SOCIEDAD
Al expreso le cerraron la estación
José Antonio Fornaris, Cuba Verdad
LA HABANA, Cuba - Febrero (www.cubanet.org) - Durante mi estadía de
varios años en Radio Progreso tuve que ver con algunos programas
musicales. De Radio Revista de Ayer, y de Hoy y Mañana, fui director; y
algunas veces escribí los guiones de la Discoteca Popular, y realicé la
selección de los números musicales. De Nocturno escribí los temas
culturales, sociales, históricos y políticos, que en breves notas se
desarrollaban en el programa.
Hace unos meses conmemoraron los cuarenta años de la salida al aire de
ese programa, y mencionaron los nombres de todas las personas que en
algún momento formaron parte de su colectivo, menos el mío. Seguramente
se trató de un olvido involuntario.
De esa época recuerdo que existían grandes listas de intérpretes o
autores que no podían ser programados para salir al aire. Julio Iglesias
porque había estado en Viña del Mar después del golpe de estado en
Chile; José Feliciano porque no estaba a favor de la independencia de
Puerto Rico. De los muchos cubanos que habían abandonado el país,
ninguno. La cantidad de prohibidos era casi igual a la de los que podían
programarse.
Pero la censura parece que sigue sin sufrir lesiones. El pasado 14 de
febrero una nota informativa del Instituto Cubano de Radio y Televisión
divulgada en varios medios oficialistas, daba a conocer que el programa
musical de la televisión, "El Expreso", quedaba suspendido por el
momento hasta tanto no quedara esclarecida la responsabilidad de cada
quien, por la frivolidad en la que se había incurrido en la edición de
domingo 12 de febrero.
La "frivolidad" consistió en que ese día el programa estuvo dedicado a
presentar la boda de su conductor, el actor Julio Martínez, y de una
joven que pertenece al elenco del ballet de la propia televisión. La
ceremonia se realizó en un lugar turístico y hubo quien interpretó el
Ave María.
A su vez, en los últimos días de enero, la pantalla chica presentó el
documental Me resisto a morir, una historia por la que desfilan autos
viejos o clásicos, casi todos de factura estadounidense, con sus
respectivos dueños que cuentan de las bondades de sus autos, y de cómo
aún los mantienen activos. Al mismo tiempo, un periodista habla sobre la
historia del automóvil en Cuba y un locutor en off hace comentarios
acerca de lo que significaba poseer un automóvil, y de la posibilidad
que tenían las personas de adquirirlo en esos tiempos.
No cabe la menor duda de que el documental gustó a muchos, y se afirma
que hubo más de mil solicitudes al canal seis de la televisión para que
lo repusieran. Sin embargo, el director fue informado de que no era
posible la reposición del documental, al menos por ahora. ¿Cuál es el
motivo?
Por lo que afirmó el locutor del documental, es fácil interpretar que
antes de 1959 cualquier persona tenía la facilidad o la posibilidad de
tener un automóvil. Unos lo compraban, otros no.
Por entonces había en Cuba 220 mil vehículos, de los cuales 150 mil eran
automóviles, en una población que ascendía a poco más de seis millones
de habitantes.
Es muy difícil encontrar a alguien que haya visto el programa y el
documental y que no los califique de agradables. Y ahí es donde está lo
grave. Porque ambos, sin que nadie se lo propusiera, cada uno a su
manera, nos traen recuerdos del pasado. Es decir, que el pasado está en
puja por regresar. Y eso no les gusta para nada a los ideólogos y
representantes del régimen cubano.
http://www.cubanet.org/CNews/y06/feb06/22a7.htm
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