Pisotear cadáveres para llegar a la cima
IVÁN GARCÍA | La Habana | 4 Mayo 2014 - 10:35 am.
Las vías hacia el profesionalismo de muchos deportistas cubanos pasan
por la delación, las denuncias anónimas, el tráfico de personas…
Actualmente, las fugas de peloteros o boxeadores cubanos son noticias de
páginas interiores. Son tantos los que saltan la cerca, que han dejado
de ser titulares. Luego, las historias de sus huidas dan para guiones de
Hollywood.
Desde la odisea por mar y tierra del lanzador habanero Orlando "Duque"
Hernández, a finales de los años 90 para poder firmar con los Yankees de
Nueva York, a la inusitada escapada del fabuloso paracortos Rey Ordóñez,
quien saltó una tapia durante el calentamiento de su equipo en un torneo
universitario en Albany.
En la trama de una fuga se mezclan diversos ingredientes. Y hay de todo.
Traficantes de personas, carteles de la droga y cazatalentos.
Algunos peloteros-balseros lo han intentado varias veces. Cuando son
atrapados, optan por el mea culpa tradicional en las sociedades
autoritarias.
Se habla de derogar las barreras del embargo que impiden a un deportista
de la Isla competir en clubes de Estados Unidos. Pero no debemos ser
ingenuos. A la autocracia verde olivo le encanta desempeñar el papel de
víctima.
Antes de discutir si la MLB o las asociaciones de boxeo profesional
debiesen revisar sus políticas a la hora de contratar a atletas cubanos,
al régimen se le debe exigir las libertades financieras a los deportistas.
Que cada cual pueda elegir su representante. Y establecer una tasa
arancelaria similar a la de cualquier otra nación. Es muy fácil acusar a
los dueños de equipos de utilizar a sus atletas como mercancía, cuando
el Estado desempeña el mismo rol.
Incluso más vergonzoso: hasta el año pasado, los entrenadores y
deportistas contratados en el extranjero solo cobraban un 15% del dinero
que ganaban.
Ahora el Estado busca negociar con dueños de equipos en Grandes Ligas,
pues los contratos de más de 600 millones de dólares de peloteros
cubanos en su conjunto es una buena coartada para engordar las cuentas
bancarias oficiales.
La gente en Cuba sigue con entusiasmo el desempeño de "Pito" Abreu o
Dayán Viciedo, que han arrancado con el bate caliente.
Los aficionados de este lado del charco quieren tener una versión
nacional de Miguel Cabrera o David Ortiz. Y creen que ese hombre se
apellida Abreu. Pero la pasión va más allá del ámbito deportivo.
Hay un tema que en estos momentos alienta la polémica en cualquier
esquina de Cuba. Muchos aficionados no aprueban las presuntas delaciones
hechas por Aroldis Chapman y Yasiel Puig para camuflar sus futuras
intenciones.
Ese daño antropológico provocado por la revolución de Fidel Castro, de
incentivar denuncias anónimas, chivatazos y arrepentimientos, es una
muestra palpable del deterioro ético y moral en la sociedad actual.
Existen cubanos capaces de delatar hasta a su madre por un viaje al
extranjero, un apartamento otorgado por el Gobierno o unas vacaciones en
la playa. Como si se tratara de conejillos de laboratorio, los
funcionarios del régimen utilizan el cebo de los "premios" para dividir.
Algunos atletas locales, en su camino al estrellato en clubes foráneos,
han dejado personas en la cárcel, acusadas de promover la "deserción de
figuras". No pocos justifican ese proceder escudados en el reprochable
comportamiento de un segmento de seres humanos dedicados al tráfico, que
escalan posiciones pisoteando cadáveres.
Sin embargo, siempre será lamentable que los ídolos del deporte actúen
de manera mezquina. Algunos deberían o podrían demostrar su inocencia.
Hay faltas que provocan el descrédito. Y la delación está entre ellas.
Source: Pisotear cadáveres para llegar a la cima | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/deportes/1399192518_8386.html
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