Publicado el domingo, 05.04.14
Distancia y sabiduría
RAÚL RIVERO
Madrid – Lo correcto, lo elegante, lo que viste bien y da un buen cartel
de persona civilizada y coherente es apuntarse en algunos de los grupos
que promueven –desde luego, con todo su derecho– un diálogo con el
gobierno cubano, aunque ese gobierno tenga un excluyente inventario de
preferencias a la hora de halar una silla y sentarse a la mesa.
Los tiempos mandan y el consejo que dan desde todos los puntos del
planeta es que los conflictos, las desavenencias y los graves problemas
de cualquier categoría se resuelven con firmeza, decencia y argumentos
en unas cuantas jornadas de conversaciones constructivas y útiles.
De modo que muchos hombres y mujeres, que saben de esos mandatos y han
sido testigos de buenos resultados en otras partes del mundo, quieran
buscar por esa vía una solución a lo que se llama, en general, el
problema cubano, un drama sin tinta todavía para escribir las escenas
finales y sin la selección de actores que deben salir antes de que caiga
el último telón.
La realidad de la eventual eficacia del diálogo con el régimen y algunos
de sus más entusiastas promotores suelen relegar, a veces, a quienes
dentro de Cuba –con todo su derecho también– se niegan a pronunciarse a
favor de unas pláticas con los representantes de la dictadura.
Su posición tiene un mensaje que más que repliegue a posiciones tajantes
y negativas indican gran prudencia, decoro y sabiduría.
La verdad es que el gobierno de Cuba nunca ha querido hablar con la
oposición pacífica y es una apuesta muy difícil o temeraria pedirle a
alguien que llegue a un acuerdo con unos interlocutores que no quieren
escucharles y que en la distancia disponen de taburetes y espacios sólo
para los que les llevan recursos y alaban su intransigencia y la
historia de sus fracasos.
No tiene sentido apartar de un plumazo a los cubanos que trabajan en la
isla por un cambio pacífico, que hacen oposición o escriben periodismo
independiente porque se nieguen a dialogar con alguien que se ha negado
a dialogar primero y siempre.
No hay manera de ver a Berta Soler y las Damas de Blanco con la
pretensión de charlar sobre asuntos políticos con los que ordenan las
golpizas semanales que reciben en las puertas de las iglesias.
No hay imaginación para visualizar un acercamiento provechoso de los
opositores de Santiago de Cuba, Santa Clara o La Habana que reciben un
mitin de repudio, les asalta sus casas y se les arresta delante de su
familia y de sus hijos, con los policías y los paramilitares que hacen
su trabajo represivo.
Si, el caso es que hay cubanos que viven allá y no creen en el diálogo.
Algunos de ellos, con muchos años de prisión en su experiencia, porque
saben muy bien que en una celda de castigo no hay con quien hablar.
Source: RAUL RIVERO: Distancia y sabiduría - Opinión - ElNuevoHerald.com
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http://www.elnuevoherald.com/2014/05/04/1739492/raul-rivero-distancia-y-sabiduria.html
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