Sunday, April 17, 2016

Cuba y los americanos de segunda

Cuba y los americanos de segunda

El exilio de Miami tiene otra buena causa para protestar contra el
régimen de La Habana
Carnival Corporation comenzará un servicio de viajes de cruceros a Cuba
a partir del 1ro. de mayo
Abolir la medida cubana no es difícil. No implica problemas políticos ni
ideológicos
ALEJANDRO ARMENGOL

Gracias a la política de "deshielo" del presidente Barack Obama hacia
Cuba, el exilio de Miami tiene otra buena causa para protestar contra el
régimen de La Habana. Los motivos son válidos, pero de lo que no es
fácil estar tan seguro es del alcance de la ira.

La compañía Carnival Corporation, a través de su "empresa hermana"
Fathom Travel, comenzará a brindar un servicio de viajes de cruceros a
Cuba a partir del 1ro. de mayo. Pero las leyes cubanas vigentes prohíben
que personas nacidas en Cuba entren a la isla por mar, y Fathom no puede
aceptar que los nacidos en Cuba se suban al barco.

Lo que está haciendo Fathom no es nada fuera de lo común en una empresa
que brinda servicios de viaje. Cualquiera que intente abordar un vuelo
internacional en un aeropuerto de Estados Unidos tiene primero que
enseñar su pasaporte. Si no tiene la visa correspondiente, o si el
pasaporte estadounidense no le otorga el privilegio de viajar sin ella,
la aerolínea no lo admite.

La medida tampoco es nueva. La conocen quienes a bordo de un yate habían
intentado entrar en su país de origen. Pero hasta ahora solo eran
algunos afortunados las víctimas de tal arbitrariedad.

Ahora los afortunados son más, quienes pueden pagar un costoso crucero,
y posiblemente dentro de poco les llegue el turno a los que tienen
menos: los que desearían tomar un ferri para ir a Cuba y gastar solo una
parte de lo que cuesta un pasaje en avión.

De llegar ese momento, afortunados y no tan afortunados tendrán un
reclamo común.

Lo que llama la atención en todo esto es como el camino hacia una
posible normalización entre los dos países atraviesa por una serie de
situaciones más cercanas a la farsa que al raciocinio. Y eso que uno de
los argumentos fundamentales para iniciarlo fue abandonar una política
sin resultados.

"No creo que debamos hacer lo mismo durante otras cinco décadas y
esperar un resultado distinto", dijo el presidente Barack Obama al
anunciar el inicio del restablecimiento de relaciones con Cuba. Y tenía
razón.

Solo que el gobierno cubano continúa empeñado en repetir lo mismo,
porque considera que a él sí le ha dado resultados.

Abolir la medida cubana no es algo difícil. No implica problemas
políticos ni ideológicos. Es simplemente cerrar una puerta al pasado.

Pero nadie se atreve a hacerlo o proponerlo hasta que Raúl Castro no lo
indique. Y el negocio de los cruceros es algo en lo que el gobierno
cubano siempre ha tenido más reserva que empeño. Incluso Fidel Castro
llegó a desestimarlo en un momento.

Uno de los aspectos que nunca ha visto Cuba con agrado es que, a
diferencia de otras formas de turismo, quienes van en un crucero no se
hospedan en los hoteles ni la mayor parte del tiempo comen en
restaurantes. Pero más allá del factor económico, al gobierno cubano le
gusta la compartimentación: los turistas extranjeros para un lado y los
exiliados para otro. Y eso no es posible en un crucero.

A Carnival lo que le preocupa es hacer dinero. Los líos de los cubanos
que los arreglen entre ellos. Pero es que hay muchos que nacieron en
Cuba y ahora son tan ciudadanos de este país como quienes nacieron aquí.

Así que más allá de demandar a la empresa —bajo el artilugio legal de
que un crucero es a la vez un lugar de hospedaje— lo que hay que hacer
es demandar y exigir al gobierno de este país, para que sus ciudadanos
por nacionalización no sean considerados norteamericanos de segunda
categoría en su lugar de nacimiento.

Escritor cubano radicado en Estados Unidos. Director editorial de
Cubaencuentro.com.

Source: Cuba y los americanos de segunda | El Nuevo Herald -
http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/alejandro-armengol/article72127352.html

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