Un programa "peligroso" para una juventud vulnerada
Otra respuesta a la rosa blanca "envenenada" de Obama
Sábado, octubre 1, 2016 | Ernesto Santana Zaldívar
LA HABANA, Cuba.- Una de las más recientes polvaredas mediáticas
levantadas por el gobierno cubano es en torno a las becas del "Programa
de verano para jóvenes cubanos", que sería, de acuerdo con los medios
oficiales, un nuevo plan imperial para subvertir el orden interno,
intentando ahora, además, influir en un sector "vulnerable".
El programa patrocinado por la organización no gubernamental World
Learning, con sede en Washington, está dirigido a jóvenes
estudiantes residentes en Cuba, de entre 16 y 18 años de edad y que
sigan en la secundaria o en el preuniversitario.
Entre los objetivos del programa —según la convocatoria—, se destaca el
desarrollo de habilidades en áreas que incluyan hablar en público,
trabajar en equipo, negociar, fomentar el consenso, propiciar la
resolución de conflictos, así como defender los derechos propios y la
solución de problemas.
Cada solicitante será evaluado según una serie de características, entre
las cuales se encuentran el rendimiento académico, la habilidad para
desarrollar proyectos que beneficien a la escuela o la comunidad del
solicitante y la destreza de trabajar en cooperación con diferentes
grupos, y entender —aunque no necesariamente aceptar— las opiniones de
los demás.
Ante todo, la organización exige varios requisitos, como son dos cartas
de recomendación que deben ser escritas por adultos en Cuba, los cuales
han de conocer bien al solicitante, aunque se advierte que dichas cartas
no pueden ser redactadas por familiares del joven. También se requiere
un formulario de consentimiento firmado por los padres o los apoderados
del solicitante y una foto de la primera página del pasaporte, si está
disponible.
La convocatoria de la World Learning expresa, además: "Animamos a los
estudiantes de todos los orígenes (raza, género, identidad de género o
expresión, color, discapacidad, orientación sexual, religión o fe) a
aplicar".
El problema parece sencillo. Si la educación cubana ofrece enseñanzas
similares para sus jóvenes estudiantes, no sería de esperar que el
programa tenga muchos aspirantes. Si, por el contrario, carece de ellas,
debiera agradecer que existan las posibilidades que ofrece esta
organización. Y, en todo caso, debieran darse a conocer las experiencias
de los primeros graduados de ese programa, que regresaron hace un mes.
El gobierno hace acusaciones de intenciones políticas, de "enseñar a
promover artificialmente un cambio de régimen", lo cual suena absurdo,
pues en Cuba, según el propio gobierno, no es ilegal pensar diferente y
nadie está obligado a ser marxista ni castrista. Sin embargo,
contradictoriamente, solo se imparte un tipo de pensamiento, el oficial,
en toda clase de enseñanza y a cualquier nivel.
Los jóvenes que quieran emprender estudios fuera del sistema educativo
del país, entonces, ¿están entrando a jugar un papel subversivo a favor
de una potencia extranjera, prestándose a "intentos artificiales de
cambio de régimen"? En fin, esos estudiantes, ¿podrían ser juzgados en
el futuro como "mercenarios" que atentan contra la seguridad del Estado?
Una vez más, y cómo ya saben bien muchísimos de ellos, nuestros jóvenes
no tienen más opciones que aceptar lo que les impone un gobierno que ni
ellos ni sus padres han escogido o marcharse a cualquier país para
estudiar o trabajar en lo que puedan. Para tener la oportunidad, al
menos, de soñar un futuro más libre.
Cuando una creciente masa de jóvenes escoge esta segunda opción y escapa
de un país que los aprisiona, entre sus escasas pertenencias materiales
no se llevan ningún libro con las enseñanzas recibidas. También será
mínimo su equipaje ideológico y quedará atrás todo cuanto les han metido
en la cabeza desde poco después de nacer.
El gobierno cubano procura que los jóvenes cubanos no dejen jamás su
curso de protección y eternización de la gerontocracia castrista, y
manda a estudiantes chillones a que citen al oráculo nonagenario —"Si
los jóvenes fallan, todo fallará. Es mi más profunda cubana convicción
que la juventud cubana luchará por impedirlo"— y se desgañiten
asegurando: "¡Que no quepa duda de que los jóvenes haremos irreversible
el proceso revolucionario cubano!"
Es otra polvareda para no perder la coartada del victimismo y la
confrontación, y seguir rechazando la rosa blanca "envenenada" y el
"saludo de paz" —en español— del Presidente Obama, que habló a los
jóvenes cubanos de "la esperanza que tiene raíces en el futuro que
ustedes pueden escoger", y advirtió que, sin diferentes puntos de vista,
no alcanzaríamos "nuestro potencial total y con el tiempo la juventud
perdería la esperanza". En fin: "Yo simplemente hago un llamado a los
jóvenes de Cuba para que construyan algo nuevo".
Es curioso que Roberto Fernández Retamar, uno de los intelectuales que
más firmemente apoya la continuidad del régimen, expresara hace poco que
el presente es un camino equivocado hacia la utopía marxista. "Tendremos
que aceptar que, por más que nos duela, nuestra sociedad —y no sólo su
segmento más joven— se encuentra inmersa en una profunda crisis de valores".
Retamar, que no se aventura muy lejos en sus excursiones verbales, salió
en esta ocasión hasta la esquina de la Casa de las Américas, casi hasta
el mundo real: "Considero que la juventud no se ha perdido a sí misma.
Lo que hizo fue seguirnos a nosotros, los mayores, que ya avanzábamos
por un rumbo equivocado".
¿De qué habla el gobierno cuando menciona a ese sector "más vulnerable"?
¿No será acaso el sector "más vulnerado" —precisamente por esas
pretensiones de eternizar artificialmente el régimen?
Source: Un programa "peligroso" para una juventud vulnerada | Cubanet -
https://www.cubanet.org/actualidad-destacados/un-programa-peligroso-para-una-juventud-vulnerada/
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