La Habana no está para celebraciones
JORGE OLIVERA CASTILLO | La Habana | 12 Nov 2014 - 10:09 am.
La capital cumple su aniversario 495 y la prensa oficial empieza ya con
su campaña de triunfalismo.
La capital cubana cumplirá el próximo domingo su aniversario 495. Como
avanzadilla triunfalista, la prensa oficial se ha hecho eco de la
terminación de 14 casas de abuelos, 76 consultorios de médicos de la
familia, dos hogares maternos, dos clínicas estomatológicas, entre otras
obras.
Las zonas oscuras de la cotidianidad vuelven a ser omitidas. La ciudad
que se intenta configurar en el papel, los spots televisivos y las
radioemisoras, todos bajo el escrutinio del Departamento Ideológico del
Comité Central, nada tiene que ver con los derrumbes, las fachadas
mugrientas, los ríos de aguas albañales y la basura del barrio
amontonándose en las esquinas por falta de transporte.
La urbe que ensalzan es la misma que parece haber sufrido un bombardeo
masivo. Por cada una de las edificaciones que se inaugurarán para
conmemorar la efeméride hay cientos de ellas que han desaparecido a
causa de la terrible mezcla de erosión, falta de recursos propios para
el mantenimiento y deficiencias por parte de las autoridades
relacionadas con la ejecución de los planes urbanísticos.
Los escombros se multiplican en la capital como los panes y los peces.
Amanecer sepultado es algo normal dentro de la geografía citadina, sobre
todo si se vive en uno de los edificios de la Habana Vieja, que desde su
construcción en las primeras décadas del XX, solo han tenido la visita
del polvo y las espesas humaredas que salen del tubo de escape de los
automóviles norteamericanos con más de 60 años de explotación.
Cada mes se contabilizan derrumbes en casi todos los municipios
habaneros, excepto en Miramar donde se encuentran las embajadas y
residencias del personal diplomático, así como las mansiones de los
personajes de la nomenclatura.
Quienes sobreviven a la cochambre y la escasez permanente de alimentos y
esperanzas de vivir un poco mejor han aprendido de memoria las reglas de
la incivilidad. ¿Acaso podrían ser de otra manera?
El hombre nuevo del que habló en su momento el Che Guevara es hoy un
paradigma de la marginalidad. Su hábitat más popular es la cuartería o
el edificio a punto de desplomarse, el agua que bebe es la de un tanque
herrumbroso, el desayuno una ilusión, el almuerzo puro milagro y la
comida una necesidad a satisfacer, con habilidad y suerte, en el mercado
negro.
La Habana se alista para cumplir otro aniversario en medio de la
decadencia, pero esto último no es asunto que les importe a los
principales organizadores del evento.
El quid de la cuestión está en guardar las apariencias. Renovar, en lo
posible, el espectáculo que utilizan para camuflar el caos y la mediocridad.
Estoy seguro que unos cuantos capitalinos partirán al más allá antes del
16 de noviembre. Me refiero a los habitantes de los inmuebles que
funcionan como una bomba de tiempo.
Morir cubierto de pedruscos y hierros torcidos es una amenaza para
inquilinos y peatones desprevenidos.
Source: La Habana no está para celebraciones | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1415651191_11206.html
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