El problema con la izquierda
diciembre 2, 2014
Verónica Vega
HAVANA TIMES — Cada vez que veo a un grupo de personas preocupadas por
el futuro de Cuba, siento un soplo de esperanza. Cada vez que el debate
llega al punto "izquierda… o todos los aparentes contrarios", la
conversación se envicia y las esperanzas para Cuba se escurren por el
drenaje de los egos exaltados.
Leyendo el post del colega Pedro Campos "El éxodo de Cuba como respuesta
a la "actualización", noto la referencia a un pasado, a un sacrificio, a
una ideología que desde su punto de vista establecen una jerarquía en el
derecho a que su demanda sea escuchada.
Primero, como si el gobierno cubano hubiera escuchado alguna vez una
sola demanda ciudadana. Segundo, como si la demanda fuese doblemente
legítima por no efectuarse "desde la oposición tradicional a las ideas
socialistas", por una generación que hoy ronda "los 60-70 años" y
comparte las mismas miserias del cubano de a pie, a pesar de que "no
vaciló en dar un paso al frente cuando Girón, el Escambray, la
Alfabetización, las Milicias…"
La diferenciación me resulta triste, porque ahonda la fragmentación que
los cubanos hemos padecido por décadas y que nos ha impedido, no ya
articular una sólida propuesta de cambio, sino hasta definir qué
queremos cambiar, aunque básicamente todos vemos lo mismo: la
incertidumbre económica de millones de ciudadanos, un país destruido,
una sociedad que cada vez da peores muestras de incivilidad; una
población envejecida y apática, una juventud que crece desarraigada, no
siente responsabilidad por su país y apuesta por el exilio.
No puedo creer que luego de medio siglo de atosigamiento ideológico, de
divisiones y confrontaciones que solamente han hecho daño a nosotros,
("el último escalón desposeído de la pirámide"), a estas alturas las
definiciones ideológicas sigan impidiendo un acuerdo sobre cómo
reaccionar ante lo que nos golpea (o hasta nos aplasta), hechos que no
caen en el pantano de la subjetividad.
Hace años leí un aforismo sabio: "Para tener fe en tu propio camino, no
necesitas demostrar que el camino del otro está equivocado".
Al final, todos somos víctimas: los que entregaron incondicionales
"miles de horas de trabajos voluntarios en los campos de caña, de café y
tabaco", los que nacidos con la revolución creímos en el paraíso
comunista sin diferencias sociales donde no existiría el dinero y cada
cual tomaría en una tienda solo lo que necesitara; los que emigraron
legal o ilegalmente, dejando atrás todo lo que amaban.
Pienso que cuando se hace una demanda en nombre de los afectados por una
revolución que ha demostrado su fracaso en todos los sentidos, todos
tenemos derecho porque hablamos de una realidad que nos salta a la cara,
de un tiempo irrecuperable, de nuestras vidas desperdiciadas. Y porque
hablamos del país donde nacimos todos.
¿Qué nos impide –a los que nos interesa Cuba– ponernos de acuerdo sobre
qué podemos hacer para intentar cambiar siquiera algo de todo lo que
"tiene que ser cambiado"? Ni siquiera la desinformación, el miedo, o la
manida estrategia de estigmatización política, podrían impedir que
quienes no sienten indiferencia por Cuba logren articular redes donde se
combinen acciones de reclamo civil y apoyo a los más necesitados.
Más que diferencias ideológicas o prioridades por sacrificio, podríamos
simplificar el asunto al mínimo, y decir que enfrentamos problemas, y
necesitamos soluciones. Nadie que aspire realmente al mejoramiento de su
sociedad, pondrá ningún "ismo" por encima del consenso y el accionar
colectivo, a no ser que tenga intenciones de dominio. Si la prioridad es
el bien común, la voluntad del entendimiento y la unión tiene que ser la
primera premisa.
Las grandes catástrofes demuestran cómo ante situaciones de tragedia,
las diferencias de pensamiento son desplazadas por la urgencia de las
acciones.
Source: El problema con la izquierda - Havana Times en español -
<http://www.havanatimes.org/sp/?p=101269>
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