Análisis sobre la dualidad monetaria en Cuba
[12-02-2014]
Roberto Díaz y Héctor Maseda
Agencia Decoro
(www.miscelaneasdecuba.net).- La existencia de la dualidad de la moneda
en Cuba ha generado detractores, tanto en el orden económico como en el
social. Económico, porque de no producirse una unificación en un periodo
breve, ello pudiera significar la no inclusión de Cuba en los bloques
hemisféricos económico-financieros como miembro pleno y, en
consecuencia, su separación por falta de respaldo monetario que exigen
los programas de integración regional (ALBA, CELAC, CEPAL…) debido a no
poseer una moneda de convertibilidad comercial sólida y de ahí, su falta
de respaldo económico. Y social, por mantenerse en Cuba una minoritaria
capa social privilegiada con acceso al CUC (peso convertible)
inalcanzable para el 90% de la población. Ambas realidades,
interactuando simultáneamente, desencadenarían un retroceso definitivo
en las aspiraciones de nuestros gobernantes de dar una falsa imagen de
solvencia económica y solidez social a los Jefes de Estado y Gobierno de
las naciones vecinas.
Pero… ¿Qué es la "Dualidad monetaria?". En términos económicos cuando
dos monedas coexisten y comparten legalmente, en alguna medida, las
funciones del dinero en la economía nacional y que son utilizadas como
medio de pago; medida de valor (expresión de los precios de los bienes y
servicios que se comercializan, las deudas y los registros de los
valores económicos); así como medio de atesoramiento (depósitos en los
bancos y efectivo). Generalmente, la aparición de la dualidad monetaria
está asociada a situaciones que afectan severamente al sistema
productivo e impiden que la moneda nacional preserve las funciones del
dinero.
Esto precisamente es lo que ha ocurrido en Cuba. La moneda de curso
legal antes de 1993 -el llamado CUP o peso cubano normal- perdió toda su
vigencia como valor real de cambio, no sólo por la involución de la
economía sino por la pérdida de los socios de Europa del este (Bloque de
países socialistas con su organismo de integración económica conocido en
su época como el CAME). Éstos mantenían la economía isleña sin mayores
sobresaltos gracias a las prebendas de carácter político y
económico-comercial otorgado por la desaparecida URSS apoyada por la
otrora "Europa del Este".
De 1989 a 1993 y en la cúspide de la crisis de los años 90, existió en
Cuba una "dualidad monetaria": el CUP, sin valor real en el resto del
mundo, y el dólar estadounidense. En 2003 se suspendió, nacionalmente,
la circulación del dólar norteamericano. En el 1998 apareció como Ave
Fénix el "peso convertible" o CUC que se mantiene hasta el presente. Fue
una medida emergente surgida por la fuerte depreciación del CUP y por la
necesidad gubernamental de mantenerse con el control absoluto de las
pocas divisas extranjeras que ingresaban a Cuba. El CUC tampoco es
convertible, pues su valor se fija unilateral y arbitrariamente por las
autoridades de la Isla, no por el mercado internacional. Razón por la
cual ninguna de las dos monedas es transada en el exterior.
Por estas razones existe una virtual unanimidad en Cuba sobre la
unificación de las monedas, (CUP y CUC) pero desde 2003 hay un debate
sobre cómo hacerla y en qué plazo. En 2008, Raúl Castro expresó que:
"(…) la revaluación del CUP sería progresiva, gradual y prudente (…)",
pero advirtió que: "(…) es un problema complejo que requiere un estudio
profundo para evitar efectos traumáticos, por lo que la eliminación de
la dualidad tomaría entre 4 y 5 años (…)".
El valor del CUC tendría que ser reducido poco a poco porque si se
cortase el cambio de 24 a 12 CUP por un CUC, sin incrementar la
producción y la productividad, se crearía un caos mercantil. La
población compraría los artículos en la red de tiendas con ventas en
divisas por la mitad del valor previo. Se agotarían las existencias con
rapidez. El Estado se vería obligado a una nueva importación masiva de
bienes que pronto desaparecerían… y el ciclo se repetiría hasta el
infinito. Esta nueva realidad, como es natural, propiciaría una crisis
tan grande que conllevaría, según los entendidos, a drásticos cambios en
los órdenes político y económico, sin contemplar los agudos estallidos
sociales producidos por la desaparición total de las pocas posibilidades
que se tienen hoy de subsistencia, lo que generaría levantamientos y
rebeliones sociales masivas que el gobierno de Cuba no desea se produzcan.
La doble moneda -como afirman especialistas- crea distorsiones en
contabilidad fiscal y en política monetaria e impide la creación de un
mercado verdaderamente financiero. También distorsiona los costos, lo
cual no permite conocer con certeza la productividad de las empresas,
reduce el tamaño del mercado interno y de los sectores y redes
económicas, y enmascara los subsidios e impuestos incorrectamente
asignados. El sobrevaluado CUC incrementa el valor de las exportaciones
a la par que reduce el valor de las importaciones, lo cual agrava el
déficit en la balanza comercial de mercancías que, en 2011, se estima,
sobrepasó los US$ 7,000 millones.
Algunos economistas cubanos han ofrecido sus valoraciones sobre cómo
realizar en principio esta unificación. Expondremos algunas de ellas:
Juan Triana argumenta que para unificar las dos monedas hay antes que
decidir cuál es la que va circular y definir la tasa de cambio con la
que se efectuarán todas las operaciones.
Omar E. Pérez Villanueva recomienda suprimir el control de cambio a las
empresas, sin afectar el cambio a la población y establecer una reforma
global de precios.
Pedro Monreal advierte que la unificación sin incremento de
producción-productividad pondría presión sobre los precios, salarios y
pensiones, por lo que primero habría que implementar la reforma
estructural de la economía.
Pavel Vidal sugiere: devaluar de forma gradual el sobrevaluado CUC,
darle convertibilidad al CUP en el sector empresarial y establecer una
tasa de cambio más realista del CUC para eliminar la doble moneda y se
quede el CUP o una que siendo única, lo sustituya.
Al parecer las sugerencias económicas de los especialistas Pedro Monreal
y Pavel Vidal son las más adecuadas, en una primera etapa, para la
reformulación que pudiera ejecutar el gobierno cubano, por las
metodologías que se plantean y que, en este momento, utiliza éste dentro
de sus estrategias.
Ahora bien, visto de esa manera pudiese parecer muy fácil para los
gobernantes de Cuba el restablecimiento de la credibilidad monetaria,
pero… ¿Sobre qué elementos económicos y de crecimiento de sus activos
esperan sustentar éstos, sin tener en cuenta la afectación al poder
adquisitivo del cubano medio y sus beneficios de corte social que ya son
precarios?
Los especialistas que posee el CAT tienen una visión diferente para la
solución del problema. No consideran que las opciones antes analizadas
constituyan verdaderas respuestas en sí mismas pues sólo se aprecian los
factores económicos inmediatos. El problema debe analizarse sí, primero
económicamente, pero con la respuesta social en la otra mano. Es un
error político que puede costarnos muy caro en nuestras pretensiones de
tener una verdadera democracia en Cuba. Debemos recordar que una
transición no se materializa con sólo desearlo, pensar en ello o
plasmarlo en una declaración de principio. Es necesario actuar como
protagonistas de la misma. Es fundamental buscar una forma lógica e
integral para la transición, la menos traumática y, finalmente, actuar
en consecuencia.
El sistema económico del Estado cubano tiene una multiplicidad de
deficiencias que debemos atajar primero, y neutralizarlas después antes
de servirnos de éste. Esa realidad, debemos admitirlo, es harto difícil
de superar debido, principalmente, al deterioro integral a que ha sido
sometida la sociedad cubana durante más de medio siglo, producto -en
gran medida- a la politización e ideologización experimentada y que no
podemos ignorar, pues ello conllevaría a un estado de desorden difícil
de controlar. Después de expresadas estas reflexiones, los autores de
este ensayo económico, con humildad pero convencidos de la
profesionalidad con que hemos analizado el tema, pasamos a exponer
nuestras opiniones:
Primera:- Consideramos como muy probable que la unificación monetaria
tenga lugar inicialmente en las empresas y/o dependencias controladas
por el gobierno que operen con cierta liquidez de activos
internacionales, siempre que no se apliquen terapias de choque que
afecten a la ciudadanía en general. Esto les permitiría ir retirando
paulatinamente de sus operaciones diarias la moneda CUC o como señala el
economista Pavel Vidal "(…) ir devaluando, poco a poco, el CUC (siempre
que se aumenten la producción y la productividad, n. de los a. de este
ensayo) e ir dándole convertibilidad real al CUP (…)" como ya se ha
declarado oficialmente será éste la moneda que sobrevivirá al presente
caos financiero.
Segunda:- Las prestaciones de servicios deben regirse por los principios
de "la oferta y la demanda" y el de la "leal competencia" en el mercado
bursátil (sin caer en el error de fijar precios topes que generarían
escaseces y un mercado subterráneo o bolsa negra que afectaría el
despegue económico a que aspira un país que, ya es difícil de
controlar); así como mantener los flujos de suministros o insumos de
mayor demanda en una balanza equilibrada, para lograr la estabilidad
requerida en los diferentes mercados y sus ofertas productivas y de
servicios (nos referimos a los existentes que comercializan sus
productos o servicios en CUC o CUP, según sea el caso). Esto, a su vez,
traería como consecuencia una estabilidad real en los precios que
conllevarían a un ulterior equilibrio monetario. Esa sería una fórmula
de ir retirando, de manera paulatina, la moneda a eliminar. Es decir, el
CUC.
Tercera:- El gobierno tiene que descentralizar la economía y ceder su
absoluto control actual. Esto significa tendrá que aceptar la creación,
por parte de nacionales y foráneos, de espacios en inversiones privadas
que contemplen desde la microempresa hasta las grandes estructuras
empresariales no gubernamentales (mecanismo que exige se proceda de
manera transparente y sin dobles intenciones ni ambigüedades
regulatorias por parte de las autoridades del país), para no crear una
disfuncionalidad en los medios productivos que puedan generar,
conscientemente o no, una distorsión de los valores reales de
crecimiento del Producto Interno Bruto y su reflejo porcentual, que
impiden valorar si existe o no un verdadero despegue económico. Este
método aplicado sería, al mismo tiempo, el encargado de estabilizar los
activos nacionales, permitiendo una balanza equilibrada en los cobros y
los pagos así como las amortizaciones de deudas.
Cuarta:- Fue el gobierno cubano quien propició la dualidad monetaria
desde el año 1993 a la actualidad (US$ y el CUP primero y el CUC con el
CUP después), ésta última variante para monopolizar los Castro el
control de las monedas foráneas que entraban al país. Los errores
económicos y sus pésimos resultados los señalan a ellos como los únicos
y grandes culpables de la debacle económica y financiera que ha padecido
y padece Cuba en los últimos 54 años. No son culpables -como quieren los
hermanos Castro hacernos creer- ni el "embargo de los EUA contra Cuba"
(que paradójicamente ya en el año 2011 Cuba se había convertido, según
informes de Henry Godar ante las Naciones Unidas en el quinto socio
comercial con los EE. UU.). Tampoco son culpables la baja productividad
de los renglones económicos o la miserable remuneración salarial digna
de esclavos que le pagan las autoridades cubanas al ciudadano común;
sino más bien la deficiente -por no decir inexistente- política
económica que se utiliza en Cuba por el gobierno. Sumado a esto tenemos
el no cumplimiento por parte del Estado cubano de las responsabilidades
contractuales y la mora en los pagos que han llevado a nuestros
acreedores foráneos, gubernamentales o empresariales, a la suspensión de
los mismos con la consecuente pérdida de la credibilidad y prestigio,
ambas tan necesarias en el mundo de las relaciones comerciales
internacionales.
Quinta:- Estos argumentos nos llevan a un único razonamiento: después de
la unificación monetaria o virtual revalorización del único circulante
en el país y luego de todas las medidas para restablecer lo perdido en
materia de desarrollo, lo que faltaría sería la implementación de
medidas de carácter democrático reales que le permitan al pueblo cubano
decidir su modelo político y de gobierno, sin presiones o amenazas
gubernamentales de tipo alguno.
A modo de conclusión, debemos considerar el establecimiento de la
necesaria, inevitable y futura comercialización fluida de Cuba con
países desarrollados, creando para ello instituciones dinámicas y
enfocadas al desarrollo, descansando la economía nacional,
fundamentalmente, en la inversión privada ejecutada sobre los renglones
de bienes raíces; la industria de alimentos; la explotación de las zonas
pesqueras en la plataforma insular; la implementación de un paraíso
fiscal con regulaciones propias de un estado plural (donde resulta obvio
se respeten las cuentas y activos nacionales y foráneos); el despegue de
un turismo de alto nivel y la creación de estructuras de apoyo para su
correcta explotación; la prospección y explotación de los yacimientos de
petróleo en tierra y aguas profundas de exclusividad económica nacional;
la industria del níquel y el cobalto; la utilización de las
instalaciones tecnológico-productivas y centros de investigaciones
farmacéuticas y biotecnológicas; en cooperación científico-comercial con
los países verdaderamente importantes en esas disciplinas, que; entre
otras opciones, serían el colofón perfecto para que nuestro país
comenzara a insertarse de manera real e irreversible en las corrientes
mundiales del progreso económico, la prosperidad, bienestar humano y
seguridad social.
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BIBLIOGRAFÍA ACTIVA CONSULTADA.
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Source: Análisis sobre la dualidad monetaria en Cuba - Misceláneas de
Cuba -
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/Article/Index/52fb91253a682e1308d95b89#.UvyxSPldWaI
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