Muerto el dictador, ¿tiene futuro su dictadura?
JUAN ANTONIO BLANCO | Miami | 27 de Noviembre de 2016 - 01:03 CET.
El fundador de la primera dictadura totalitaria del hemisferio
occidental ha dejado de existir. ¿Qué futuro aguarda al régimen que
instauró hace más de medio siglo y cuya transformación bloqueó hasta su
último aliento?
Prefiero ahora ejercer mi oficio de analista político y dejar para otro
día el de mi profesión de historiador. Hay demasiadas crónicas
biográficas del difunto en los periódicos de esta mañana.
Intentaré dar respuesta a la interrogante que da título a esta columna
limitándome a formular tres, muy breves, observaciones.
La primera es que el cambio del régimen de gobernabilidad cubano es
inevitable, como la muerte de todo —Fidel Castro incluido— también lo es.
El sistema que hoy impera en la Isla lleva todavía el ADN totalitario
soviético. Nació y pudo sobrevivir en un ecosistema geopolítico y
civilizatorio diferente. Pero desde la caída de la URSS el país viene
empobreciéndose al insistir los Castro en bloquear el acceso ciudadano a
las herramientas digitales propias de las economías del conocimiento en
la nueva era de la información. Cuba ha quedado, como sus automóviles,
anclada en el siglo XX. Fidel Castro heredó una de las economías más
prósperas del hemisferio y la transformo en una de las más atrasadas e
improductivas. Ese ha sido —además de las violaciones de derechos
humanos— un imperdonable crimen contra la nación.
La sociedad cubana está inexorablemente obligada a transitar hacia una
economía de mercado con sistema político autoritario o hacia un sociedad
abierta, moderna y democrática con economía de mercado. Lo que no va a
suceder —aunque Fidel Castro así lo deseaba— es que prevalezca como
hasta ahora el status quo totalitario maquillado con reformas
insuficientes. Raúl Castro lo sabe. Él prefiere la primera opción pero
no ha tenido hasta ahora el coraje de impulsarla. ¿Habrá que esperar
también su muerte?
Mi segunda observación es que los mecanismos sociales e ideológicos de
cooptación del régimen están en crisis. Los de arriba no pueden ofrecer
ya empleo, educación y salud aceptables a los de abajo para comprar su
sumisión. Por otra parte, aquello del "marxismo" y la "revolución" suena
a historia antigua. Para colmo, el enemigo externo —ese socorrido aliado
de toda dictadura— falleció con la exitosa visita de Obama a Cuba. A
menos que Trump maneje de forma torpe la relación bilateral —y ello no
significa que tenga que renunciar a poner fin a la política de
concesiones unilaterales de su predecesor— será difícil revivirlo. El
régimen de gobernabilidad totalitario solo dispone ahora del recurso de
la represión si sus líderes intentan preservarlo. Pero como se sabe,
con las bayonetas puede hacerse muchas cosas menos sentarse sobre ellas.
Por último, pero no menos importante: la respuesta a la socorrida
pregunta acerca de cuál de los actuales líderes sustituirá dentro de
poco a los Castro tiene un valor relativo. Supone creer que "todo está
atado y bien atado" como gustaba decir a Francisco Franco. Lo cierto es
que no lo está. Y eso también lo sabe Raúl Castro. Yo prefiero apostar
al ciudadano desconocido que de pronto irrumpe inopinadamente en la
Historia y altera su curso predecible.
En un año en que los Chicago Cubs ganaron después de más de un siglo la
Serie Mundial de Béisbol, el Reino Unido decidió salir de la Unión
Europea, un multimillonario populista venció a las dinastías políticas
de los dos partidos principales de EEUU y Fidel Castro ha muerto
finalmente, no creo que sea una perspectiva desmedida de mi parte
aspirar —después de más de medio siglo— al final, próximo y genuino, de
la dictadura cubana.
Source: Muerto el dictador, ¿tiene futuro su dictadura? | Diario de Cuba
- http://www.diariodecuba.com/cuba/1480186977_27003.html
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