El minuto cero del cambio en Cuba está por llegar
Joan Antoni Guerrero Vall
junio 26, 2014
El contexto político global sigue siendo un escenario propicio para que
el gobierno cubano contemple con renovado optimismo su objetivo de
mantener la legitimidad del régimen, a pesar de las múltiples evidencias
que siguen ensombreciendo las acciones del entramado político que
permanece. La Unión Europea ha caído aparentemente en su saco y es
probable que el gobierno de La Habana anhele ahora que otros caigan
también pronto en el redil, siguiendo la misma dinámica de acercamiento.
Lo que no parece tan evidente es que esto suceda sin que antes no se
produzcan cambios reales en sus fundamentos autoritarios y antidemocráticos.
La alianza simbólica de la dictadura cubana con las ideas de progreso
-su insolidaridad objetiva hacia sus conciudadanos, en contraste con la
solidaridad con los desfavorecidos de cualquier otra parte-, a pesar de
las múltiples aristas reaccionarias del régimen caribeño, sigue siendo
un capital enorme del que puede sacar un gran rédito político. Cuba está
en el centro de movimientos de integración latinoamericana -casi como un
tótem ideológico- y cuenta con el apoyo de muchos líderes de esa región,
cuya proximidad a los Castro parece ser más beneficiosa que perjudicial
en sus respectivos dominios. La poderosa imagen de marca del régimen es
también un elemento central y va a favorecer que en Cuba todo siga
igual, a pesar de diversas mutaciones en apariencia que se produzcan
para facilitar los "deshielos" diplomáticos.
Sea como sea, la realidad es que el minuto 0 del cambio en Cuba empezará
a contar cuando desaparezca el unipartidismo, cuando se establezca una
representación política realista de la diversidad ideológica, cuando la
ciudadanía se considere suficientemente libre e independiente de los
órganos del Estado, cuando se permita plantear de forma pacífica y
democrática alternativas radicales de cambio. Cualquier "cambio" que no
incluya estos otros cambios no será más que un espejismo calculado para
mantener una arquitectura de gobierno que se sustenta sobre la base de
legitimar la vulneración de los derechos humanos.
Para Cuba resulta vital que prospere la negociación con la Unión
Europea, de la que espera sacar beneficios económicos que le permitan
seguir apuntalando su estrambótico sistema. A Cuba se le hace la boca
agua cuando contempla los acuerdos alcanzados por su socio vietnamita
con el bloque europeo, tercera economía mundial a pesar de la crisis.
En 1995 Vietnam firmó con Bruselas un acuerdo de cooperación, y
actualmente realiza un intercambio comercial con los países miembros de
la UE que llega a los 30.000 millones de dólares. Recibe además 33.000
millones en inversiones en diversidad de proyectos, según datos que
recoge el exembajador cubano ante la UE, Carlos Alzugaray, en un
artículo aparecido en Catalejo. Aunque el autor señala que Cuba es
diferente a Vietnam, cita su caso como un "ejemplo" de relaciones de un
sistema similar con los socios europeos. Ambas partes, asimismo, ya
dialogaban sobre un Tratado de Libre Comercio con el país asiáitco que
podría llegar este septiembre de 2014.
La situación actual es pues una fuente de optimismo para el gobierno
cubano que se ve protegido por varios frentes. América Latina le rinde
pleitesía, y la UE le concede todavía el beneficio de la duda. Por un
lado y por el otro, y con el auge de los movimientos sociales con los
que siempre ha buscado complicidad en un contexto de crisis, el régimen
cubano prevé que sus bailes diplomáticos acaben reportándole éxitos.
Source: El minuto cero del cambio en Cuba está por llegar -
http://www.martinoticias.com/content/article/37901.html
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