Raúl Castro en busca de dinero o de hombres adinerados
Fue a finales de los 90, cuando Raúl, después de su recurrente trastorno
hormonal, puso de moda la frase "Cambiaremos cañones por frijoles".
Juan Juan Almeida
febrero 10, 2014
Hace tan sólo unos años, cuando la visible crisis financiera contagiaba
los sectores de la economía nacional, y la industria cubana bordeaba la
casi invisible frontera que marca la acción o la omisión que acelera la
muerte a un paciente desahuciado; el General Raúl Castro, con esa
impresionante forma de mostrar su patético talento, nos vendió la
engañosa idea de que las Fuerzas Armadas se habían convertido en el
ejemplo para "El Cambio".
En papeles, porque ahondando en las ganancias mostradas, el sistema
empresarial militar de la isla trabajaba mucho más que lo que trabaja
hoy en día el abogado del cantante Justín Bieber; claro, al estar
impulsada por mano de obra esclava (para ser más exacto reclutas), no
había manera de medir el calculable costo de un producto, o su
eficiencia laboral.
Absurdo sí, pero a fuerza de repetición, consiguió atraer la atención de
quienes mueven la opinión y muchos comenzaron a creer en esa amañada
sucesión de decisiones que hoy conforman lo que parece el destino de
Cuba y algunos todavía llaman "Las reformas de Raúl".
Ese grupo de medidas, o dictámenes no estructurales, que ni prestan
atención a la productividad ni cambia en nada la naturaleza del sistema,
y van básicamente enfiladas a legalizar, o facilitar, lo que hasta ayer
era tolerado, prohibido o complicado; y llevar hasta síntomas de anemia
a la practicamente difunta capacidad de los ingresos monetarios de esa
masa laboral que mordiendo un ardid tendencioso y candoroso, creyó el
cuento de "todos somos población emprendedora", saltó del sector estatal
al privado, y hoy, ganando más, cuenta con menos.
Evidente, no todos los trabajadores estatales cogieron las calles
convencidos y creídos de tía Tata; pero a este punto de la historia,
"actualizar el modelo económico" es simplemente una grosera verborrea
que sirvió para disfrazar un delito consumado que debería ser juzgado,
obviamente respetando las garantías procesales que debe tener todo
acusado, pues sólamente un defraudado puede ser inducido a creer que
después de 20 años trabajando en oficina, una persona, por arte de
magia, sin aptitudes que lo avalen se transforma en zapatero, cerrajero,
agricultor, barbero, tumbacoco, basurero o relojero.
La estrategia del General Raúl Castro y su séquito penitente, ha servido
únicamente para simular cambios y falsear flexibilidad; para aumentar la
pobreza; para abandonar a los jubilados en una población que envejece;
para invertir menos dinero del estado en servicios como la salud y la
educación y sobre todo intenta minimizar la estancia en el poder de una
misma e ineficiente jauría gobernante.
No es casual, todo está bien pensado y fríamente calculado. Fue a
finales de los 90, cuando Raúl, después de su recurrente trastorno
hormonal, puso de moda la frase "Cambiaremos cañones por frijoles". Para
entonces, pocos podían comprender que no se refería a la comida, sino a
la necesidad de, sin renunciar al más mínimo poder, su nueva estrategia
de lucha consistía en ir en busca de dinero o de hombres con dinero que
con su presencia en La Habana, le ayudaran a mostrar esa seguridad que
sólo brinda la solvencia, o contar con amigos solventes.
Source: Raúl Castro en busca de dinero o de hombres adinerados -
http://www.martinoticias.com/content/raul-castro-busca-dinero-hombre-adinerados/31881.html
No comments:
Post a Comment