Friday, April 22, 2016

El nuevo ejército de la Revolución

El nuevo ejército de la Revolución
Están listos para sofocar cualquier discurso que contradiga la arenga
oficial y ponga en riesgo la diversión
jueves, abril 21, 2016 | Jorge Ángel Pérez

LA HABANA, Cuba.- Debió ser enorme el regocijo de los cubanos
congregados en el Parque Central, aquel día en el que se bajó de su
pedestal la estatua de Isabel II. Hay imágenes que ilustran el suceso.
En ellas se puede ver a un grupo de cubanos expectantes contemplando el
descenso de aquella reina de mármol de Carrara. Puedo suponer el
fervoroso entusiasmo en las exclamaciones de los habaneros en ese
instante en el que Máximo Gómez develó la imagen esculpida de José
Martí, esa que descansa sobre el mismo pedestal que soportó todo el peso
de la marmórea reina española. Todavía hoy, cualquier nacido en esta
tierra puede suponer algunos de los gritos de "Viva Cuba", y hasta unos
cuantos "Abajo España", que debieron ser escuchados en esa plaza.

No cabe duda de que algunas celebraciones son capaces de despertar
innúmeros fervores; pero también existen entusiasmos muy difíciles de
entender, como esos que se viven por estos días en el mismo Parque en el
que se levanta la estatua del apóstol. Resulta que desde hace muchísimas
jornadas se celebran allí unas "fiestas" que comienzan a las diez de la
mañana y que transcurren hasta que el reloj anuncia la hora dieciocho.
Los motivos de tanto jubileo son desconocidos, al menos para mí, y, al
parecer, para cada uno de los que se congregan cada día en el espacio
más central de la ciudad.

Desde el inicio de estas extrañas celebraciones estuve procurando una
respuesta que aun no conseguí, ni siquiera porque me puse a indagar…
"Ay, a mí que me importa. ¡Lo mío es gozar!", así me respondió molesta
una mujer muy sofocada que buscaba entre la multitud a un nuevo
partenaire, después de que su compañero de baile decidiera sentarse por
un rato. Tampoco los organizadores tenían una respuesta precisa; cada
vez respondieron con titubeos, con alguna muequita de asombro.

Un hombre que servía, bajo el sol del mediodía, de conductor de aquel
"espectáculo" aseguró que la razón más poderosa era dar rienda suelta al
espíritu fiestero de los cubanos, y también mencionó la necesidad de que
los aficionados al canto de la Casa de Cultura de La Habana Vieja
tuvieran un espacio para mostrar sus voces. "Pero no crea que todos son
aficionados, aquí también tenemos cantantes que pertenecen a empresas
artísticas muy reconocidas… No se vaya, espere para que escuche a la
muchacha que va a cantar ahora".

A pesar de la ausencia de razones la fiesta continúa en el mismo
horario, sin que importe lo inconveniente que puede resultar para esos
que prefieren leer sentados en el parque, para los que van a enamorarse
lejos del bullicio. Ni siquiera los cientos de aficionados al béisbol
pudieron disertar esta vez sobre lo que ocurría en la serie nacional.
¿Quién pudo comentar algo, en la peña que allí se realizaba cada día,
sobre los tres juegos seguidos que ganaron los Vegueros? En la última
parte de la temporada beisbolera los fanáticos fueron despojados de su
sitio, y desapareció la peña deportiva más concurrida de toda la ciudad.
Esta vez los noticieros deportivos no pudieron tener, como complemento,
la opinión de los fanáticos que se reúnen en el Parque Central.

En estos días nadie pudo exaltarse hablando de béisbol. Los fanáticos no
consiguieron comentar esta vez. La gran afición no pudo competir con el
festín y debió buscar otros espacios, o quizá callar. El espacio que
ellos ocupan cada día estaba copado por cantantes que no lo son, y
también por montones de personas que no trabajan, que se emborrachan
cada día. Cualquiera que se detenga dos veces seguidas en esa zona del
parque, notará que los devotos bailadores son los mismos cada vez,
siempre repletos de alcohol. Eso propiciaron los organizadores.

Es por eso que no creo en la ingenuidad de tal iniciativa. Lo que allí
percibimos no tiene nada que ver con una alegría verdadera ni esencial.
No es lo mismo júbilo que alegría. No creo que sea genuina la felicidad
de esos bailadores. El júbilo de sus espíritus sale de la avidez por las
novedades. Una fiesta como esa, en un espacio tan central, hace pensar
que todo está resuelto…, y debe ser por eso que quienes organizaron la
juerga ven en los bailadores a un ejército capaz de defender la plaza a
cualquier precio, y lo mejor de todo es que no se precisará del concurso
de la policía. Los defensores serán, esta vez, los danzarines de un
ejército compuesto también por una recua de borrachos, delincuentes y
hasta algún que otro demente.

Y quién podrá dudar que la espontaneidad de ese "pueblo" sea capaz de
sofocar cualquier discurso que, contradiciendo la arenga oficial, se
promueva en medio de la fiesta y que ponga en riesgo la diversión. Sin
dudas, lo mejor de todo es que no hará falta el concurso de ninguna
fuerza represiva. No habría sido conveniente usarla en esos días en los
que se estuvo celebrando el congreso del Partido Comunista. No hay dudas
de que todo estuvo bien pensado…

Video:
https://www.youtube.com/watch?v=VrfzHn0fp8Y

Source: El nuevo ejército de la Revolución | Cubanet -
https://www.cubanet.org/destacados/el-nuevo-ejercito-de-la-revolucion/

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