en
sociedad a ese tipo de movimientos, pero hay diferencias fundamentales
que pueden notarse fácilmente, aunque sólo en caso de que se preste
atención al asunto con un mínimo de seriedad, más allá de simplemente
repasar titulares de prensa y algún cambio de impresiones.
El actual régimen socialista, encabezado por el general Raúl Castro y
por el doctor José Ramón Machado Ventura, ha continuado la política de
acercamiento a los religiosos iniciada por su predecesor entre 1984 y
1986 con la visita a Cuba del reverendo Jesse Jackson y el libro "Fidel
y la Religión", que contiene entrevista hecha a Fidel Castro por el
religioso católico Frei Betto. Proceso intensificado, aunque sólo
gradualmente, en los años noventa. La política oficial visible no ha
sido en los últimos años realmente antirreligiosa, es decir, ya no se
aplican pautas de manuales marxistas, aunque tampoco se promueve la
religión.
Con mejores relaciones que el gobierno ha logrado establecer con el
Vaticano y con las grandes iglesias cristianas históricas en las últimas
dos décadas sería verdaderamente una locura el desear un verdadero
enfrentamiento Iglesia/Estado o reanudar la política de restricciones y
abierta discriminación ideológica de los años sesenta, setenta y
ochenta, lo cual no quiere decir que todo se haya resuelto. Aun cuando
se mantengan controles en cuanto a actividades masivas de los diferentes
grupos de creyentes, entre los mejores amigos con que cuenta el gobierno
de Cuba en el escenario mundial se encuentran varios líderes religiosos,
los cuales por lo general intentan lograr un mayor espacio para la
religión en la sociedad cubana a la vez que favorecen la realización de
reformas pero no buscan un cambio de régimen o de sistema.
Ni siquiera los partidos comunistas que sobrevivieron el derrumbe del
bloque socialista o la disolución de la Unión Soviética promueven ahora
la campaña ateísta de otras épocas. La principal potencia comunista
actual, la República Popular China, restringe la actividad religiosa
cuando ésta plantea, como en el caso del lamaismo del Tibet, algún
enfrentamiento político, pero ha flexibilizado la política hacia las
religiones, las cuales florecen ahora a pesar del ateísmo oficial,
asunto que en Cuba sobrevive en ciertos círculos, sobre todo en algunos
niveles del sistema educativo, pero ya no en la legislación vigente. En
todo caso, las clases de materialismo histórico o dialéctico no atraen
estudiantes.
Ningún miembro de la alta jerarquía católica o de las directivas
nacionales de las iglesias protestantes le plantea un desafío en materia
política al oficialismo que sea comparable al muy reciente del Tibet y
el Dalai Lama, quien por cierto, no reside en ese territorio. La más
importante figura del catolicismo en Cuba, el Cardenal Jaime Ortega ha
declarado que las relaciones con el gobierno son "buenas". Sería
necesaria la imaginación de Julio Verne para encontrar algo diferente en
el reconocimiento hecho al nuevo presidente por el cardenal Tarcisio
Bertone, primer funcionario diplomático extranjero en presentar sus
respetos al general Castro al asumir este su cargo. Según Ortega: "hay
buenas relaciones (con el gobierno) aunque puedan mejorarse, con un
mayor grado de apertura para la Iglesia. Me refiero, por ejemplo, a los
medios de comunicación". Ortega elogia que eso se haya logrado a nivel
provincial, pero no tanto en los medios nacionales. Y agradece la
entrada de misioneros extranjeros autorizados oficialmente.
También es cierto que clérigos católicos y protestantes, no
necesariamente los que encabezan las grandes confesiones religiosas, así
como grupos de feligreses parecen mantener una actitud de disidencia o
de oposición. Grandes sectores religiosos se han refugiado también en el
apoliticismo. Ninguna crítica hecha por las autoridades eclesiásticas va
en dirección al cambio de gobierno, sino que, como las de Ortega,
prefieren el "aliento de cambio para que las cosas mejoren y crezca la
felicidad en nuestro pueblo. Es un momento interesante y lo miramos con
esperanza…" Citamos sus palabras en entrevista con el profesor Aurelio
Alonso en la revista "Temas".
Pero cualquier régimen que desee mantenerse indefinidamente en el poder
comprende que ciertos espacios son problemáticos. La religión organizada
internacionalmente implica entrada de divisas y apoyo para el
levantamiento del embargo. No creo que el gobierno tenga la más mínima
intención de complicar sus relaciones con las iglesias y organizaciones
religiosas, pero tampoco que conceda un espacio que pueda, en un momento
dado, contribuir a hacerle perder el control de la calle, que para el
sistema resulta indispensable. Bien conocen Ortega y los de otras
confesiones que el acceso al sistema educacional no es algo que pueda
considerarse cercano, pero hay otras concesiones a lograr. Aunque existe
todavía poco acceso a los medios de comunicación, no se nota una campaña
ateísta o antirreligiosa en la prensa, la radio y la televisión cubana.
Y se espera un "acceso más fluido a los medios de comunicación". Esas
palabras de Ortega, coinciden con voces de las otras iglesias.
Un fenómeno curioso fue que el gobierno construyera en el patio del
histórico Convento de San Francisco una capilla para uso de la comunidad
de la Iglesia Ortodoxa Griega, de escasa presencia en Cuba. Se trataba
de un inteligente puente tendido hacia un sector de la cristiandad
histórica. Casi todos los meses se nota algún otro gesto amistoso
difundido por la televisión. Aunque tan incierta como la magnitud de los
cambios ofrecidos hasta ahora, no se nota señal alguna de enfrentamiento
significativo Iglesia/Estado. Al menos por el momento. La política
antirreligiosa fracasó, y fue reemplazada por otra. No debe extrañar que
se intente fortalecer el nuevo ambiente evitando las tensiones. Pero, en
uno u otro caso, no debemos entregarnos a simples conjeturas.
En una ocasión se le dijo al bíblico profeta Elías: "largo camino te
resta". No creo sea diferente en Cuba. Espero regresar al tema dentro de
unas semanas. Entonces intentaré describir como se relacionan ahora con
el gobierno y el Departamento de Asuntos Religiosos las iglesias y
religiones en Cuba.
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