El consejo de los violadores
Miriam Leiva
LA HABANA, junio (www.cubanet.org) - La Dra. Christine Chanet nunca pudo
viajar a Cuba, no recibió respuesta de las autoridades cubanas, que se
negaron a reconocer los mandatos de la Comisión de Derechos Humanos
desde 2002, y prorrogados por el nuevo Consejo en 2006, como
representante personal de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas.
Insultada por los representantes del gobierno totalitario, cesó en su
cargo el 18 de junio de 2007.
Muestras de que el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas es
un "desaconsejo" se producen diariamente en las sesiones de Ginebra. Ese
es el cónclave de los violadores de los derechos humanos y, por tanto,
la negación de los esfuerzos seculares por lograr la justicia para los
pueblos. Para asestarle el golpe de gracia, el gobierno de Cuba pretende
obtener una vicepresidencia. No sería descabellado que próximamente
Robert Mugabe presida sus sesiones, y se quiera mudar la sede, a fin de
garantizar que los criminales de Rangun puedan vigilar mejor a Aung San
Suu Kyi.
Los informes de la Dra. Chanet sobre la situación de los derechos
humanos en Cuba han sido elaborados con muchas dificultades, pues no
pudo visitar las fuentes directas en el país. Los datos proceden de
relatores especiales temáticos, las ONG y las denuncias que desde la
Isla llegaron. Sin embargo, se aprecia un profundo estudio de la
situación y el apego a la objetividad. Ejemplo es el párrafo 30, donde
manifiesta su alarma por las alegaciones de malos tratos durante las
detenciones, expresadas por las familias de los presos. La alimentación
y la higiene son deficientes y los cuidados médicos inexistentes o
inadecuados. A algunos detenidos se los mantiene en régimen de
aislamiento total, mientras que otros deben vivir en una peligrosa
promiscuidad con presos comunes.
Las humillaciones e incluso los golpes infligidos a los detenidos por
sus guardianes han sido denunciados en varias ocasiones. Los familiares
de los detenidos se enfrentan a múltiples dificultades para comunicarse
con ellos. En el 31 señala que ¨varios detenidos han hecho huelgas de
hambre particularmente extenuantes.¨
En las conclusiones, manifiesta que 59 personas siguen detenidas
arbitrariamente según la opinión No 9/2003 del Grupo de Trabajo sobre
Detención Arbitraria, a lo que se suman arrestos y detenciones nuevas en
2005 y 2006.
Las 10 recomendaciones denotan apego a la realidad: cese de los procesos
violatorios de los artículos 18, 19, 20, 21 y 22 de la Declaración
Universal; libertad a las personas detenidas que no hayan cometido
ningún acto de violencia contra personas o bienes; revisión de las leyes
que tipifican como delito el ejercicio de las libertades de expresión,
manifestación, reunión y asociación, en particular la Ley No. 88 y el
artículo 91 del código penal; moratoria de la pena de muerte; reforma
del procedimiento penal ajustado a los artículos 10 y 11 de la
Declaración; creación de un órgano permanente independiente para las
denuncias de personas alegando violaciones de sus derechos
fundamentales; revisión de los reglamentos relativos a la entrada y
salida del país, en contravención con el artículo 13 de la Declaración;
autorización de entrada a Cuba de las ONG; promoción del pluralismo para
la asociación, los sindicatos, los medios de comunicación y los partidos
políticos; y adhesión al Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos, los Protocolos Facultativos y el Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales.
No obstante, hay quienes critican a la Dra. Chanet por el gran peso que
confiere a las consecuencias del embargo de Estados Unidos a Cuba. En
realidad, pudiera estar sobredimensionado, pero no es menos cierto que
la mayor parte de los países del mundo lo han condenado. Además, son un
contrasentido las medidas impuestas en el 2004 que restringen las
visitas familiares a una cada tres años, el envío de paquetes y dinero
sólo a parientes directos y en dos tercios la suma de dinero por persona
autorizada para las visitas a Cuba.
Ni siquiera este intento de objetividad, que le ha granjeado la
animadversión de algunas personas, lleva al gobierno cubano a respetar a
la Dra. Chanet. El embajador de La Habana en Ginebra, cual escolar de
los bajos fondos, o solariego como se diría en idioma cubano común y
corriente, despotrica en la egregia sala de sesiones. Bajo cae la
diplomacia de Cuba que con bufonadas, fuerza vulgar y despectivos
insultos, impone sus designios gracias a muy desprestigiados apoyos.
Si el gobierno de Cuba cree que ha obtenido una victoria en el Consejo
de Derechos Humanos, se engaña a sí mismo. Como también se embauca
cuando realiza represiones para reimplantar el miedo, cuando mina
sistemáticamente la salud de los prisioneros cubanos en un esfuerzo por
doblegar o eliminar físicamente a los opositores sin dejar huellas
físicas visibles; cuando tortura psicológicamente a sus familias, cuando
el 98% del pueblo vota Sí; cuando sólo hay una opinión; cuando el país
se desmorona. El pueblo está en transición, desconocerlo podrá
desembocar en una catástrofe que nadie desea, pero que puede resultar
inevitable.
Lejos de celebrar la ilusión de una victoria, las autoridades deberían
tener la capacidad de sobreponerse al goce del poder ilimitado, y
corresponder a las responsabilidades para con su pueblo.
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