Thursday, November 13, 2014

Una escuela importante

Una escuela importante
noviembre 13, 2014 2:59 am·

Cuba actualidad, Jaimanitas, La Habana, (PD) Donde está enclavado hoy el
hotel de Turismo de Salud Las Praderas, (calle 230 número 15A10, Alturas
de Jaimanitas), estuvo un vez el Instituto Tecnológico de Alimentos
"Ejército Rebelde" (ITAER), en un tiempo predilecto del Comandante en
Jefe, que lo visitaba frecuentemente, siempre de noche, sin ser
anunciado, lo que siempre encerró un gran misterio.

El ITAER poseía una vasta extensión desde su entrada, en la calle 230,
hasta colindar con la finca de Celia Sánchez, al final. Por el este
bordeaba el largo territorio del ICAIC destinado a la filmación de
películas, y por el oeste con los predios del hospital CIMEQ.

En la entrada de la escuela había una posta, con un custodio. Luego
estaba la dirección, la biblioteca, los laboratorios, el edificio
docente, el comedor y la cocina. Al sur se hallaban los albergues, con
sus nombres primigenios, Julio Verne, La Siberia…

Atravesaba la escuela una hilera de almendros, como un paseo, lugar
romántico y testigo de infinidades de historias de amor.

En el centro de la escuela se hallaban las áreas deportivas, un terreno
de fútbol, otro enorme de béisbol, y una piscina olímpica.

En la escuela también había extranjeros: africanos, asiáticos,
latinoamericanos y caribeños, que he visto a menudo en la televisión,
cuando vienen de visita oficial a Cuba, en representación de sus países,
y brindan declaraciones a la prensa.

En ese tecnológico se estudiaban todas las vertientes de los alimentos,
sub divididas en siete especialidades: Alimentación Social, Harina y sus
derivados, Cárnicos, Lácteos, Conservas, Bebidas y Licores, y Productos
del mar. Contaba con un riguroso plan de estudio, un abanico integral de
asignaturas que iban desde la Bioquímica y la Química-física, hasta las
Probabilidades y Estadísticas y la Nutrición.

De allí emergieron muchos cuadros que hoy dirigen los ministerios.

En la especialidad Alimentación Social, la que yo estudiaba, había una
cátedra militar que impartía preparación obligatoria durante los tres
años de la carrera. Al finalizar el curso nos graduábamos y jurábamos la
bandera. Entonces debíamos prestar dos años de servicio social en las
FAR. Fue así como los recién graduados tenientes nos vimos diseminados
por unidades militares a lo largo del país, en el servicio de Retaguardia.

Fui asignado a la unidad de tanques de Aguas Claras, Holguín. El primer
encontronazo lo tuve el día de mi llegada, con el jefe de unidad,
coronel Amita, referente a su dieta para la diabetes. Consistía en pollo
frito, yuca con mojo y mucho dulce en conserva. Me opuse a tal locura y
ordené una verdadera ¨dieta de diabético¨, con los componentes
aprendidos en la escuela. Resultado: casi voy preso por insubordinación.

A veces, en las maniobras me encontraba con graduados de mi año, y de
otros años, o nos pasábamos en la carretera subidos a camiones y nos
reconocíamos y nos saludábamos, o al coincidir en reuniones de oficiales
recordábamos los tiempos de la escuela, terminando siempre con la misma
anécdota, Fidel apareciendo de repente en la noche, la escuela se
llenaba de guardias y nos encerraban en los albergues.

Después de ¨sobrecumplir¨ con cuatro años el servicio social en las FAR,
pude al fin trabajar en lo que había estudiado. En tiempo récord
transité por toda la escala laboral, desde inspector de calidad de una
empresa municipal, hasta vice director de la Dirección Provincial de
Comercio, y confieso que lo expedito se lo debo a esa escuela, que
formaba a los alumnos tan bien.

Papucho, mi vecino, se reía de mí cuando iba de pase y le contaba que
estaba estudiando la carrera de Alimentos.

–¿Alimentos? ¡Si aquí lo que se está pasando es un hambre de tres pares…!

Tiempo después, al chocar con ese tren en retroceso llamado ¨Período
Especial¨, bifurcamos los rumbos. Vine otra vez para La Habana, ahora
entre la tropa de obreros de la UNECA, pero ya la escuela de Alimentos
¨Ejército Rebelde¨ no existía, fue trasladada para El Guatao, con un
tercio de los profesores y solo dos especialidades: Comercio y
Gastronomía. En su lugar habían instaurado el hotel de salud La pradera,
famoso por la estancia de Diego Armando Maradona en su entorno.

El año que fui cartero en Jaimanitas pasaba por allí todos los días, en
bicicleta, a llevar el periódico del ICAIC, y todo estaba muy cambiado.
Pedaleaba con nostalgia, recordando los sueños de futuro que abrigaba
desde aquellos tiempos.

No sé por qué será, pero siempre que paso frente al antiguo ITAER, el
recuerdo más recurrente que me acude es la llegada de Fidel en medio de
la noche, el perímetro repleto de guardias y nosotros encerrados en los
albergues esperando a que se marchara. Y confirmo mis sospechas de que
esa escuela era muy importante para el país en aquellos tiempos.

Para Cuba actualidad: frankcorrea4@gmail.com

Source: Una escuela importante | Primavera Digital -
http://primaveradigital.net/una-escuela-importante/

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