Miércoles, 26 de octubre de 2005
Desde La Habana: Un 'peligroso' enemigo
por RAFAEL ALCIDES
El gusano es un ser implacable. Hablo de ese enemigo de la revolución,
con mayor justicia, moral y lingüística, entomologado recientemente
mercenario, y aun más recientemente, anexionista. Toda la podredumbre
humana le sirve, mientras más fétida, mejor. De ella se alimenta y
alimenta a sus amos los bien vestidos y provistos de inagotables cuentas
bancarias en Washington y Miami. No hay límites para este ser cuyo
deterioro moral asusta.
La Habana
La Habana: Antenas parabólicas para saber qué dice 'el enemigo'.
Hace no mucho tiempo fue asesinado un general en La Habana. Aprovechando
que su familia andaba fuera del país, entraron en su casa, lo asesinaron
y lo tiraron en un closet, donde al parecer permaneció algunos días. No
hay mayores detalles al respecto porque, con toda razón, la prensa no ha
hablado de eso.
Matar a un general es, sobre todo, una falta de respeto. Un general es
un héroe, y en Cuba a los héroes se les honra. Hasta los más recientes,
los cinco que guardan cautiverio en Estados Unidos por defender del
terrorismo a su país y al propio Estados Unidos, y son conocidos por sus
nombres por los niños del primer y segundo grados de Primaria y les
escriben cartas. Por otro lado, ¿y si incitados por el mal ejemplo, le
diera a algunos por salir a matar generales?
El anexionista, en cambio, enseguida correrá a dar la noticia, quién
sabe si aumentada. No es de dudar que de lo que debió de ser un crimen
vulgar, él teja una historia según la cual el general, poseedor de
trascendentes secretos que intentaba negociar con el enemigo, fue
asesinado por el gobierno. Y de no hacerlo él, pudieran hacerlo sus amos
más inmediatos en Radio Martí.
Con razón, las cárceles de la revolución están llenas de tales insectos.
Usted intenta redimirlos, pero no lo consigue. No es que sean malos, es
que son enfermos. En vez de ver el hermoso país donde los niños tienen
escuela y universidad asegurada desde que nacen, y médico y hospital
todo aquel que lo necesite, sólo logran ver lo peor.
Es natural que el extranjero que venga a la Isla y se pase los días
dándose baños de mar en Varadero, o siendo atendido por los amables
compañeros del ICAP y el Partido y la UJC en campamentos especiales para
las brigadas internacionales que vienen a hacer trabajo voluntario y a
pronunciarse contra el "bloqueo", regrese a su patria convencido de que
en Cuba no existe el suicidio, ni la mujer celosa que aprovechando que
el marido dormía le echó agua hirviendo en la cara, ni los hermanos que
se matan a puñaladas, ni el jefe que presiona a la secretaria para que
se acueste con él, ni ninguna de esas otras miserias propias del mundo
burgués que tanta piedad nos causan.
Esa Cuba no existe, es verdad, pero está bien que el extranjero crea en
ella. Cuando a usted le piden una foto, usted selecciona la mejor. Por
lo general, escoge una foto en colores, de modo que en la misma pueda
ser apreciado el color de sus ojos y del pelo y además le mejore el tono
de la piel.
Aunque igualmente es una foto suya, usted ni loco mostraría una
tomografía. Esa foto tenebrosa en la que aparecerían amontonados allá
adentro como fardos infames tirados en un rincón que no se están
tranquilos, hígado, riñones, intestinos, lombrices y toda esa
monstruosidad que pondría en ridículo nuestros escudos de familia y
títulos colgando en la pared para dejarnos, irrevocables, definitivos,
como el animal que no hemos dejado de ser. Esa es cosa privada. Esa es
una foto para verla en la consulta con el médico.
De igual modo procede la revolución al esconder su basura, y sólo
mostrar al mundo su otra cara, la de la felicidad. Pero aquel enfermo,
que no entiende de ética ni de estética, vive, como antes he dicho, de
revolver esa basura, de ponerla al descubierto. Con esto, a la par que
le resta a Cuba los solidarios amigos que tan necesarios le son en esta
hora del cada vez más cruento "bloqueo" económico que desde hace cuatro
décadas y media le impusiera el imperialismo, afecta la credibilidad de
su gobierno en el pueblo que lo ha sostenido sobre sus hombros y peleado
por él en las arenas de Girón.
Ese comején ideológico
Pues, lógicamente, al no poder el pueblo enterarse de lo que ocurre en
la Cuba secreta que tan de cerca le toca, acude en busca de noticias a
Radio Martí, con lo cual ayuda a dicha emisora a sostenerse en el aire y
a cumplir los objetivos para los cuales fue creada. No podría ser por
menos. En un mundo donde nadie regala nada, la noticia que de allá
venga, vendrá con su poquito de veneno agregado.
Si no existiera Radio Martí, la noticia callada por el gobierno por
razones de sensibilidad estética —y porque es deber de una sociedad
nueva crear también nuevos valores— de todos modos no demoraría en ser
del conocimiento público a través de Radio Bemba, ese formidable
periódico oral que sin que nadie sepa cómo en minutos cubre la Isla de
un extremo a otro. Pero no sería lo mismo. En un mundo donde las cosas
no son verdad hasta que no aparecen en los periódicos o las dan por
radio o por TV, Radio Bemba siempre dejaría cierta sospecha.
De ahí que el gobierno, empeñado en el titánico esfuerzo de crear un
hombre nuevo, persiga con tanta saña las antenas parabólicas de TV que
la gente, alentada por el enemigo, sigue disimulando en palanganas
ocultas en las azoteas, y mantenga una poderosa brigada interfiriendo
las emisiones de la temible Radio Martí.
Pero de ahí también que aunque el cubano medio apoye en la plaza pública
y en las reuniones del CDR la condena del gobierno revolucionario por la
agresión del espacio radial cubano que, sin duda, significa la
existencia de la tan odiosa como tendenciosa Radio Martí, por dentro
permanezca rezando para que no la quiten, ¡ay Dios mío!, para que
Washington la mantenga y logre además burlar la interferencia
electrónica que el gobierno cubano le ha puesto. E igual, a TV Martí.
Vea usted la situación tan especial que nos crea el mercenario, el
anexionista, ese comején ideológico que nutre a los medios enemigos.
URL
http://www.cubaencuentro.com/desde/20051026/15e70f14c2163947c69fb4adfb40e3a7.html
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