Dos caras de la injusta justicia
La excarcelación —aunque demorada— de Juliet Michelena se vio
contrarrestada por la situación de Ramón Alejandro Muñoz, su esposa
Sonia Garro y el activista Eugenio Hernández. El proceso contra ellos,
señalado para el viernes pasado, fue suspendido por cuarta ocasión
martes, noviembre 11, 2014 | René Gómez Manzano |
LA HABANA, Cuba. — A fines de la semana pasada trascendió una noticia
grata: Tras siete meses de prisión, la periodista independiente Juliet
Michelena fue exonerada de la acusación que pesaba sobre ella por un
supuesto delito de atentado. El desenlace fue inesperado. En Cuba las
sentencias absolutorias resultan insólitas en los casos de inculpados
desafectos al régimen.
La imputación derivó de un presunto desafío formulado por Michelena a
una integrante de las Brigadas de Respuesta Rápida, que empujó y escupió
a la reportera mientras ésta permanecía esposada con las manos a la
espalda. Pero la detención se produjo a raíz de haber fotografiado
Juliet a policías azuzando sus perros contra ciudadanos indefensos. El
Comité para la Protección de los Periodistas condenó de inmediato el
encierro de Michelena.
La prensa alternativa se mantuvo al tanto del proceso. Los dos primeros
defensores tuvieron que ser reemplazados por los familiares de la
acusada. El tercero no tuvo acceso al expediente en un inicio, y cuando
pudo solicitar el cambio de la medida cautelar, la respuesta negativa de
la Fiscalía demoró un tiempo mucho mayor que el establecido. El recurso
de queja tampoco prosperó.
Días más tarde, el esposo de la encarcelada supo que no seguiría
representándola el mismo letrado, quien se declaró enfermo. Pero esto lo
averiguó sólo porque fue a indagar, pues el Bufete Colectivo no se ocupó
de informarle. Un cuarto jurista se negó a aceptar o proponer los
testigos que justificaban la coartada de la imputada.
En vista de todo lo anterior, los familiares de Juliet optaron por
no designar un abogado. El destino de la joven quedó en manos de un
defensor de oficio, que es nombrado y cambiado por las autoridades.
Conviene aclarar que, después de exonerada, la periodista no fue
liberada de inmediato.
En las películas norteamericanas uno ve que los acusados absueltos salen
a la calle desde la misma corte. En Cuba no; aquí se impone la
burocracia. El reo es conducido de regreso a la cárcel, y es soltado
sólo más tarde, después que en la secretaría del penal se tramita el
papeleo correspondiente.
En el caso de Juliet Michelena, y de manera insólita, en la Prisión de
Mujeres de Occidente —más conocida por el sugerente nombre de "Manto
Negro"— anunciaron que la liberación tardaría "72 horas". En definitiva
la soltaron esa noche. ¡Una desvergüenza más de las autoridades, tal vez
para evitar que hubiera muchas personas esperándola!
La excarcelación —aunque demorada— de Juliet se vio contrarrestada por
la situación que confrontan Ramón Alejandro Muñoz, su esposa Sonia Garro
y el activista Eugenio Hernández. El proceso contra ellos tres, que
estaba señalado para el pasado viernes, fue suspendido por cuarta ocasión.
En este caso, Amnistía Internacional reclamó de las autoridades cubanas
que "el juicio se ejecute de acuerdo con las normas internacionales,
incluido el derecho de los acusados" a proponer "testigos de la defensa"
y a "impugnar las pruebas en su contra". Los activistas de la
prestigiosa organización conocen cómo funcionan esas cosas en Cuba; por
ello demandan también que "los cargos presentados contra los enjuiciados
se basen en una evidencia clara".
El reclamo no es gratuito. En esta causa existe —entre otras— una
acusación por una supuesta tentativa de asesinato. Esta imputación —la
más grave que se ventilará en el juicio— se basa en que, según la
Fiscalía, se lanzó contra un agente policial el tubo de pantalla de un
televisor. Como abogado debo plantear que, aun si ese objeto hubiera
golpeado al gendarme (que no fue el caso) no habría podido ocasionarle
la muerte. Por consiguiente, hablar de un presunto delito imperfecto
contra la vida por esos hechos es un disparate jurídico que sólo puede
ser explicado por el deseo de abrumar a los acusados.
Para colmo, un incondicional del régimen con título de bloguero, acaba
de publicar un video en el que intenta presentar al matrimonio
Muñoz¬-Garro como una pareja de matones que aterrorizan al vecindario.
En el documental, los rostros de quienes se han prestado a sumarse al
coro de detractores aparecen emborronados, como si sus deposiciones
(aquí caben ambos sentidos del vocablo) estuvieran dirigidas contra
capos mafiosos. Es así como la calumnia acude en apoyo de la infamia.
En el caso de estos tres opositores, ¡que llevan ya dos años y ocho
meses en prisión!, será menester seguir esperando para saber cuál será
el desenlace.
Source: Dos caras de la injusta justicia | Cubanet -
http://www.cubanet.org/opiniones/dos-caras-de-la-injusta-justicia/
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