Tuesday, April 19, 2016

Digámosle basta al comunismo

Digámosle basta al comunismo
HILDEBRANDO CHAVIANO MONTES | La Habana | 19 Abr 2016 - 9:34 am.

Las cartas están sobre la mesa, depende de los cubanos decidir si
continuamos malviviendo sometidos a un régimen dictatorial y retrógrado,
o nos sumamos a las nuevas corrientes libertarias que se desarrollan en
América Latina.

El Gobierno de Cuba, en casi 60 años, no cumplió el programa del
Moncada, ni los programas, tesis y lineamientos de todos los congresos
del Partido Comunista celebrados hasta la fecha. Este VII Congreso no
tiene por qué ser diferente, al fin y al cabo se ha realizado bajo los
mismos principios de intolerancia, falta de debate, atrincheramiento
ideológico y justificaciones que caracterizó a los anteriores.

En el libro conocido como La historia me absolverá, alegato de Fidel
Castro durante el juicio por el asalto al Cuartel Moncada de Santiago de
Cuba, hay un párrafo que es en sí el resumen de lo que pudo haber sido
un programa de gobierno democrático y progresista. "El problema de la
tierra, el problema de la industrialización, el problema de la vivienda,
el problema del desempleo, el problema de la educación y el problema de
la salud del pueblo; he ahí concretados los seis puntos a cuya solución
se hubieran encaminado resueltamente nuestros esfuerzos, junto con la
conquista de las libertades públicas y la democracia política. Quizás
luzca fría y teórica esta exposición si no se conoce la espantosa
tragedia que está viviendo el país en estos seis órdenes, sumada a la
más humillante opresión política."

El problema de la tierra aún está por resolverse debido al
empecinamiento del régimen en que la tierra no sea del que la trabaja
sino del Estado, que permite que el marabú se extienda como una plaga.
Después de más de medio siglo de gobierno comunista, en Cuba funcionan
pocas industrias y las que lo hacen utilizan en su mayor parte
tecnología obsoleta, proveniente del ex campo socialista o incluso
anterior a esa época.

El problema del desempleo pretendió ser solucionado con la proliferación
de puestos de trabajo innecesarios, lo cual provoco las plantillas
infladas que Raúl Castro trató de solucionar lanzando a cientos de miles
de trabajadores a la calle y creando para ellos la opción del
cuentapropismo o sálvese el que pueda, afectados por trabas burocráticas
y altas tasas tributarias en empleos no calificados.

En el caso de la salud y la educación públicas, es cierto que hubo
avances, hasta el punto de la hipertrofia quizás, debido al subsidio
soviético a nuestra economía, que nunca se desarrolló. En cuanto cesó la
"ayuda solidaria de la Unión Soviética", los hospitales se llenaron de
cucarachas y médicos mal humorados, mientras las aulas fueron invadidas
por maestros sin preparación y alumnos cada vez más indisciplinados y
desmotivados. Renglón aparte merece el deporte, en especial nuestro
deporte nacional, que de orgullo patrio pasó a ser la vergüenza de los
amantes de la pelota.

A estos seis puntos se agregarían otros dos; la conquista de las
libertades públicas y la democracia política, o sea, al decir del líder
de aquel movimiento, "la más humillante opresión política". ¿Qué
transformación sufrieron los conceptos de libertades públicas y
democracia política en la mente del que parecía hasta ese momento ser un
demócrata?

La opresión política que sufre el pueblo cubano hoy, es por mucho, más
humillante que cualquiera otra sufrida, solo comparable a la etapa
colonial. El Congreso que recién concluye es una bofetada al pueblo
cubano y sus deseos de libertad. Más que un Congreso es una declaración
de guerra contra todo intento de democratizar el país y desarrollarlo
económicamente.

El fracasado sistema estalinista trata de reciclarse en una especie de
comunismo de mercado o algún otro engendro innombrable, mientras para
ganar tiempo el gobernante lanza el reto de un dudoso referendo que de
efectuarse con respeto a las reglas democráticas acabaría para siempre
con la hegemonía del Partido Comunista y sus experimentos socio económicos.

Es deber de los demócratas cubanos abogar públicamente por la democracia
y la economía de mercado, transmitiendo al pueblo el conocimiento sobre
las ventajas que el vivir en libertad ha traído a los países del
continente, y la falsedad de las supuestas gratuidades del comunismo.
Hay que exponer con claridad que si bien la democracia y la economía de
mercado no son perfectas, al menos existe la posibilidad de
perfeccionarlas con el concurso de todos, lo que no ocurre con el
comunismo, el cual, al ser un sistema totalitario no permite opiniones
ajenas a la cúpula de gobierno.

Al discurso gastado de los comunistas debe oponérsele el discurso
esperanzador de los liberales, de los demócratas, de la gente de pueblo
que quiere ser dueño de la tierra que trabaja, de su propio negocio y de
su destino, sin que un Estado paternalista y avasallador se erija en
salvador supremo.

Source: Digámosle basta al comunismo | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1461054852_21779.html

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