La pequeña comunidad musulmana de Cuba celebra discretamente el fin de
su ramadán
AGENCIAS | La Habana | 3 de Julio de 2016 - 16:17 CEST.
No hablan árabe y todavía no tienen una mezquita real, pero varios miles
de musulmanes de Cuba se esfuerzan por celebrar esta semana el fin del
ramadán, entre el anonimato y el ingenio.
Entre los tejados de La Habana Vieja se divisa un pequeño minarete que
supera un edificio de estilo colonial. Es allí donde se reúnen los
musulmanes cubanos desde junio de 2015 cuando el Estado inauguró una
sala de oración, falsamente bautizada como la "primera mezquita de
Cuba", reporta AFP.
En su interior, las paredes de la gran sala están decoradas con
caligrafías árabes y los colores rojo, blanco, verde y negro de la
bandera palestina. Sobre una mesa se pueden ver varios ejemplares del
Corán en español.
"Salam aleikum" murmura sonriendo Javier, un cubano nacido en el seno de
una familia católica, pero que se convirtió al islam hace dos años.
"El texto de la Biblia me parecía incompleto, entonces cambié de
religión", señala Javier explicando el motivo de una decisión que puede
ser considerada insólita en una Isla en la que el 70% de sus 11,3
millones de habitantes práctica el sincretismo religioso, mezcla del
cristianismo con cultos de origen africano.
"Los turistas (…) pasan a menudo por esta calle y abren los ojos cuando
se dan cuenta de que están frente a una mezquita en Cuba", bromea Ahmed
Agüelo, convertido al islam hace 17 años y quien dirige actualmente el
culto en esta sala de oración, donde cada viernes se reúnen unos 200
fieles.
"Mucha gente (cubana) piensa que somos extranjeros, con esta ropa. No se
imaginan que haya musulmanes en su país", añade Yaquelín, que adoptó el
nombre de Aisha después de abrazar la fe musulmana durante una larga
estancia en España, guiada por su cuñado paquistaní.
A cientos de metros del lugar, una señal anuncia el proyecto de
construcción de una mezquita que el presidente turco, Recep Tayyip
Erdogan, prometió financiar durante una visita a la Isla en febrero de
2015.
Pero los trabajos de la obra jamás comenzaron y la razón se desconoce.
La sala de oración de La Habana Vieja —otra más pequeña fue instalada en
1991 en la ciudad de Camagüey por un centenar de fieles—, vino a coronar
una espera de 25 años de una comunidad que tiene entre 4.000 y 10.000
fieles, según estimaciones.
Conocido en la Isla por ser el "primer cubano que se convirtió al
islam", en 1988, Pedro Lazo recuerda cómo los musulmanes tenían que
reunirse "en sus casas" antes de la apertura de este lugar de culto, que
funciona gracias al subsidio del estado cubano.
Según expertos, el islam fue introducido por estudiantes musulmanes que
llegaron a la Isla desde países como Pakistán, en los años 70 y 80.
Durante el ramadán, los musulmanes cubanos enfrentan dificultades para
respetar la tradición, como la de romper el ayuno con dátiles, un fruto
muy difícil encontrar en los supermercados de la Isla.
"Hay que importarlo todo. La embajada de Arabia Saudita nos suministra
los dátiles, los atuendos tradicionales, la carne 'halal'. Hamdoulilah
se inventa", explica Lazo, que se hace llamar Yahya.
Cada noche de ramadán, a la hora de romper el ayuno diario, los
musulmanes colman la sala de oración. Los niños corren y juegan en la
sección reservada para las mujeres que, separadas de los hombres por un
muro, se cubren parcialmente sus rostros.
Leonel Díez o Mohamed distribuye la comida entre los hombres. Él se
convirtió al islam cuando tenía 73 años. "Nunca es tarde para tomar el
buen camino", asegura sonriendo.
Todos afirman que practican su religión sin obstáculos, en una Isla
marcada por años de ateísmo, de 1960 a 1992. Sin embargo, las
limitaciones que impone la fe a veces pueden provocar malestar.
"He perdido amigos cuando les dije que quería ser musulmán. Anunciar mi
conversión, fue decir que no iba a tomar más ron, comer jamón, hacer
fiestas y bailar salsa… En otras palabras, renunciar a una gran parte de
la cultura cubana", cuenta Alen García, de 33 años, nacido en Santiago
de Cuba, en el oriente de la Isla.
Cuando se les pregunta sobre Guantánamo, la controvertida prisión de
Estados Unidos en el oriente de la Isla, los miembros de la comunidad se
muestran en general poco elocuentes.
"Es como la guerra en Colombia, los estados alcanzaron un acuerdo de paz
con las FARC, me gustaría el mismo pacto para los musulmanes presos en
Guantánamo", expresa el decano Díez.
Para la festividad de El Eid al-Fitr, que marca el fin del ramadán,
decenas de musulmanes de toda la Isla son esperados en La Habana. Los
primeros en llegar tendrán el privilegio de pernoctar en la climatizada
sala de oración.
Source: La pequeña comunidad musulmana de Cuba celebra discretamente el
fin de su ramadán | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1467555454_23559.html
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