Tuesday, April 19, 2016

Partido Comunista de Cuba: vergüenza ajena

Partido Comunista de Cuba: vergüenza ajena
abril 18, 2016
Isbel Díaz Torres

HAVANA TIMES – Escuchar al presidente Raúl Castro durante su primera
comparecencia en el 7mo Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC), me
ha generado ese sentimiento conocido como "vergüenza ajena".

Ciertamente, cualquier sentimiento que me provoque ese dirigente me será
siempre "ajeno" en el sentido de que yo no voté por su gobierno (por
ninguna parte de su estructura… a ningún nivel), ni soy parte del PCC,
como no lo es la inmensa mayoría del pueblo cubano; pero me refiero a
otra cosa.

Escuchar a estas alturas a una persona que ocupa tan alta posición en la
jerarquía político-militar cubana, expresarse del modo que lo hizo,
demostrando tan graves lagunas de conocimiento y tan pocas habilidades
diplomáticas, capaces de despertar la risa en el más elemental
estudiante cubano es, cuando menos, indignante.

¿Cómo se habrán sentido los presentes en el Palacio de Convenciones al
ver que el máximo líder (no sé si es correcto atribuirle ese título) no
sabe absolutamente nada sobre el sistema de derechos humanos? No fue
suficiente el ridículo protagonizado por Raúl en la reciente conferencia
de prensa junto a Obama; sus asesores no lo prepararon y volvió a meter
la pata.

Dice Raúl que Cuba cumple con 44 derechos humanos ¿? Alguien en el
auditorio lo corrigió y le dijo que no son 44 derechos humanos, sino 44
instrumentos internacionales (entre convenciones, pactos y protocolos),
que Cuba ha firmado. ¡Y el líder dice entonces que Cuba cumple 44
instrumentos internacionales, y EE.UU. solo 18! Como si se tratara de un
juego de pelota.

¿Sabrá ese hombre que una cosa es firmar y otra es cumplir? ¿Sabrá Raúl
qué instrumentos ha firmado el país que dirige? ¿Sabrá los que ha
ratificado? ¿Sabrá que entre los derechos humanos plasmados en el Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (de la cual
Cuba es firmante, pero no ha ratificado) se encuentra el derecho a
huelga y la libertad sindical? ¿Sabrá lo que eso significa?

No es que yo me quiera erigir ahora en el gran defensor de los derechos
humanos, pero si el tipo va a hablar del tema, se supone que alguien, al
menos, le haya dicho más o menos por dónde iba la cosa, para no quedar
tan mal.

Bueno… en realidad alguien le avisó. Antes que hiciera nuevamente el
ridículo, le pasaron una notica que decía: "estamos en vivo". Pero Raúl
no hizo caso, y se lanzó él solito por el barranco, donde lo recibieron
los vergonzantes aplausos de los delegados y delegadas, donde apenas el
5,5 por ciento son jóvenes.

Si bien es cierto que es difícil encontrar en este mundo a un presidente
que sepa mucho de derechos humanos, al menos ellos se ocupan de tener
asesores que les ayuden a mentir ante las cámaras. Pero el caso cubano
da vergüenza. Y allá va Raúl de nuevo a hablar de la salud y la
educación, y de una lista inmensa de derechos humanos garantizados en
Cuba (que siempre se queda como lista enunciada, pero nos quedamos con
las ganas de saber de qué otros derechos habla).

Lo más que ha logrado es incluir uno nuevo que le dijeron: igualdad de
salarios para hombres y mujeres que realizan un mismo trabajo. No
obstante, no estoy seguro que una secretaria en una escuela gane lo
mismo que una secretaria en una empresa mixta vinculada al turismo.

Ambas son trabajadoras cubanas, pero muy probablemente la secretaria
docente trabaje más y gane menos.

Por otra parte, mencionarle a Raúl derechos humanos de primera, segunda
o tercera generación, hubiera sido demasiado para ese señor, y ahora no
tenía audífonos para ponerse y quitarse, y pretender que no escucha bien.

Me da vergüenza también por quienes trabajan en el Ministerio de
Relaciones Internacionales, que tanto estudian en sus oficinas
climatizadas para darle una vuelta retórica al asunto, y decir, por
ejemplo, que Cuba y EE.UU. "no compartimos las mismas concepciones sobre
derechos humanos".

Cosa que tampoco es demasiado exacta, puesto que Cuba y EE.UU.
comparten, entre otras, la decisión de no firmar el Segundo Protocolo
Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos,
destinado a la abolición de la pena de muerte, por solo citar un ejemplo.
Debo excusarme, y decir que este es solo un breve comentario al margen,
no un análisis exhaustivo del informe al congreso del PCC. En cuanto a
cuestiones interesantes del discurso, son pocas, pero algunas vale la
pena mencionarlas:

– Tanto que se habló de la "conceptualización del modelo", pues resulta
ahora que no será presentado en el Congreso, sino que será aprobado
directamente por el Comité Central del PCC cuando terminen de debatirlo.
Siguen los mecanismos centralizadores y antidemocráticos.

– Seguirá existiendo en Cuba un solo partido político legalmente reconocido.

– La nueva Constitución mantendrá al PCC como máxima fuerza directriz
del país, y la irrevocabilidad del carácter socialista de Cuba.

– La limitación de los mandatos a solo dos períodos, de cinco años cada
uno, será aplicado no solo al presidente, sino al resto de los cargos
importantes, con algunas limitaciones en cuanto a las edades. Diez años
para hacer mal el trabajo me parece un exceso, pero mucho menor que 50

Estas decisiones, por cierto, no son tomadas por el Congreso. Ya vienen
establecidas por la alta dirigencia, por esa zona oscura del poder real
en Cuba, que se reparten unos pocos allá arriba.

De tal modo, agacho mi cabeza, avergonzado, también ante las brigadas
internacionales de solidaridad, izquierdistas que en sus países luchan
contra las subidas de los precios de la comida, el aumento de la edad de
jubilación, la criminalización de la protesta, y por los derechos
humanos; y en unos días les veremos llenar las tribunas habaneras donde,
como en un circo, verán a los trabajadores cubanos marchar con júbilo
por otro 1º de Mayo, "más unidos que nunca".

Source: Partido Comunista de Cuba: vergüenza ajena - Havana Times en
español - http://www.havanatimes.org/sp/?p=114925

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