Wednesday, February 03, 2016

O’Grady - periodismo ideológico al garete

O'Grady: periodismo ideológico al garete
Solo los números electorales de boletas anuladas y en blanco —con
tendencia en alza de menos de 459 mil (2013) a casi 716 mil (2015)—
servirían para deslegitimar al régimen
Arnaldo M. Fernández, Broward | 02/02/2016 2:38 pm

Hay que agradecer a la editora y columnista Mary O'Grady haber allanado
el camino a las predicciones sobre la transferencia de poder en Cuba con
su artículo de opinión "Los demócratas de Cuba necesitan el apoyo de
EE.UU." (The Wall Street Journal, lunes 25 de enero de 2016).
Desde el titular mismo se presta servicio ideológico al anticastrismo
irracional de quienes prefieren andar con qué puede o deber hacer por
ellos un Estado extranjero antes de dilucidar qué pueden o deben hacer
ellos en su Estado nacional.
Ese titular distorsiona historia y política. EEUU viene apoyando a los
demócratas genuinos y hasta falsos de Cuba desde mediados de 1959, pero
la bandería de Castro ganó la guerra civil hacia 1966 y la oposición
pacífica no se ganó al pueblo en el medio siglo siguiente, a pesar del
apoyo de EEUU, que tan solo en las últimas dos décadas invirtió unos
$300 millones en programas para la transición a la democracia y otros
$700 millones en Radio y TV Martí.
Por imperativo de la eficacia de las inversiones, la Casa Blanca tenía
que tomar nota más tarde o más temprano [que fuera la administración a
Obama es puramente circunstancial] de que los demócratas cubanos ni
logran el favor popular ni arrancan una sola concesión a la dictadura.
Obama se atuvo entonces a esta observación de Martí: "Toda tensión
prolongada es falsa"[1].

Noción de actor político
El artículo de O'Grady gira en torno a su entrevista con Antonio
Rodiles, quien puntualizó: "No podemos permitir la transferencia de
poder". La periodista quedó complacida y no formuló la pregunta que se
caía de la mata: ¿Y cómo piensas impedirla, Tony?
La distorsión de historia y política continuó con que el acercamiento
entre Washington y La Habana "envía una señal de que el régimen es un
actor político legítimo" para el futuro del país.
Para su legitimidad futura, el régimen de La Habana no necesita
reconocimiento de Washington; basta con que detenta el poder en el
presente con respaldo, aparente o real, de eso que llaman pueblo, que no
respalda a la oposición que se pasa la vida invocándolo.
El entrevistado explicó que los extranjeros "entienden que es mejor
tener una buena relación con el régimen, y no con la oposición, debido a
que esa es la gente que va a tener el poder político y económico".
Irónicamente, la oposición se apoya sobre todo en los extranjeros. La
excusa de que no tiene apoyo masivo dentro como consecuencia de la
represión y de que el pueblo es esclavo del Estado se desvanece con que
tampoco los exiliados prestan apoyo en masa. Ningún opositor de visita
puede pasar cepillo entre ellos como hacía Martí.
Al plantear el entrevistado que "si les podemos mostrar que nosotros
somos los que tenemos el poder para transformar al país, esta gente
seguro preferirá estar con nosotros", O'Grady siguió plantada
ideológicamente sin preguntar cómo se podría mostrar esa calidad política.

El mensaje que falta
Solo por picardía se vocifera sin más que cese la represión, algo que
viene haciéndose por décadas, a sabiendas de que no cesará tan solo por
exigírselo al Gobierno. Además de denunciarla hay que pensar en cómo
acabar con ella, pues de lo contrario se darán vueltas y más vueltas en
ese ciclo de represión y oposición que dura ya más de medio siglo.
Una cosa es luchar por la democracia en su dimensión horizontal
—reclamar igualdad de derechos y denunciar trato injusto— y otra muy
distinta empinarse en su dimensión vertical —quiénes deben gobernar—
como portadores del "poder para transformar el país" e inventar que
"este es el momento decisivo [para] la misión de los cubanos a favor de
la democracia".
Esta monserga no encierra otra cosa que vanagloriarse antes de ir a la
guerra en vez de hacerlo a la vuelta, pero O'Grady ni siquiera preguntó
por qué no había cuajado la arenga de mediados del año pasado: "Si
#TodosMarchamos los domingos, el miedo y la dictadura se acaban.
Hagámoslo". Como era de esperar en un país donde nadie sigue a las
víctimas, los domingos de represión van ya por 40 sin reportarse cifras
de incorporación ciudadana, sino de más o menos el mismo número de
marchantes y arrestos cada domingo.
Así, el único resultado son 40 vueltas más en el ciclo casi sexagenario
de represión y oposición, esta vez pidiendo una ley de amnistía que la
Asamblea Nacional jamás dictará. Así no se muestra ningún "poder para
transformar el país", sino la insensatez tradicional de promover leyes
en contexto totalitario sin buscar primero cómo cambiar el parlamento.
Como el propio entrevistado aseveró que "necesitamos cambiar el
mensaje", pudiera empezar ya por transmitir aquel que la oposición
siempre ha desdeñado: "Votar por cualquier candidato es votar por el
castrismo; votar por el castrismo es seguir como estamos: ¡Anula tu
boleta o déjala en blanco!".

Rebeldía sin conocimiento de causa
Solo los números electorales de boletas anuladas y en blanco —con
tendencia en alza de menos de 459 mil (2013) a casi 716 mil (2015)—
servirían para deslegitimar al régimen. Los números que viene manejando
la oposición —ya sean de domingos de represión, arrestos en tal día o
mes o año, presos políticos en listas confusas, firmas recogidas para
proyectos inútiles, seguidores en Twitter, dotaciones de premios y
cualesquiera otros de politiquería simbólica— ni sirvieron para ganarse
al pueblo ni sirven ya para ganarse a los extranjeros.
Pero O'Grady ni siquiera sabe qué dictadura hay en Cuba: "Si los Castro
esperan transferir el poder a la siguiente generación —ya sea a
Alejandro, el hijo de Raúl, o a un Tom Hagen cubano, el consigliere de
la familia Corleone en la película El Padrino— de la misma forma que la
KGB rusa obligó a Boris Yeltsin a entregar el poder al veterano de la
KGB Vladimir Putin, tendrán que hacerlo pronto". Aquí se conjugan
magistralmente:
- La falsa perspectiva de que los Castros esperan transferir el poder
—como si no vinieran haciéndolo tras disponer de tiempo de sobra para
planificar al detalle— y tendrían que apurarse, como si el ritmo de
transferencia no estuviera marcado ya por el Congreso del Partido, en
abril de este año, y las elecciones generales en 2018.
- La falsa alternativa sucesoria del hijo de Raúl Castro, como si no
estuviera descartada de antemano por la elección en 2013 de Miguel
Díaz-Canel como vicepresidente primero, que hoy mismo sucedería por ley
a Raúl en caso de muerte o enfermedad.[2]
- La falsa analogía con el traspaso de Yeltsin a Putin, como si la Rusia
multipartidista y caótica de 1999 guardara semejanza con la dictadura de
partido único vigente en Cuba.

El entrevistado adujo y O'Grady convino en que otro gallo cantaría "si
Obama no le estuviera ofreciendo al régimen legitimidad y dólares, a la
vez que se rehúsa a reconocer oficialmente a la oposición".
Sin haber sido reconocidos ni siquiera por los vecinos en sus barrios,
muchos opositores se creen que por oponerse al Gobierno dentro y salir
en los medios afuera merecen ser reconocidos —como si fueran Estado en
cierne o fuerza beligerante— por el gobierno de EEUU más allá de
asignación de fondos y declaraciones protocolares, como si desde la
primavera de 2009 no constara este reconocimiento oficial en el
Departamento de Estado: "The traditional dissident movement is not
likely to supplant the Cuban government (…) We will need to look
elsewhere, including within the government itself"[3].

Coda
Puesto que los opositores actuales no ha superado "el movimiento
disidente tradicional" de marchar los domingos, urdir plebiscitos,
abundar en declaraciones, pedir leyes y demás ademanes sin atinar a
ganarse al pueblo, Washington sabe que no encarnan ninguna alternativa
política y tiene que buscarla dentro del propio Gobierno.
Entretanto el periodismo sirviente de O'Grady transforma palabras en
palabrería para oponerse a la tiranía política del castrismo con la
tiranía ideológica del anticastrismo de pasquín sin ninguna idea viable.
En consecuencia se puede predecir ya que los opositores no podrán
impedir que las próximas elecciones generales en Cuba generen "la
transferencia de poder" —que no será otra cosa que dar continuidad al
castrismo sin jefe de Estado y Gobierno con apellido Castro— ni podrán
mostrar "poder para transformar al país" aunque los ciento y pico de
domingos que median hasta febrero de 2018 sean de marcha y represión.
[1] Cuaderno de Apuntes No. 7, Obras completas, Tomo XXI, p. 227.
[2] Más absurda aún es la alternativa sucesoria de un Tom Hagen cubiche,
como si el único consigliere actual no fuera el propio Fidel Castro y el
otro posible, Raúl mismo.
[3] Cable 202438 USINT HAVANA a SECSTATE WASHDC, 2009-04-15 13:33.

Source: O'Grady: periodismo ideológico al garete - Artículos - Opinión -
Cuba Encuentro -
http://www.cubaencuentro.com/opinion/articulos/o-grady-periodismo-ideologico-al-garete-324731

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