JOSÉ AZEL: QHC: ¿Qué haría Castro?
11/05/2014 1:00 PM 11/05/2014 6:00 PM
Los recientes escritos discutiendo a favor o en contra de la
continuación del embargo de EEUU y la prohibición de viajes a Cuba
tienen una característica en común: a diferencia de la pregunta
evangélica ¿que haría Jesús?, fallan al no plantearse la pregunta ¿qué
haría Castro? (QHC) Es decir, ¿que haría Castro si Estados Unidos
terminara unilateral e incondicionalmente las sanciones económicas?
Esta omisión es peculiar, porque la formulación de la política exterior
de EEUU a menudo se compara con un juego de ajedrez, donde cada
movimiento futuro es analizado y sopesado estimando cuál podría ser la
contra-jugada del adversario. Como en una declaración condicional en
lógica, una movida política unilateral por EEUU implica reciprocidad por
Cuba en el abanico de posibilidades 'si… entonces…'.
Los defensores de un final unilateral-incondicional de las sanciones
económicas sugieren simplistamente que esa política ha fracasado, así
que debe ser cambiada, pero no explican su visión de cómo el gobierno de
Castro respondería a tal iniciativa de EEUU. Eso es abordar
irresponsablemente la formulación de la política exterior de EEUU.
Consecuentemente, permítanme anticipar un escenario QHC que, aunque
necesariamente especulativo como son los ejercicios con la bola de
cristal, es perfectamente consistente con las declaraciones y acciones
del gobierno de Castro.
Primero, lo obvio: los funcionarios cubanos intentarían capitalizar
económicamente cada vía posible, pero ante todo dando la bienvenida a
los turistas americanos como la fuente más inmediata de divisas.
Un corolario sería que el gobierno cubano también podría restringir los
viajes de los cubanoamericanos a la isla. La lógica de Castro es simple:
los turistas americanos no hablan español, no son subversivos, tendrían
limitados contactos con cubanos, y estarían en instalaciones turísticas
aisladas fuera de los límites del cubano promedio, y controladas por el
aparato de seguridad cubano. Por su lado, los cubanoamericanos
simbolizan un grupo más desestabilizador y menos rentable, por su
propensión a permanecer con la familia y amigos y su posibilidad de
transmitir en español sus experiencias en tierras de libertad.
Irónicamente, eliminar las prohibiciones de viaje pensando en los
turistas americanos como comunicadores de valores democráticos
enriquecería a los militares cubanos, que controlan la industria
turística. Y, en este escenario, amenazarían los viajes de los
cubanoamericanos, que representan una evidencia más accesible de las
virtudes de la democracia y el libre mercado.
Mi escenario QHC prevé una jugada de Castro que sería muy incómoda para
Estados Unidos: durante años el gobierno cubano ha conducido una muy
exitosa campaña en Naciones Unidas y otras plataformas internacionales
para argumentar a favor de daños económicos a Cuba causados por el
embargo de EEUU.
Según plantea el gobierno de Cuba, Estados Unidos ha causado daños por
más de 116 mil millones de dólares a la economía cubana. Tales daños se
detallan en informes anuales que Cuba somete a Naciones Unidas. En la
última votación en la ONU 188 naciones votaron por finalizar el embargo
y solamente Israel votó con Estados Unidos.
Terminar las sanciones económicas unilateralmente fortalecería la
posición jurídica de Cuba, que presentaría ese resultado a la comunidad
internacional como admisión de culpabilidad por EEUU. De hecho, Cuba
podría buscar reparaciones por daños en foros tales como la Corte
Internacional de Justicia.
Este escenario "si… entonces…" no es tan rebuscado como podría parecer.
La doctrina de la inmunidad del Estado, que protege a los Estados de ser
demandados, permite excepciones en disputas surgidas de transacciones
comerciales. Además, académicos en este campo han argumentado que los
Estados no deberían tener inmunidad en casos relacionados con abusos de
derechos humanos.
Consecuente y astutamente, el gobierno cubano ha construido
diligentemente su caso contra el embargo de EEUU como una violación de
los derechos humanos, calificándolo de política "deliberadamente
diseñada para provocar hambre, enfermedades y desesperación en la
población cubana". Quienes se oponen al embargo refuerzan ingenuamente
la posición de Cuba al destacar siempre que el embargo "solamente daña
al pueblo cubano".
Algunas provisiones del embargo extienden la jurisdicción territorial de
Estados Unidos de una manera que es objetada por la mayoría de las
naciones. El gobierno cubano se regocijaría llevando 'a juicio' a
Estados Unidos en plataformas internacionales rebosadas de antiamericanismo.
Esto no sugiere que la posición de Cuba prevalecería y sería indemnizada
por daños, pero es un escenario que hace de la exhortación por un final
no negociado de las sanciones económicas un argumento irresponsable.
Quienes apoyan un fin incondicional del embargo deben estar confundidos,
porque los Castro nunca "pondrían la otra mejilla".
Profesor Senior en el Instituto de Estudios Cubanos y Cubano-Americanos
de la Universidad de Miami, y autor del libro Mañana in Cuba.
jazel@miami.edu
Source: JOSÉ AZEL: QHC: ¿Qué haría Castro? | El Nuevo Herald -
http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/opinion-sobre-cuba/article3582045.html
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