La política de la Unión Europea hacia Cuba
Miriam Leiva
LA HABANA, junio (www.cubanet.org) - El Consejo de Relaciones Exteriores
de la Unión Europea adoptó sus conclusiones hacia Cuba el 18 de junio.
Se requirieron prolongadas e intensas negociaciones para alcanzar el
consenso, sintetizado en cinco puntos, fruto de un ejercicio de
redacción encomiable, propiciador de acciones posibles por todas las
partes, sin dar la espalda a los problemas fundamentales. La buena
voluntad está expresada; el gobierno cubano no debería desaprovecharla.
Desde el 2005, a instancias de Madrid, la UE había suspendido las
sanciones aplicadas en junio de 2003 debido a la represión conocida como
Primavera Negra, cuando 75 pacíficos opositores al gobierno fueron
llevados a prisión con penas de hasta 28 años de cárcel y tres jóvenes
negros fusilados, luego de haber secuestrado indebidamente un pequeño
barco, aunque no hubo hechos de sangre.
Un grupo de países favorecía la insistencia de España de eliminar
definitivamente las sanciones, así como la posición común adoptada en
1996 con vista a promover la democratización y el respeto de los
derechos humanos. Éstos cedían a las presiones del gobierno totalitario
cubano que aplicó la contramedida de congelar las relaciones, así como a
las esperanzas fomentadas por las autoridades españolas de que las
negociaciones realizadas en La Habana por el canciller Moratinos y el
grupo de trabajo sobre Derechos Humanos rendirían resultados en el futuro.
Otros países, más realistas, fundamentalmente Gran Bretaña, República
Checa, Suecia y Bélgica, insistían en que no se había producido ningún
progreso significativo en la situación cubana que justificara una
concesión tan significativa de la Unión Europea.
En el documento adoptado, si bien se reconoce que no se han producido
cambios esenciales en el sistema cubano, la Unión señala que por primera
vez en 48 años ha habido una transferencia de poder, de Fidel Castro a
una dirigencia colectiva encabezada por su hermano Raúl Castro, que
constituye una nueva situación. Además, urge al gobierno cubano realizar
reformas políticas y económicas para mejorar la vida cotidiana del pueblo.
Se manifiesta que la UE sigue estrechamente los acontecimientos
políticos en Cuba, incluyendo la situación de los derechos humanos, y
deplora que no haya cambiado fundamentalmente, a pesar de la disminución
del número de prisioneros políticos y los actos de hostigamiento. Se
reconoce que el gobierno cubano continúa negando a sus ciudadanos los
derechos y libertades civiles, políticas y económicas internacionalmente
reconocidos.
Nuevamente se urge al gobierno cubano, como miembro del Consejo de
Derechos Humanos, a liberar incondicionalmente a los prisioneros
políticos, y se reafirma que esta cuestión constituye una prioridad
clave en la política de la UE hacia Cuba.
Se expone que todos aquellos comprometidos pacíficamente con la
libertad, la democracia y el respeto de los derechos humanos deben
contar con la solidaridad y el apoyo de la UE. Al respecto, se
continuará el diálogo con los integrantes de la sociedad civil de Cuba y
se ofrecerá a todos los sectores de la sociedad apoyo práctico para un
cambio pacífico. En ese contexto, el Consejo enfatiza la política de la
UE de apoyo a los defensores de los derechos Humanos en todo el mundo.
Por otra parte, la Unión reconoce el derecho de los ciudadanos cubanos a
decidir independientemente su futuro y se mantiene dispuesta a
contribuir positivamente al desenvolvimiento de todos los sectores de la
sociedad cubana, incluso mediante el desarrollo de instrumentos de
cooperación.
Resulta significativa e importante la rama de olivo que la UE tiende al
gobierno cubano. En tal sentido señala que al tiempo que mantendrá su
diálogo intenso con la sociedad civil y la oposición pacífica, estaría
dispuesta a reasumir un diálogo político abarcador y abierto con las
autoridades cubanas en todos los temas de interés mutuo. Este diálogo
debe contemplar un amplio margen de campos potenciales de cooperación,
incluyendo las esferas política, de derechos humanos, económica,
científica y cultural. Se desarrollaría sobre una base recíproca y no
discriminatoria. No obstante, para que no quepan dudas de que se
mantiene una posición respetuosa, pero de principios, se manifiesta que
en ese contexto la UE subrayará al gobierno cubano sus puntos de vista
sobre democracia, derechos humanos y libertades fundamentales.
Posiblemente lo más novedoso, y que ofrece posibilidades a las
autoridades cubanas de tomar el derrotero merecido por su pueblo y
también abrirse al mundo del siglo XXI, es la invitación a una
delegación cubana a visitar Bruselas, a fin de realizar el diálogo señalado.
Indudablemente, el destino de Cuba está en manos de su pueblo. La
oposición pacífica tiene una alta responsabilidad y está consciente de
ello. Pero la solidaridad internacional, en particular la de la Unión
Europea, ha contribuido a que el desenfreno del gobierno totalitario en
marzo de 2003 no fuera de mal en peor, y eso lo agradece la disidencia
indefensa, aunque firme. Sin embargo, no puede caerse en posiciones
ingenuas ante un régimen tan sagaz que ya dura 48 años. El diálogo y la
negociación deben basarse en resultados, no en promesas.
La disminución de la cantidad de presos políticos responde a
cumplimientos de condenas. 59 de los 75 prisioneros de conciencia de la
Primavera Negra están siendo lenta y dolorosamente eliminados en las
horribles cárceles, mientras 11 liberados por enfermedad pueden regresar
en cualquier momento. Casi 300 prisioneros políticos pacíficos enfrentan
análoga situación. Por ello, la prioridad concedida por la Unión Europea
a su libertad incondicional e inmediata es fundamental en el avance
hacia cambios en Cuba.
Aunque siempre habrá objeciones según los criterios y las aspiraciones
de los actores en el drama de la sociedad cubana, e indudablemente los 5
puntos de la Unión Europea serán cumplidos con la discreción e intereses
de cada país. Las conclusiones adoptadas constituyen alientos que no
deben ser desaprovechados. No obstante, el totalitarismo ya ha anunciado
su rechazo al diálogo, pues demanda la modificación total de la posición
hacia Cuba.
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