Thursday, April 21, 2016

La última oportunidad del castrismo

La última oportunidad del castrismo
El Partido y su dictadura se extinguen por falta de militantes
jueves, abril 21, 2016 | Roberto Jesús Quiñones Haces

GUANTÁNAMO, Cuba.- De todas las revoluciones del siglo XX, la cubana fue
la más original hasta que tomó el poder. No estuvo dirigida por un
partido, como sí ocurrió con las revoluciones rusa, china, y otras
donde los movimientos liberadores estaban controlados por los comunistas.

Su programa consistía en la reimplantación de la Constitución de 1940,
la convocatoria a elecciones generales y la reasunción de la democracia.
Y su triunfo fue la primera oportunidad para demostrar ante el pueblo
cubano y el mundo que era congruente con sus ideas fundacionales,
presentes en "La historia me absolverá" y refrendadas luego en los
Pactos de México y de la Sierra y en intervenciones del propio Fidel
Castro durante los primeros meses de 1959.

La segunda oportunidad estuvo en la posibilidad de convertir a Cuba en
un país socialista sui géneris, distanciado del socialismo real, que
constituyera un verdadero ejemplo de ejercicio democrático vinculado al
control del pueblo sobre los medios de producción y de servicios.

En vez de que eso ocurriera, luego de 16 años sin Constitución y con un
gobierno que funcionó con estructuras ejecutivas muy semejantes a las
del batistato, el castrismo enrumbó su proa hacia la Unión Soviética y
llegó al extremo de concederles a los "bolos" dos pedazos de nuestro
territorio para que construyeran una base de espionaje electrónico
contra los E.U.A. al oeste de La Habana, y otra de submarinos en la
bahía de Cienfuegos.

Los comunistas siempre mencionan que los norteamericanos impusieron al
primer gobierno democrático cubano la Enmienda Platt y la Base Naval de
Guantánamo, pero no dicen que entonces el asunto fue sometido a votación
por los representantes del pueblo y que después el apéndice
constitucional fue derogado, y la presencia de la Base ratificada
mediante un acuerdo firmado por dos gobiernos legítimos y por otras
instancias de poder. En el caso de las bases soviéticas de Lourdes y
Cienfuegos jamás se consultó a la Asamblea Nacional del Poder Popular ni
al pueblo cubano. Fueron los años de la imposición del idioma ruso y
hasta de los gritos de "¡Hurra!" de las Fuerzas Armadas Revolucionarias
en un desfile militar en la Plaza de la Revolución, una verdadera vergüenza.

La tercera oportunidad vino con el desplome del campo socialista. Antes,
la crisis migratoria por el puerto del Mariel fue una palpable
demostración del descontento popular, pero Fidel Castro hizo oídos
sordos y mantuvo su obstinación hasta traspasar sus cargos a su hermano.
El castrismo no funcionaba, y así lo reconoció el propio líder ante un
periodista extranjero. Volvió a demostrar su desprecio por la suerte del
pueblo cuando afirmó que era mejor hundirse en el mar que renunciar a la
gloria. ¿Cuál gloria?, se preguntan muchos cubanos. Es fácil decir
consignas como esa cuando los que las lanzan no van a arriesgar sus
vidas ni las de sus familias.

La cuarta oportunidad llegó ahora con el séptimo congreso del P.C.C.,
pero el castrismo y sus aupados acaban de ratificar que en Cuba habrá
un solo partido. Aunque prometan cambios sabemos que así jamás habrá
democracia.

¿Ha habido socialismo en Cuba?

El cuestionamiento no es retórico y puede extenderse a todos los países
autocalificados como socialistas.

Resulta significativo que en un evento como éste no haya un solo
delegado que aclare que no se puede identificar al socialismo con la
mera nacionalización de industrias y de los principales medios de
producción y servicios. Quienes hayan leído algo de marxismo saben que
el socialismo, al menos teóricamente, es mucho más que eso.

Privar a las revoluciones que se autodeclararon socialistas de un
auténtico ejercicio democrático las condenó al fracaso y dividió al
movimiento revolucionario mundial en comunistas y socialdemócratas. La
historia se encargó de demostrar que son los socialdemócratas quienes
tienen la razón. Por eso es una verdad absoluta que en países como
Suecia, Noruega, Dinamarca, Holanda, Francia y hasta en Israel hay más
socialismo que en Cuba, China, Vietnam y, por supuesto, Corea del Norte,
país este que ha hecho un aporte reaccionario al marxismo al oficializar
la existencia de una monarquía constitucional socialista. ¡Y dicho país
es uno de los aliados más cercanos al castrismo!

El socialismo debe ser, ante todo, socialización del poder, control real
del pueblo sobre sus dirigentes y el poder ejecutivo, libertad y
respeto absolutos a todos los derechos humanos. Todo ello vinculado a
una economía próspera. Nada de eso ha habido en Cuba. Un socialismo de
partido único será siempre una dictadura, mucho más cuando la
autoproclamada fuerza superior de la sociedad ocupa ese lugar sin haber
sido elegida por el pueblo.

Si en Cuba hubiera socialismo, Bruno Rodríguez Parrilla, ministro de
Relaciones Exteriores, no habría afirmado en una de las sesiones de
trabajo de este congreso que hay que lograr que los trabajadores se
sientan propietarios de los medios de producción y que la gente se
sienta partícipe de las decisiones.

Más de medio siglo después de haberse proclamado el carácter socialista
de la revolución las resonancias del presunto socialismo cubano están
más presentes en los discursos exaltados, las consignas y las loas a los
dirigentes que en resultados concretos.

Reelegidos congreso tras congreso y protegidos por un culto a la
personalidad alimentado sistemáticamente por sus correveidiles durante
57 años, los jerarcas del partido se aprestan a abandonar el poder.
Mientras vivan el anuncio será sólo otra apariencia. Lo confirmó el
propio Raúl Castro al depositar el voto de su hermano en el congreso.
Hasta anuncian un referéndum y una reforma constitucional que, viniendo
de ellos, no pueden ser más que afeites.

De ser cierto lo dicho por el agente del Ministerio del Interior Antonio
Guerrero acerca de que por cada siete jóvenes hay un militante de la
Unión de Jóvenes Comunistas y que de 17 adultos sólo uno es militante
del partido, quizás el fin del castrismo sea tan original como sus
inicios cuando el partido y su dictadura se extingan por falta de
militantes.

Source: La última oportunidad del castrismo | Cubanet -
https://www.cubanet.org/opiniones/la-ultima-oportunidad-del-castrismo/

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