Realidades medioambientales en La Habana
noviembre 5, 2014
Texto: Elvira Pardo Cruz
HAVANA TIMES — Respirar aire limpio en la urbe habanera es casi
imposible, la emisión a la atmósfera de agentes contaminantes puede
observarse a cada paso.
Se distinguen las chimeneas en torno a la Bahía, expandiendo humo
acompañado siempre de la gran llamarada, visible desde diferentes sitios
de la ciudad. La nube contaminante se esparce a la atmósfera provocando
el continuo deterioro de la calidad del aire, sin tener en cuenta su
repercusión sobre la salud de los que habitamos la ciudad.
La Bahía de La Habana, una de las más contaminadas de Cuba, apenas
comienza a recuperarse después de la realización del proyecto de
saneamiento ambiental, aún es escenario de la marea de residuos acuosos
expulsados por las pocas embarcaciones que la visitan o de los medios de
transportación interna. Además sufre de los desechos provenientes de los
desagües existentes en los ríos Luyanó (mayor contaminador de la Bahía)
y los afluentes Martín Pérez y Arroyo Tadeo, enviando a la rada habanera
pomos y bolsas plásticos, maderas, botellas, latas y ramas, dañando su
renaciente ecosistema.
La circulación de los carros en la ciudad, algunos, verdaderos museos
ambulantes, con deficiente estado técnico y que violan las normas
sanitarias establecidas, provocan concentraciones de monóxido de
carbono, no sólo desprendido hacia la vía, sino a su interior, lo que
causa irritación e inflamación en el aparato espiratorio además del
incómodo olor al hidrocarburo impregnado en las ropas, el cabello y
cuerpo no sólo del pasajero sino del transeúnte.
En la Habana Vieja, zona altamente urbanizada y con fuertes raíces
religiosas, el entorno cultural favorece el auge de las prácticas
religiosas, extendidas a otras zonas de la capital. Saltan a la vista
las ofrendas rituales que provocan cierta reticencia para los no
practicantes por lo grotesco de algunas escenas que pudieran calificarse
de crueldad animal. Parques, esquinas y zonas costeras son depositarias
de todo tipo de ebbo, (limpiezas) que sin lugar a dudas provoca un
efecto psicológico, aspecto de la salud a tener en cuenta según la
definición de la Constitución Mundial de la Salud, junto al bienestar
físico y social.
La salud pública y la higiene de la ciudad van tomadas de la mano, las
condiciones de insalubridad atentan contra el aseo urbano, nuestras
actitudes y comportamientos hacen que estas prácticas estimulen el
acercamiento de vectores y roedores, además de los ambientes enrarecidos
por la fetidez provocada por la descomposición de animales y otras
ofrendas, afectando la calidad de vida de sus habitantes.
La indisciplina social y la falta de cumplimento de las normas
establecidas para la contaminación sonora, provocada fundamentalmente
por la transportación urbana, los ruidos técnicos de las fábricas, la
actividad portuaria, o del bicitaxero que además del pasaje, lleva
enormes bocinas a cuestas para oír a cuantos decibeles desee la música
de su preferencia, es otra afectación ambiental frecuente.
El 11 de julio de 1997 el Parlamento Cubano aprobó una ley de Medio
Ambiente para la implementación de una estrategia acertada sobre el
cuidado del entorno natural. Prestar atención al tema en los tiempos
actuales le corresponde a cada cubano, pues las realidades
medioambientales están subordinadas a la interacción del hombre con el
medio, la salud humana está a expensas de esta realidad.
Source: Realidades medioambientales en La Habana - Havana Times en
español - http://www.havanatimes.org/sp/?p=100485
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