Wednesday, February 12, 2014

Esclavos de bata blanca

Esclavos de bata blanca
En el siglo XIX, las dotaciones, en tiempo muerto, se alquilaban a otros
señores. Y entregaban a los esclavos menudencias
miércoles, febrero 12, 2014 | Miriam Celaya

LA HABANA, Cuba, febrero -La reciente "deserción" de la doctora cubana
Ramona Matos Rodríguez, quien cubría servicios en Brasil en el marco del
acuerdo firmado entre ese país y Cuba, en virtud del programa "Más
Médicos para Brasil", vuelve a traer a debate el controvertido tema de
la explotación de los profesionales de la salud de la Isla por parte del
régimen, en función de su desesperada carrera por la obtención de divisas.

Los reclamos de la doctora Matos se basan en el engaño del que, según
declara, fue víctima, ya que ignoraba que el acuerdo intergubernamental
establecía un pago mensual en reales equivalente a alrededor de 4 mil
dólares por cada médico, de los cuales los cubanos solo cobrarían mil
mensuales, es decir, aproximadamente el 25% del monto total del contrato
original.

Además de esto, el gobierno cubano habría incurrido en la violación del
propio contrato firmado por los médicos en Cuba antes de su partida a
Brasil, ya que en la práctica éstos reciben poco más de 300 dólares cada
mes mientras les son retenidos 600 por el banco cubano, a los que solo
acceden a través de una tarjeta magnética a su regreso a la Isla,
pasados los tres años de su "misión".

Una maña de larga data

El sistema de subcontratación de médicos cubanos en otros países se ha
convertido en una de las más importantes fuentes de ingresos en divisas
para el gobierno de la Isla, además de un instrumento de manipulación
política con fines electoreros por parte de algunos gobiernos
populistas. En este sentido, la cúpula verde olivo se comporta como los
antiguos hacendados esclavistas de la sacarocracia del siglo XIX, cuyas
dotaciones en tiempo muerto eran alquiladas a otros señores para
disímiles tareas, entregando a los esclavos algunas monedillas u otras
menudencias.

Sin embargo, la manipulación de estos servicios por el régimen no es
realmente novedosa ni se limita a los médicos. Otros esclavos cubanos
son igualmente subcontratados con beneficios leoninos para el régimen,
aunque el trasiego de galenos ha sido el más conspicuo y jugoso. Se
inició en la década de los ya lejanos 60' con el envío de los primeros
médicos a Argelia, y se mantuvo de manera más o menos regular en otros
destinos del Tercer Mundo –en especial en países de África– como parte
de los compromisos contraídos por el régimen con Moscú.

Se trataba básicamente de programas que respondían a intereses políticos
del Kremlin, de los cuales Cuba era satélite, aunque para entonces los
médicos eran movilizados en números reducidos y no se afectaba la
atención de la salud de la población cubana.

A partir de los años 90' el alquiler de médicos se multiplicó ante la
urgencia de encontrar fuentes alternativas de ingresos que permitieran
paliar la crisis desatada tras la desaparición del "campo socialista", y
desde entonces dicha práctica se ha mantenido en ritmo creciente,
deteriorándose aceleradamente la atención de salud al interior de Cuba.
Los ingresos derivados de esos contratos no se revierten en el
mejoramiento de la infraestructura y equipamiento tecnológico ni en
otros renglones imprescindibles para ofrecer a los cubanos un servicio
eficiente y de calidad.

Tras la "solidaridad", los hechos

Según una fuente oficiosa con reserva obligada, es cierto que muchos
médicos cubanos desconocen cuánto van a ganar en los países en los que
cubren servicios. "Una cosa es el 'contrato' que firmamos en Cuba,
generalmente en una reunión masiva donde nos leen la cartilla
ideológico-política, y nos entregan los papeles que hay que firmar
apurados, sin haberlos leído bien y sin que nos den copia de eso; y otra
muy distinta es lo que te vas a encontrar en el lugar de destino porque
muchas veces la realidad es más difícil de lo que imaginaste y te ves en
situación de destinar dineros propios para subsistir o al menos mejorar
esas condiciones".

La extrema violencia es otro de los peligros que enfrentan los galenos
en muchos de los países de destino y de la que no los protege el
contrato, en el que no se contemplan pagos por indemnizaciones.

Un número indeterminado de médicos han sido asesinados, mientras otros
han sufrido asaltos, agresiones y violaciones sexuales.
El desconocimiento por parte de los médicos, tanto de la cifra exacta
del pago que recibe el gobierno cubano como del que recibirán ellos
mismos, es otra triquiñuela del régimen para explotar al máximo una
fuerza calificada que cuando se inscribe en las misiones solo persigue
mejorar sus condiciones de vida familiar.

Así, la motivación de los galenos no es precisamente humanitaria, sino
práctica: obtener beneficios materiales y financieros o cubrir
necesidades de primer orden –tales como adquirir o reparar una vivienda,
por ejemplo– que no pueden satisfacer con sus salarios de Cuba. "De lo
contrario no habría miles de nosotros dispuestos a sacrificarse lejos de
la familia y corriendo tantos riesgos", apunta la fuente. También están
los que ven en las misiones una vía para emigrar.
"Ningún profesor de la escuela de medicina de los años 80' nos aclaró
que el juramento hipocrático incluía abandonar las prioridades de los
pacientes cubanos, pero igual es difícil hablar de ética en las
condiciones actuales", filosofa.

En cuanto al dinero, no todas las misiones pagan lo mismo. Por ejemplo,
en Haití es la equivalencia a 200 dólares mensuales, de los cuales es
necesario erogar 50 cada mes por una comida de poca calidad, más 30
anuales por la conexión a Internet. Se acumulan 2 mil en el banco cubano
al finalizar un año completo de trabajo, que se cobran en CUC. Las
condiciones de vida dependen del punto en que el médico se encuentra
prestando esos servicios: en Puerto Príncipe suele ser en una casa
colectiva, mientras en otros puntos al interior es en tiendas de
campaña. Hay muchos riesgos de contagio de enfermedades como el dengue o
afecciones respiratorias, etc. A la vez, hay que extremar las medidas
higiénico-sanitarias a nivel personal para no contraer el cólera.

En Angola el pago es variable, pero en promedio suma unos 600 dólares al
mes, mientras en Sudáfrica es de 900 a 1000 dólares. Venezuela ha sido
el destino mayor y permanente, pero si bien años atrás resultaba
atractivo para los cubanos debido a las facilidades que se les ofrecía
para la importación de efectos electrodomésticos, desde hace un tiempo
se han implantado restricciones a las importaciones porque al régimen de
La Habana le resulta más provechoso optimizar la extracción de las
divisas de estos "esclavos-misioneros" a través de sus propias las redes
comerciales, a precios exorbitantes.

No todos los esclavos clasifican para alquiler. Ante la pregunta sobre
los requisitos que debe cumplir un médico para ser seleccionado para una
misión, la fuente consultada asegura que hay un proceso de selección,
pero nadie conoce con exactitud los criterios ni los procedimientos que
se siguen. "Hay una decantación previa.

Por ejemplo, no necesariamente hay que ser del Partido ni destacarte
como 'comecandela', pero ante cualquier sospecha de que puedas ser un
posible emigrante porque tengas familiares cercanos fuera de Cuba, te
niegan la misión. Conozco muchos casos así, pero nunca te dicen por lo
claro los motivos de la negación. Son cosas que se filtran. Sin embargo,
no siempre hacen bien la investigación y de vez en vez se les escapa
alguien. No sé exactamente quién se encarga de hacer las
'verificaciones', porque no son las autoridades médicas, pero sí las
hacen y los métodos parecen ser los de la Seguridad (del Estado)".

Indignación sin indignados

Otro especialista, en este caso un docente, detalla otros aspectos de
los que apenas se ha ocupado la prensa y que constituyen un serio
problema de fondo: la repercusión de las misiones médicas ha dado lugar
a la carencia de galenos en los consultorios de atención a la población
cubana, por lo que en este momento se está produciendo un proceso muy
complicado que consiste en sacar a los médicos "no imprescindibles" de
los hospitales en los que ocupan plazas fijas y ofrecerles dos opciones:
salir a cumplir una misión en el extranjero o trabajar en un consultorio
como médico de la familia.

Esto ha desatado un descontento general de muchos galenos que, si bien
estudiaron como Médicos Generales Integrales con carácter obligatorio,
en la actualidad tienen diversas especialidades, incluyendo la cirugía,
gracias al adiestramiento obtenido en cursos de preparación para el
cumplimiento de programas masivos de colaboración –como la Operación
Milagro y otros–, lo que les permitió ascender en su calificación.

Abandonar las especialidades alcanzadas para encargarse de consultas de
servicio primario constituye un retroceso tan significativo como
profesionales que algunos médicos comentan informalmente que prefieren
quedarse en casa y dedicarse a consultar de manera privada que aceptar
dichas condiciones. Por otra parte, un sector significativo de galenos
que han cumplido servicios en otros países actualmente no se siente
dispuesto a repetir la experiencia, argumentando que es mayor el
sacrificio y los riesgos que los beneficios obtenidos.

"Es un proceso de indignación, pero sin indignados", me dice una doctora
amiga en referencia a que todos los médicos protestan entre sí por el
trato que reciben por parte de las autoridades cubanas, que los trata
como esclavos o como medios básicos, pero que no se animan a organizarse
para reclamar sus derechos.
Mientras, muchos gobiernos "democráticos" se prestan a complicidades
violatorias de los más elementales derechos laborales de estos y otros
especialistas cubanos, y hay instituciones y funcionarios
internacionales complacidos con los programas de cooperación de los
Castro y con los índices de salud fríamente reflejados en las
estadísticas oficiales de la dictadura. Ciertamente, si hay algo tan
vasto y profundo como la orfandad de los cubanos, es la impunidad de su
gobierno.

Source: Esclavos de bata blanca | Cubanet -
http://www.cubanet.org/destacados/esclavos-de-bata-blanca/

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